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Nil

Al día siguiente fui a la universidad después del gimnasio, pero no vi a Deva como las últimas veces en el camino de ida.

A primera hora tenía literatura, la única clase que compartíamos, pero ella no estaba, al menos al comienzo. La vi entrar por la puerta con el moreno que siempre la acompañaba, Jordan. Era un día caluroso, pero ella llevaba puesta una sudadera y una falda, que, como todo, le sentaba de maravilla.

Yo estaba al final de la clase cuando nuestros ojos se cruzaron. Pero su mirada tenía algo, no reflejaba la sonrisa del día anterior, era fría, desprovista de sentimiento.

No había nada.

Se sentó unas filas más adelante de donde yo me encontraba y escuché lo que el rubio que me habló la semana pasada le dijo a Jordan.

—Ayer desapareciste de la nada, tío, ¿de qué coño vas?

—Deva tuvo un problema y fui a ayudarla.

—Como no siempre te toca salvarle el culo a esa, ¿qué pasa? ¿No puede arreglárselas solita?

—Cállate, Conor.

El rubio no volvió a hablar con él en toda la clase.

Quienes sí hablaron, o más bien discutieron, fueron Jordan y Deva. Él parecía molesto con lo que su amiga decía, ella seguía sin tener expresión alguna.

—Para estudiar a Reverte os leeréis un libro suyo de libre elección —explicó la profesora—, y al terminarlo haréis un análisis de su forma de escritura. También quiero que hagáis una investigación sobre él y para esto no utilizareis más que información escrita en papel. Hay suficiente en la biblioteca de la universidad o en la pública en el centro.

Sonó el timbre y todos salimos de clase sin esperar a que ella dijera nada más. El teléfono vibró en mi bolsillo cuando estaba llegando a la cafetería. Era mi hermano.

—¿Qué pasa? —era raro que me llamara en horario de clase, ademas el debería estar trabajando.

Escuché un suspiro a el otro lado de la línea —Ha entrado una mosca en casa, no sé cómo, y no quiere irse.

—¿Que...?

—¡No me llames mosca!

¿Carlos?

—¿Qué hace él ahí?

—¿A mí que me cuentas? Y ¿desde cuando tiene llaves?

—Le di yo unas...

—Pásamelo —escuche ruido después de que Carlos dijera eso—. ¡Amigo! ¿Como estas? Hace mucho que no hablamos, veras es que he tenido un problema en mi piso y...

Me pasé una mano por la cara. Él era un muy buen amigo mío pero éramos muy distintos. Carlos trabajaba en un taller de coches y no estudiaba, vivía en un piso con otra gente. Ya era raro que no lo hubieran echado antes.

Oí a Dean hablar de lejos —¡Nil, ni de coña!

—Vaamooos, solo van a ser unos días. Nil, no me dejes tirado.

—Es de Dean el piso.

—Dean, no me dejes tirado.

—No eres amigo mío.

—¿Me dejarías dormir en la calle? ¿Con lo peligroso que es eso?

Escuché como discutían mientras yo hacía la fila para comprar algo para comer. Vi a lo lejos la mesa de Deva, que estaba hablando con una chica rubia y otra pelirroja. Se estaba riendo por algo que había dicho una de ellas.

Dos Almas (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora