En su juventud había sido una mujer muy rebelde y mimada, no podían culparla cuando había sido la única nieta de su abuelo Hashirama, el hombre le había dado todo lo que quería y se acostumbró a eso; luego se encargó de hacer rabiar a todos los hombres nobles de la capital con su actitud para nada "apropiada".
Y al final, conoció al que sería su esposo; pensó que nunca existiría un hombre capaz de domarla, pero Dan demostró lo contrario.
Luego vino la guerra y perdió todo lo que amaba, se hundió en el alcohol y las apuestas, decidió usar su estatus a su favor y se dedicó a hacer de la vida de los nobles machistas de la capital un infierno.
Aunque ahora tenía que hacerse cargo de una niña, que por cierto era la princesa imperial, y que por cierto, también era la próxima gran gobernante del país del fuego.
La chica era lista, eso tenía que admitirlo, cada prueba que le ponía ella la realizaba con éxito, siempre esperando más y más. Además de que tenía su carácter, eso le agradaba, si iba a ser la emperatriz no podía ser una chica insulsa y obediente igual que todas las nobles de la capital, no, ella debía de aprender a ser férrea y astuta para poder lidiar con los vejestorios de los consejeros, sólo Kami-sama sabía lo necios que eran esos hombres.
Sin embargo; Sakura seguía siendo joven, por más inteligente y responsable que fuera necesitaba de libertad y la idea del emperador de mantenerla encerrada en el palacio le pareció una idiotez.
Y tenía la razón justo enfrente.
-no creo que vaya a encontrarla señora Choi- comentó Tsunade, aún de pie en medio de la habitación de la princesa, mientras observaba a la apurada mujer buscando por todo el lugar. Estaba segura de que la había visto buscar en un jarrón.
-esa niña me las va a pagar- musitó la mujer, sabía que su señorita no aguantaría mucho encerrada en el palacio, había estado acostumbrada a correr libre por las verdes praderas del bosque o montar a caballo hasta el atardecer ¿qué le hizo pensar que se quedaría quieta? Ya estaba demasiado vieja para esto- debemos avisarle a su majestad imperial.
Tsunade tarareó recorriendo la habitación y mirando alrededor con desinterés- yo me haré cargo.
La señora Choi volteó alarmada hacia donde estaba la Senju- ¿qué?
-ella es mi responsabilidad, además no queremos hacer un alboroto con toda la guardia imperial detrás de la princesa escurridiza- comentó con simpleza, jugando con una de las plantas que adornaban la habitación de la princesa.
Todo aquello sonaría lógico para los demás, lástima que la señora Choi conocía muy bien a esa mujer.
-quiere ir a apostar al pueblo ¿verdad?- inquirió con los brazos cruzados.
ESTÁS LEYENDO
Nuestra amada princesa.
FanfictionLa vida en el palacio puede ser muy difícil, llena de chismes, y constantemente controlado por un montón de personas oportunistas deseosas de poder. Sakura tendrá que aprender a vivir como una princesa y ser la digna heredera del trono que todos esp...