La vida en el palacio puede ser muy difícil, llena de chismes, y constantemente controlado por un montón de personas oportunistas deseosas de poder.
Sakura tendrá que aprender a vivir como una princesa y ser la digna heredera del trono que todos esp...
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—así que... ¿cómo has estado?—fue lo único que pudo preguntar Shikamaru a la princesa frente a él. Sakura lo había dejado y se había quedado con los príncipes de la arena, aún recordaba la mirada vacilante de la chica al dejarlos solos.
Temari se cruzó de brazos frente a la mesa de té que habían preparado los sirvientes del palacio para ellos, sonrió de lado al ver que el muy idiota no cambio mucho en ese tiempo.
Bueno, algo si había cambiado.
—¿eso es todo lo que se te ocurre preguntarme?—se burló de él—no voy a morderte así que deja de actuar como un cachorro asustadizo.
—pues la última vez que nos vimos me diste un buen golpe con ese abanico tuyo.
—acabábamos de terminar, tenía el corazón roto y tú tenías que pagarme con algo esos años de relación—explicó la chica mientras se encogía de hombros.
—aún tengo una marca...—frotó su cabeza en busca de la cicatriz que le dejó.
—éramos muy inmaduros, no entendíamos muchas cosas. Y confundimos ciertos sentimientos—Temari siguió hablando, sorprendiendo al Nara con sus palabras. Ella no solía aceptar muy a menudo sus errores—al paso que va pronto me convertiré en emperatriz. No puedo tomar esa responsabilidad sin antes aceptar que esos sentimientos se han ido y hablar contigo.
—Temari...
—nos quisimos mucho ¿cierto?
—lo hicimos—aseguró Shikamaru. Si, ninguno de los dos tenía ese brillo que aparecía cuando se miraban el uno al otro, toda esa magia de amor juvenil se había esfumado— ¿hay alguien más? Escuche que la audaz princesa del viento ha estado muy feliz junto a un acaudalado noble del país del viento.
—el es muy... muy bueno—sonaba como si estuviera soñando, se sintió contento por ella—quién sabe—levantó las manos—tal vez podría ser el próximo consorte real del viento.
—que los dioses se apiaden de él—se burló, y ambos comenzaron a reír como en los viejos tiempos—tendré que hablar con el chico para ver si es digno.
La princesa chasqueó la lengua—¿no sería raro que conversara con mi ex?
—¿quién mejor que yo para advertirle?
—sigue así y te voy a dar con mi abanico otra vez—advirtió con diversión. El palacio del emperador del fuego era magnífico, muy diferente al de su padre, entendía porque a Shikamaru le gustaba tanto, aunque ahora había otra razón para que el chico quisiera estar ahí—se ve que ella es buena.
—¿de qué hablas?—Shikamaru la miró confundido.
—la princesa... ella será buena para ti—respondió, satisfecha de ver la cara enrojecida de su querido amigo. No necesitaba saber más, se levantó para salir de la pequeña pagoda en la que habían estado charlando—no lo arruines otra vez. O esta vez si que te haré pagar.
