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Dos de la tarde exactos, hoy el clima es más soleado que de costumbre.

las mismas calles de Roppongi, el mismo recorrido de siempre, esto es tan agotador, no hay nada nuevo ni emocionante en mi vida.

Esta vez decidí desviarme un poco de la misma rutina que hago todos los días de regreso a casa, fui por otro camino que daba a un pequeño parque, sería bonito venir aquí algún dia.

El parque era tan bonito pero por alguna extraña razón no había nadie, todo estaba tan solitario que daba miedo.Apresure mi pasos, ya me esta arrepintiendo.

Trate de caminar lo más rápido que pude hasta que unos quejidos llamaron mi atención, en una esquina del parque exactamente por los columpios había un tipo robusto acorralado a dos pequeños niños.

Mi instinto me decía que vaya y los proteja y así fue, corrí como nunca en mi vida, tome vuelo y salte dándole una patada en la cabeza sin pensar en las consecuencias.

El hombre gimio de dolor, mientras me incorporaba y me ponía rápidamente delante de los niños, ¿tenía miedo? claro si lo tenía, pero por alguna extraña razón quería protegerlos.

Cuándo pude apreciar la cara del sujeto, una exclamación de sorpresa salió de mi boca.

-¿Acaso yo te hice eso?- pregunté.

La pregunta era muy obvia yo no podía haberlo hecho eso, mi patada le cayó en la cabeza no en la cara. ¿Encontes quién fué?.

¿Esos niños? No eso es imposible.

la cara del tipo estaba todo moretiada con un ojo cerrado supongo que por golpes, tenía la nariz rota y el labio partido.

-Maldita mocosa, por que me atacas a mi, ellos son los monstruos mira como dejaron mi cara, pero de está no saldrás ilesa- El sujeto se acercó a mi con toda la intención de golpearme, sabía en lo que me había metió pero no retrocedí.

Cerré los ojos por instinto pero el golpe nunca llegó. Cuando los abrí pude apreciar al sujeto de rodillas mientras los niños agarraban su rostro todo golpeado. ¿Estos eran los mismos niños de antes?

-Pídele perdón cabrón, asustaste a esta pobre gatita- exclamó el niño rubio con un moño amarrado.

-Púdranse, malditos hijos de pu.. - no pudo terminar ya que el mayor de los hermanos hizo estallar su cabeza contra el suelo de una patada

Como pueden hacer eso unos niños que no pasan de los trece años.

-¡Basta, paren los dos, lo van a matar! reaccione y caminé hacía ellos.

-quieta- me detuve

-Mi hermano te dijo algo, obedece y pide perdón- hubo un silencio incómodo por varios segundos.

-Vaya parece que no hablará al final hermano- bufo -pasemos a la siguiente fase- sonrió el menor de los hermanos mientras se posicionaba a la altura del brazo del sujeto.

-Llegó tu momento favorito Rindou- sonrió el mayor posicionándose en la cara del tipo.

-Esta bien perdón, perdón, no me hagan nada por favor- El sujeto se removía en el suelo mientras imploraba que lo suelten.

-demasiado tarde-

El niño de trenzas estiró su puño dispuesto a tirarle un puñetazo, pero se detuvo cuándo escucho mi voz.

-¡DETENGANSÉ!- grite lo más alto que podía mientras sujetaba el brazo del niño trenzado. -Él ya pidió perdón, por favor paren, yo lo perdonó-

𝐒𝐎𝐘 𝐁𝐄𝐓𝐀 | 𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 𝐇𝐚𝐢𝐭𝐚𝐧𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora