Los Ardley, se encontraban en la mansión que tenían en Londres, a excepción de Albert ya que ese día era el quinto domingo, además era la semana en la que la reina Victoria, hacía varias actividades antes de la gran fiesta, estaba esperando la salida de los pequeños rebeldes, recordó que en más de una ocasión su buen amigo Richard y él fueron llamados a la dirección por las travesuras de sus hijos, por más que los niños no querían meterse en problemas siempre los atrapaban como en una de esas que los encontraron en la cocina piendole postres a la cocinera del lugar, sobre dinero que piden a cambio de que ellos le hacen las tareas, etc, etc, lo que las monjas y ni los mismísimos Albert y Richard sabían, era que sus hijos se escapaban del colegio para dar uno que otro paseo, e incluso de que se reunirán en la Colina, o de sus reuniones que hacen en las noches en alguna de sus habitaciones, en esos detalles Candy y Terry eran bien cuidadosos, ellos temian que algún día los podrían atrapar, la ventaja de llevar varios años encerrados en ese lugar era que conocian cada rincón del colegio, las horas en las que las monjas hacían su ronda, los lugares que hacían guardia en las horas de recreo para evitar que chicos y chicas se encontrarán en horas libres, pero apesar de saber esos detalles no pudieron escaparce de algunas regañadas de las monjas.
Espero unos cuantos minutos y salieron bien contentos agarrados de las manos Albert ya estaba acostumbrado a esa muestra de afectó que tenían los niños, recordó como se escandalizó cuando los vio agarrados de la mano como un parde enamorados Richard se rió de la actitud de su amigo llamandolo suegro.
Albert solo se enojó con su amigo Richard, la voz de Candy lo trajo de nuevo al presente
- Papá llegaste....- Candy soltó la mano del castaño y corrió abrazar a un Albert muy feliz por ver de nuevo a su retoño Pecoso
- Mi hermosa Candyw, mi niña....mira cuánto has crecido en un mes -
- Papá aún estoy pequeña- Le dijo Candy en tono enojado
- Para tu información Pecosa si has crecido algo - Fue la voz de Terry
- Terry tu también, mírame soy muy enana no he crecido nada
- Losiento señor Ardley, como está, me alegra volver a verlo, perdón por no saludarlo...- Fue la voz de Terry de nuevo para quedar bien con el padre de su amiga
- Terry y yo que pensaba que ya te olvidaste de este viejo- Bromo Albert
- Viejo...perdón que le contradiga pero usted es muy jóven-
- Oigan podemos irnos ya- Fue la vocecita de Candy un poco soñolienta
- Perdón mi amor...bien vamos niños es hora de irnos de este lugar
Los rubios y él castaño subieron al auto, Albert conversaba amenamente con Terry, a él le pareció extraño que su hija estuviera muy callada, la rubia estaba acurrucada en el pecho del castaño, mientras Terry la abrazaba y le daba pequeñls besitos en su cabello o en unos ratos acariciaba el rostro y cabello de la rubia, Albert abrió muy grande los ojos, era la primera vez que los veia tan cerca quería gritarle a Terry que soltará a su hija, estaba apunto de hacerlo cuando Candy se quedó completamente dormida, Terry también contagiado del sueño de su amiga apego su menton en la cabeza rizada de la rubia y se durmió la.verdad que los párpados le pesaban mucho
A Albert le extrañó esta actitud de los niños, normalmente sabían moverse como kuicas por todo el auto, pero en esta ocasión estaban dormidos, lo que él no sabía era que los niños hicieron una pijamada
Colegio San Pablo un día antes
- Silenció - Grito la hermana Grey, en la hora de la cena, los más pequeños, los notan pequeños y los adolescentes se asustaron por la intromisión de la hermana Grey, la verdad era que a veces la rectora se ponía más molesta que un grano en el trasero, y su única forma de quitarse el mal humor era gritar unas cuantas cosas y mandar algunos estudiantes al cuatro de meditación o a la torre de castigo, en esos días Terry y Candy trataban de ser más cuidadosos con sus encuentros en esos días de locura mental que le daba a la rectora.
La cena paso en un incómodo ambiente por los sermones y una que otra que decía la hermana Grey.
Después de la cena y cuando las luces ya se apagaron por completo, Terry y Candy estaban juntos en la habitación de la rubia, aquel parde niños tenían una agradable noche contando historias de terror, jugando juegos de mesa, degustando postres, dulces y bebidas, tenían libros para colorear, jugaban adivinanzas, contaban chistes e incluso una divertida pelea de almohadas, la verdad que este par se la pasaron despiertos toda la noche, cuando ya estaba apunto de amanecer Terry se despidió de su única amiga, pero lo increíble de esta pijamada fue que los dos estaban medios dormidos sin darse cuenta Terry le dió su beso de despedida pero en esta ocasión no en la mejilla si no en los labios de la pequeña Candy, por su parte la Pecosa como estaba con un gran sueño no reclamó nada se dejó besar como muñeca de porcelana, fresas y menta se mezclaron el beso duro duro unos cuantos minutos, al separarse Terry le dió un corto beso mordiendo su labio inferior un poco, está vez al separarse salió de la habitación y como un mono soñoliento salto de rama en rama hasta llegar a su cuarto.
Dos horas después
Todos los estudiantes salían de sus habitaciones, Candy y Terry también solo que ellos tenían unas grandes ojeras por no dormir en toda la noche, las amigas de Candy le hicieron un sin fin de preguntas sobre su aspecto, pero ella solo contesto que no pudo dormir bien, al igual a Terry él solo tenía un pequeño grupo de amigos, también le preguntaron sobre su aspecto, pero el no respondió a las preguntas de sus supuestos amigos.
Fin del flashback está vez narrado por la escritora
Volvamos al auto donde Albert, pensaba en como darle la noticia a su hija sobre la pronta aparecion de su mamá, la verdad que él estaba sin muy sorprendido por tener de nuevo a su único amor, después de unos cuantos kilómetros Candy y Terry se despertaron sus aspectos estaba un poco mey, Albert se dió cuenta que cada uno tenía unas ojeras enormes decidió no preguntarle nada ya que a veces ellos mismo en un lugar apartado sabían conversar sobre sus travesuras a veces Richard y él lograban escuchar algunas de las cosas que tenían planeado hacer, lo único bueno era que Candy y Terry única hablaban de sus salidas del colegio eran uno de los tantos secretos que no sabían sus padres sobre sus pequeños rebeldes.
Después de una larga travesía Candy, Terry y Albert llegaban a palacio real, la verdad que la reina sabía querer ver a sus pequeños ángeles como ella los sabía llamar, Albert y Richard solo sabían rodar los ojos ya que ellos sabían que no eran tan dulces si no todo lo contrario eran rebeldes solo que Candy era más calmada que Terry en la parte de las travesuras, pero cuando los dos estaban juntos era de temerlos ya que en una de sus tantas travesuras George y Jason los salvaban como los fieles caballeros de armadura blanca como los bautizo Candy.
Mansión Ardley
-¿Albert y mi hija aún no llegan?- Dijo en tono preocupado Aurora.
- Señora Ardley, me olvidé informarle que la señorita Candy y el señor Ardley siempre van primero con su majestad-
- Ohh señor George, la verdad que ya quiero conocer a mi hija-
- Señora Ardley quedará encantada con la señorita es una buena niña, es amable, sociable y muy solidaria-
- Señor Jhonson mi hija es maravillosa Bert hizo un buen trabajo con mi bebé- George dejo sola a Aurora, imaginando el pronto reencuentro con su hija varios días pensando que estaba sola, estaba feliz por tener una familia....
Continuara.....
Hola les dejo la primera parte de este capítulo, pronto les tendré listo el próximo capítulo, la verdad que aún no estoy tan atareada con.las clases, pero las primeras semanas sin un poco frescas pero después me dijeron que ya venía lo complicado, bueno me despido de ustedes nos estaremos leyendo muy pronto, pórtense cómo se les de la gana pero eso sí cuídensen, por si no público nada en la próxima les deseo feliz cumpleaños a las personas que cumplen en este bonito mes, una feliz navidad y un próspero año 2022.
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De la amistad al amor
RomanceLos personajes de Candy Candy no me pertenecen, escribo esto con el fin de entretenimiento La historia comienza con una Candy de cinco años de edad y un Terry de seis años, ambos se conocen en el San Pablo son amigos inseparables, pero con el pasar...