- Candy....apúrate o llegarás tarde- Le menciono Aurora a su hija desde el marco de la puerta, tenía la intención de ayudar a su hija con su cabello, pero uno de sus pequeños hijos empezó a llorar, Aurora no tuvo más remedio que atender a su hijo....Candy solo atino a decir
- Voy mamita...- Mientras estaba por terminar de peinarse, giro su cabeza para ver el reloj de pared que colgaba en el lado izquierdo de su habitación, se dió cuenta que estaba con tiempo de sobra para llegar al colegio, se terminó de amarrar su cabello en una hermosa trenza francesa y bajo a desayunar junto a su papá quien ya estaba en la mitad de su desayuno, la Pecosa lo saludo con un beso en la mejilla que Albert le dé volvió lo mismo y agregando un -Buenos días-
Al terminar sus alimentos se lavo sus dientes, se echó un poco de loción, se dió un último vistazo en el espejo, agarro sus libros y se fue al colegio en la compañía de Albert
*******
Antes de dirigirse al colegio, realizaron una parada para recoger a Terry quien ya los esperaba, en esta ocasión Albert conducía, mientras Terry molestaba a Candy,- Albert los miraba desde el retrovisor en su interior se alegraba que su hija era feliz con la compañía de Terry, pero al mismo tiempo sentía celos de la cercanía que tenían los dos, pero que podía hacer su hija era feliz, sus hijos también eran felices, él era feliz por tener a su esposa, pero en el fondo tenía miedo de que esa felicidad se acabará a veces necesitaba la cercanía de Aurora para calmar esas angustias de perder toda esa felicidad, solo ella lograba darle paz con su cercanía, con sus besos, mimos y palabras que prodigaban todo el amor infinito que ella sentía por él y viceversa.
Al llegar al colegio, los tres bajaron en total silencio la hora de que Candy vea a sus primos se acercaba
-Tranquila yo estare apoyandote...-Le susurro Terry, ella solo asintio incapaz de articular una sola palabra por los nervios, Terry vio que no era el momento de jugarle una broma, o sino su querida señorita pecas terminaría enojado con él
- Terry le dió un beso rápido antes de entrar a la cárcel, ella sonrió levemente, pero enseguida su sonrisa se borró por los nervios, Candy agarrada del brazo de Terry entraron a la cárcel.
- Vamos chicos...- Dijo Albert al dirigir sus pasos al rectorado, las hermanas avisaron sobre la llegada de los rubios y el castaño, al estar frente a la hermana Grey conversaron un poco y enseguida fueron llevados a un salón de visitas, Albert fue él único que entró, ya que Terry sugirió que primero debían hablar con los primos de su novia así Candy se preparaba mental y psicológicamente para verlos; Albert comprendió que era lo correcto sin reclamar nada espero a que llegarán sus sobrinos, por una parte eso era lo que tenía en mente Terry la otra era que justo por esa parte era un buen escondite para poder estar con su novia, pero en este momento no era el indicado, él castaño le acariciaba los risos de la muchacha, en unas ocasiones su rostro e incluso jugaba con las manos de la chica, ella por su parte agradecía que su novio la alegrará así que ella fue quien lo beso era un beso casto y tierno
Por otro lado tenemos a Anthony, Stear, Archie, Niel y Eliza, dirigiendo sus pasos al salón donde él patriarca los esperaba, todos se preguntaban del llamado ya que apenas el día de ayer ingresaron al colegio y se estaban tratando de adaptar a esta nueva forma de vida, lejos de la libertad, Eliza pensaba que talvez era para conocer a la sosodicha hija del Patriarca Ardley, aunque a decir verdad ella si tenía curiosidad de como era la hija, pero su mente la llevo a su infancia recordó a una niña de cabello rubio, claro se dijo ella como pude olvidar que Candy era la única hija del patriarca, lo mismo les ocurrió a los otros, recordaron a Candy una niña muy alegre y con un noble corazón, antes de entrar tocaron la puerta, al recibir el acostumbrado adelante, los cinco observaban como Williams Ardley estaba completamente solo.
- Buenos días tío Williams- Saludaron los jóvenes
- Buenos días chicos- Con una seña comprendieron que ellos tenían que sentarse, después de eso Anthony se atrevió a preguntarle por su prima
- Tío...¿En dónde está Candy?-
- Anthony...gracias por quitarme el discurso que tenía planeado decir, pero ¿No pensé que recordarás a mi hija?- Si supieran que tenía tres hijos más, y no solo eso que Aurora estaba viva y no muerta- Se decía en su mente, para la sociedad el seguía siendo el viudo Ardley que se quedó a cargo de su hija, solo pocas personas sabían que era felizmente casado con su difunta esposa y con tres hijos más, pero eso aún no anunciaba en público Albert de que ella estaba viva, la primera era que quería que estuviera fuera de peligro tanto sus hijos como su esposa, además no quería tener de nuevo a Arnold Miller cerca de su mujer ya que si bien desde la muerte de su esposa nunca lo volvió a ver, pero si ese hombre se entera que su esposa no estaba muerta, además tenía una teoría desde hace tiempo, pero no tenía las pruebas para demostrar que él tuvo algo con la supuesta muerte de su esposa, estaba seguro que se logró aliar con Sara, pero donde encontrar pruebas, talvez si metía a alguien a una de esas casas, solo talvez así lograría descubrir algo referente a su esposa...por el momento decidió que era dejar esos pensamientos ya que estaba con sus sobrinos.
- Claro que la recuerdo....es mi prima, además de que en todos estos años nunca la has traído a Chicago tío...- Le reclamaba Anthony en mitad verdad y mitad broma...ya que como los demás no sabían el verdadero motivo de nunca más volver a Chicago
- Es verdad tío... Anthony tiene toda la razón- Los secundo Stear y Archie, a un Albert que escuchaba atentamente a cada uno de sus sobrinos
- Si tío...no entiendo la razón de estar lejos de casa- Comento Eliza...- Si supiera que al inicio aleje a mi hija de unas pestes como ustedes...pero no saben el verdadero motivo de nuestra vida en Inglaterra.
- Chicos dejemos estos reclamos para otro día....no quieren ver a su prima- Albert cambio el tema drásticamente para que no averiguaran más de lo debido
Los chicos asintieron felices de poder ver a su prima, Eliza le dió una fingida sonrisa al igual que Neal, lo cual Albert si se dió cuenta de eso, por otro lado Candy se animó ya a separar fuera del salón de visitas, Terry aún sujetaba su mano para darle fuerzas
- No temas Candy...todo saldrá bien- Terry le susurró en su oído a la rubia, ella sonrió ampliamente, después giro su rostro y tomando una bocanada de aire se atrevió a golpear la puerta.
- Escucho el acostumbrado adelante...- abrió la puerta y se agarró del brazo de Terry necesitaba tenerlo o más cerca posible....
- Buenos días...- Fue lo primero que dijo al estar ya dentro de ese salón, ante la antena mirada de sus primos....
Continuara....
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De la amistad al amor
RomansaLos personajes de Candy Candy no me pertenecen, escribo esto con el fin de entretenimiento La historia comienza con una Candy de cinco años de edad y un Terry de seis años, ambos se conocen en el San Pablo son amigos inseparables, pero con el pasar...