Delirio

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- Suéltame....Gritaba la mujer....Porque me sigues atormentando... Ya quiero descansar de esto, entiende yo no te amo y nunca lo haré...- Le dijo la mujer entre lágrimas antes de que cayera en la inconsciencia por culpa del cloroformo 

Él hombre miro a la mujer y vio aún lado a la hija de está, no podía creer que eran casi el mismo reflejo a excepción de las pecas, ya que la niña los había heredado de su abuelo, suspiro cansado y levanto el cuerpo de las dos mujeres tan parecidas, llenas de vida y con un corazón tan noble, ambas amarradas e inconcientes eran observados por tres pares de ojos, dos pensaban si era necesario hacer esto y la otra estaba llena de dicha.

- Hay que irnos....- Dijo la mujer al chófer

- Él hombre arranco el auto sin decir nada, conocía a la señora y su hija, no le gustaba lo que estaban haciendo a las damas, pero necesitaba el dinero para salvar a su hijo, era eso o perdería a su niño, en la parte de atrás la pareja observaba a las mujeres que dormían bajo el efecto del cloroformo

Llegaron a una cabaña a fuera de la cuidad, el chófer y él hombre sacaron a las damas del auto, mientras la mujer miraba todo los movimientos, adentro las encerraron en diferentes habitaciones, las horas pasaron y poco a poco las rubias estaban despertando, ambas asustadas miraron a su alrededor... Trataron de guardar silencio, sabían que estaban en peligro, miraron todo a su alrededor y trataron de buscar un punto débil, con el poco movimiento que tenían lograron encontrar un lugar por el que podían salir

Escucho como la puerta se comenzó abrir, ella recocio esos pasos sin siquiera abrir los ojos, trato de fingir que seguía durmiendo, la persona cerró la puerta, sonrió un poco aliviada al escucharse sola otra vez, tenía que buscar la forma de escapar y lograr salir con su hija, estaba angustiada por su primogénita, rezaba con todos sus fuerzas de que su amado las encontrarán, no podía imaginar cómo se sentirían su familia....

Se los podía ver discutiendo, eran gritos los que casi se daban

-Es una locura...- Le decía él hombre

- No me digas que es una locura, estabas de acuerdo con todo esto... - Le decía ella muy enojada

- Si, pero yo pensé que solo la secuestrariamos a ella, no con todo su hija... - Le dijo ya al borde de querer golpear a esa mujer

- Y que querías que haga, soltarla...La tonta me reconoció...- Dijo la mujer en el mismo tono que él hombre

- Pero no podíamos dejarla en la calle y ya...- Dijo tratando de calmarse

- Pero si la soltaba ella nos podría delatar...- Dijo la mujer

- Además no le haremos nada...-

- La podremos amordazar mientras, haces tuya a la madre de esa enclenque- Dijo la mujer con sorna

- Tienes razón... Pero ya no estoy seguro de esto...- Dijo con mucha duda él hombre

-¿ Y no era lo que tanto deseabas?- Le pregunto la mujer

- Pero yo deseaba que se enamorara de mí...- Dijo él

- Pero te rechazó...- Le dijo recordando que su primo ganó el corazón de la jóven

- Pero... No puedo hacerlo... Utilizarla, poseerla a mi antojo y regresarla...- Dijo él

- Entonces puedes hacer que te ame... Si le dices que le harás daño a su hija...- Dijo ella sin pensarlo

- Podía ganarme a su hija...- Dijo él, pero había hecho mucho daño a la mujer de ojos verdes... Cuando entro a la habitación, la vio inconsciente aún por el cloroformo, y quizo en ese momento quitarle toda la ropa y poseerla de una estocada, pero recordó que no sería lo mismo, sin los ruidos de pasión y que ella le prodigara por más placer, recordó las veces que ella se insinuaba con su enemigo, él deseaba eso... Que fuera dulce y apasionada al mismo tiempo.... Su esposa era linda, pero no era ella, eran diferentes, siempre que le hacía el amor se imaginaba que era ella, aún recordaba el sabor de sus pechos y sus labios que te invitaban a ser besados, los de su esposa eran fríos y muchas veces no podía saciar lo, en cambio miraba como su rival siempre estaba con una sonrisa, una vez logro entrar a las oficinas sin ser visto, deseaba tanto verla una vez más solo una para poder olvidarla, pero no logro verla, simplemente vio como ingresaba con su esposo a la oficina, trato de verla pero no pudo, a duras penas escucho los gemidos de su amor imposible

De la amistad al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora