CAPITULO 2

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-¿Pero se puede saber dónde está? Es hora de cortar la tarta.
-Estoy segura de que estará aquí de un momento a otro -______ _____ Hemmings intentó tranquilizar a la acelerada organizadora de su boda --. ¿Por qué no le pides a uno de los amigos del novio que mire en el baño mientras yo voy a ver si está en el vestíbulo.
Con franqueza, se diría que Michael ya debería saber a esas alturas que el novio no desaparece en medio del banquete.
-¿Va todo bien? -Wendy, la dama de honor de _________, se acercó con sigilo para hablar con ella.
-No encuentro a Michael. Supongo que necesitaba un momento a solas.
Wendy alzó una ceja.
-Bien...
Está bien, quizá Michael no fuera el hombre más introspectivo del mundo pero, con todo, era el día de su boda. Bien sabía Dios que hasta _________ estaba un poco abrumada con todo aquello.
-Supongo que no lo habrás visto.
Wendy sacudió la cabeza.
-¿Dónde está su hermano? Creí que el trabajo del padrino era vigilar al novio.
-Se fue justo después de hacer su brindis -dijo ________. La novia sonrió un poco al pensar en el brindis de Luke. Tan ensayado, tan civilizado. Tan poco propio de él. Luke no era un tío que se preocupase mucho por lo que la gente pensase de él, sobre todo no la multitud pomposa y prepotente que se había dignado a asistir a la boda de _________. El estilo relajado y natural de su cuñado lo hacía destacar entre aquella masa, incluso cuando intentaba encajar.
Al contrario que el de Michael, que podría haber posado para la portada de GQ, el cabello rubio de Luke siempre iba un poco desaliñado, y su cuerpo sexy y musculoso era el sueño sexual que toda mujer podía tener. Pero había aparecido con un aspecto absolutamente delicioso con el esmoquin que se había puesto para la boda y una camisa blanca que contrastaba de una forma de lo más seductora con su piel, teñida por el fuerte sol caribeño. Luke siempre había sido guapísimo, con mucho estilo, y había mejorado todavía más en los cinco años que habían pasado desde la última vez que _________ lo había visto.
La novia cerró los ojos e intentó no imaginarse los musculos bronceados que ocultaba aquel esmoquin. __________ creía haber superado siglos atrás aquel enamoramiento absurdo y adolescente, y desde luego el día de su boda con el hermanastro del objeto de sus deseos no era el mejor momento para resucitarlo.
__________ se dio una bofetada mental; era el día de su boda, por el amor de Dios. Todos aquellos meses de duro trabajo y preparativos al fin daban su fruto y no era el momento de revivir el encaprichamiento, muerto mucho tiempo atrás, por cierto, que había sentido por la oveja negra de la familia de su fabuloso novio.
La novia salió del salón de baile y se abrió camino por el vestíbulo sin dejar de detenerse para intercambiar algunos comentarios corteses con cuantos invitados se encontraba. Al acercarse al cuarto de las escobas, oyó un golpe seco tras la puerta cerrada. Después una risita. Y luego un gemido.
Un gemido decididamente masculino.
Con el estómago más o menos a la altura de los tobillos, _________ tuvo un horrible presentimiento; no quería imaginarse lo que iba a encontrar tras la puerta.
-Serás hijo de puta. -Su voz le sonó muy lejana, como si saliera del final de un túnel larguísimo y lleno de ecos.
Cerró los ojos con tanta fuerza que tuvo un calambre en los párpados. Aquello no podía estar pasando. Es que no podía.
Pero allí estaba Michael, inconfundible, inmóvil en pleno embate mientras se follaba a otra mujer contra la pared. La chica la miraba con la boca abierta por encima del hombro de su novio de un modo que habría sido incluso cómico en otras circunstancias.
__________ le lanzó una mirada rápida a la otra mujer. Ah, claro, la encantadora Vanessa, la ayudante que acababa de entrar a trabajar para Michael. A _________ se le había ocurrido en su momento que el contrato de Vanessa tenía más que ver con unas piernas de varios kilómetros y unos pechos exagerados que con sus habilidades como secretaria, y se dio un par de patadas mentales por haber sido tan estúpida y haberle dado a Michael el beneficio de la duda. Pero la última vez que lo había pillado engañándola, su novio había jurado por Dios, sobre la tumba de su abuela y por las llaves de su adorado Ferrari que nunca, jamás de los jamases volvería a ocurrir. Le había prometido que la próxima vez que tuviera relaciones sexuales sería con __________, en su noche de bodas. Y con los preparativos de la boda en pleno apogeo, había sido más fácil creerle que admitir que estaba a punto de cometer el peor error de su vida.
-__________, no es nada. No significa nada. -Michael se manoseó con torpeza los pantalones del esmoquin y después se sujetó el fajín cuando los pantalones volvieron a caérsele hasta los tobillos. Vanessa se había bajado la falda y se tiró en plancha a recuperar las bragas, un movimiento que lanzó hacia atrás a Michael, que tropezó con un cubo antes de caer de culo encima de Vanessa.
A _________ jamás le habían dado un puñetazo a traición pero se imaginó que la sensación debía de ser muy parecida. Un golpe seco en medio del pecho y la sensación de quedarse sin aire hasta terminar jadeando como una trucha recién pescada. Un dolor que la atravesaba entera, acompañado por el ardor gélido de la humillación. Con todo, la novia intentó no perder el control: no quería que Michael viera que se estaba haciendo añicos por dentro, explotando en un millar de fragmentos diminutos. La mente de __________ trabajaba a mil por hora, intentando encontrar lo más apropiado que se pudiera decir o hacer en una situación como esa. Pero no había forma de barrer aquello bajo la alfombra con un puñado de sutilezas sociales.
-Se supone que tenemos que cortar la tarta -dijo ________; hasta a ella la frase le sonó absurda.
Aturdida, regresó al salón como pudo. ¿Cómo podía haber sido tan estúpida? Permitir que la arrastraran hasta el altar como una especie de vaca destinada al sacrificio. La dulce __________, la perfecta _________, la que siempre hacía lo que tenía que hacer por sus padres, por su familia, por la empresa. Tan decidida estaba a no armar lio por nada que se había negado a admitir la verdad sobre su futuro marido.

Apenas consciente de lo que hacía, __________ abrió de un empujón la puerta del salón de baile del hotel Winston, la joya de la corona del imperio de hoteles de lujo D&D. Su padre, Grant Taylor, y el padre de Michael, Braun Hemmings, habían adquirido la propiedad no hacía ni dos años. En solo un año estaba haciendo sudar al Fairmont la gota gorda en el mercado de los hoteles de lujo de San Francisco.
Pero ni siquiera vio el precioso salón de baile recién redecorado con sus sofisticadas arañas de luces y los tapices de seda que transmitían un ambiente de elegancia y lujo antiguo. A __________ le daban igual las decenas de miles de dólares en rosas blancas que adornaban cada una de las setenta mesas que se habían dispuesto para albergar a los invitados a la boda. Ni siquiera le importó chocar con un camarero y que una copa de merlot le salpicara la falda de su vestido de novia de Vera Wang hecho a medida.

Atravesó la multitud sin ver más que el contorno borroso de color carne de los invitados que intentaban estrecharle la mano y besarla en la mejilla para felicitarla. Hizo caso omiso de todos y cada uno y se dirigió al estrado que había en la parte delantera del salón y que en esos momentos ocupaba la orquesta.
Cuando subió el primer escalón la radiante novia sintió una mano firme que le tomaba el brazo, pero ni siquiera reconoció a Wendy cuando se desprendió de los dedos de su amiga.
__________ le hizo una seña a la orquesta para que parara, tomó el micrófono y lo bajó hasta que lo tuvo a la altura de la boca. Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba temblando. No era un simple temblor de manos sino un auténtico terremoto por todo el cuerpo. Se quedó mirando una multitud que representaba a la alta sociedad de San Francisco. Por el rabillo del ojo vio al alcalde coqueteandole a una de sus primas. Los socios de su padre, los concejales de la ciudad y los ricos financieros y sus esposas; todos la miraban con actitud expectante.
_________ se humedeció los labios y apretó al micrófono. Se le quedaron los nudillos blancos cuando se aferró al microfono como si fuera un salvavidas. Miró a su derecha y se le encogió el estómago cuando dos camareros entraron con el carrito que llevaba la tarta de bodas de cinco pisos, de chocolate y frambuesas con glaseado de vainilla, y la colocaron a su lado.

-¿Pueden prestarme atención, por favor?
La petición era innecesaria, todo el mundo se la había quedado mirando con la boca ligeramente abierta.
-Les agradezco que hayan venido para celebrar lo que se suponía que iba a ser el día más especial de mi vida. -La inundó una sensación vaga, como sí abandonara su propio cuerpo y pudiera verse desde el otro extremo de la sala. ¿Qué iba a decir a continuación la pequeña novia psicópata?-. Por desgracia, ese día tan especial lo ha arruinado el hecho de que mi marido -_________ señaló con un gesto la parte posterior del salón, donde Michael luchaba por abrirse camino entre la multitud- decidiera que su banquete de boda era el sitio perfecto para follarse a su nueva ayudante.
Un coro de gritos ahogados y murmullos se alzó entre la multitud y lo puso todo en perspectiva de repente. La gente se quedó mirando con la boca abierta y los ojos casi salidos de las órbitas mientras estiraba el cuello para ver al novio descarriado.
-Así que, si bien les ruego que sigan disfrutando de la fiesta, yo creo que voy a dar la noche por terminada. -Se recogió la falda entera y apenas había conseguido llegar al borde del escenario cuando Michael la alcanzó al fin.
-_________, lo siento, por favor, tienes que escucharme. -Michael se había peinado y se había estirado el esmoquin, y una vez más era la encarnación de la masculinidad impecable. La agarró por los brazos con tanta fuerza que _________ supo que le quedarían marcas y después le dijo con tono suplicante-: Soy adicto al sexo. Es una enfermedad. No puedo evitarlo, ________...
______ se deshizo de las manos de su novio de un tirón y una oleada de rabia la sacó de repente de su estado de shock. Esa era la clase de excusa que se le tenía que ocurrir a Michael: algo que lo absolvía a él de toda responsabilidad personal y suscitaba comprensión en lugar de censura, __________ se puso tan furiosa en un momento que temió que la cabeza le estallara en llamas.


Bueno hermos@s tratare de subir un capitulo todos los días pero este tiene que llegar a 1 voto y 1 comentario. Si es así, subire todos los dias

Psdt: L@s amo

La Esposa De Mi Hermano •||Luke Hemmings||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora