CAPITULO 19

166 10 1
                                    

—_________, ¿tú quieres algo?
__________, que estaba medio adormilada en su hamaca, giró la cabeza hacia Amy.

—¿Hmm?

Amy señaló con la cabeza al camarero, que esperaba con paciencia, con su uniforme de camisa tropical, pantalones cortos sueltos y sin zapatos. __________ no pudo evitar sonreír. Si estuviera en uno de los complejos turísticos de D&D, el camarero luciría una camisa almidonada, pantalones largos y zapatos de vestir, aunque trabajara en la playa bajo el implacable sol del Caribe. Aquel atavío informal era una de las pequeñas pero no obstante importantes diferencias que convertían a Cayo Holley en un lugar mucho más acogedor que otros hoteles de cinco estrellas.

Después de todo, ¿cómo se suponía que una persona iba a relajarse si estaba temblando continuamente por si metía la pata?

—Me encantaría tomar un Pellegrino con lima, por favor —le dijo _________ al camarero.
Amy puso los ojos en blanco.

—Oh, no seas tan aburrida.

—Sí —interpuso Jen—. Yo voy a tomar un margarita, Amy un Bloody Mary y Camilla y Chrissy van a compartir una jarra de ponche de ron.

Las otras chicas la miraron expectantes.

__________ miró el reloj.

—Pero son solo las diez y media.

Camilla puso los ojos en blanco con una expresión que parecía de auténtico disgusto.

—No seas tan antigua —dijo. Al contrario que el de Amy y Jen, su tono no era de broma—. Puedes relajarte un poquito, ¿sabes?

—Bueno…

—_________, solo era una broma. Pide lo que quieras —dijo Amy mientras le lanzaba una mirada furiosa a Camilla.

__________ se alegró de poder atribuir su sonrojo al calor del sol. Qué típico. La buena de _________ pide un agua mientras las demás chicas se sueltan el pelo. Camilla tenía razón. Estaba de vacaciones y se podía permitir… no, se merecía, soltarse un poquito.

—Me gustaría tomar ese Pellegrino —le sonrió a Amy y después le lanzó a Camilla una mirada de soslayo— y un té helado de Long Island. —Siempre que tomara el agua junto con el alcohol, se dijo _________, todo iría bien.

El camarero volvió tres minutos después con las copas. __________ se acomodó en la hamaca y dio un largo trago. Había algo en la bebida dulce y la fuerza del licor que la hizo sonreír. Tenía la sensación de que estaba cometiendo una travesura y nadie le iba a decir nada, y así se lo dijo a Amy.

—Pues es bastante triste, _________, la verdad, si lo único que hace falta para que te sientas como una chica mala es tomar una copa antes de las doce.

—Admito que no hace falta gran cosa —dijo __________ mientras tomaba otro sorbo.

—Brindo por las chicas malas, o, al menos, un poco traviesas —dijo Amy y todas las chicas se apresuraron a entrechocar las copas.

__________ le sonrió al grupo, agradeciendo una vez más que Amy la hubiera acogido bajo su ala. De otro modo se habría pasado la semana sintiéndose como una intrusa, acechando a la espera de que alguien hablara con ella. Aunque el complejo tenía la reputación de ser el lugar perfecto para divertirte si estabas soltero, __________ observó que todos los demás huéspedes solteros habían acudido con amigos.

Sabía que disfrutaría de la soledad y la tranquilidad mientras estuviera allí pero era agradable saber que podía tener compañía cuando quisiera. Y Amy y sus amigas —por no mencionar a Justin el buceador, como lo llamaba __________ para sí—, parecían dispuestos e impacientes por asegurarse de que se lo pasaba bien.

La Esposa De Mi Hermano •||Luke Hemmings||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora