—Ven a tomarte una copa con nosotras —exclamó Camilla. Todas las demás, excepto _________, como no dejó de notar Luke, extendieron la invitación.
—Será mejor que vayas. —A Luke le apeteció quitarle a Ashton la sonrisita engreída de un sopapo—. No querrías estropear tu reputación de anfitrión siempre servicial. —Ashton se dio la vuelta y entró en el café.
Luke frunció el ceño pero fue hacia los escalones que llevaban a la playa. ¿No era una locura que lo invitaran a unirse a cinco mujeres en topless y él tuviera la sensación de que prefería ponerse a la cola de las multas de tráfico?
Acercó una silla de mala gana a la hamaca de __________ e hizo lo que pudo para no quedarse mirándola como un auténtico viejo verde. Bajo el bronceado de _________, su piel estaba ruborizada por el calor y un leve brillo de transpiración resplandecía en el valle que quedaba entre sus pechos.
En un intento de distraerse de la necesidad de recorrer con la lengua aquella piel húmeda, Luke se encontró clavando los ojos en el piercing que llevaba la joven en el ombligo: el pequeño diamante se asomaba al vientre de __________ y resplandecía bajo el sol. A Luke por lo general le repugnaban las joyas corporales cuando se llevaban demasiado lejos, pero jamás había podido resistirse a un piercing en el ombligo, y el hecho de que fuera el vientre de _________ solo lo hacía mucho más atrayente.—¿Sabes? Si alguien me hubiera dicho que un día ________ Taylor se haría un piercing en el ombligo y que se bañaría en topless en una playa pública, habría pensado que estaba loco.
_________ sonrió, con los ojos ocultos por las gafas de cristales de color violeta.—A veces una chica tiene que animar las cosas un poco, ya sabes, que no se pierda el interés.
La joven tomó un sorbo de su daiquiri pero arruinó el efecto despreocupado cuando la sombrillita le dio en la mejilla.
Luke se obligó a apartar los ojos de __________ y se concentró en la conversación de Amy y Camilla. A juzgar por las risitas y las voces que estaban a punto de ser demasiado altas, las chicas se habían pasado buena parte de la mañana bebiendo bajo el sol.
—No nos habremos metido en un lío ni nada, ¿verdad? —preguntó Amy de repente—. ¿Por lo del topless? Vimos a la como se llame… —Amy señaló con descuido a la mujer que estaba algo más abajo en la playa y cuyos pechos preternaturalmente animados se alzaban al aire como conos de tráfico— y supusimos que no pasaba nada.
Luke se obligó a sonreír.
—Por mí no hay problema. —Lo cual era cierto cuando se trataba de otras mujeres. Pero le picaban los dedos por la necesidad de envolver a _________ con una toalla y apretar bien la tela. Quizá con cinta adhesiva. Supuso que debería agradecer que no hubiera nadie más por allí para verla. Al único hombre que había en la playa parecía interesarle más vigilar su cartera de acciones, y el personal del café de la playa había visto tanto en Cayo Holley que unos pechos desnudos les parecían tan escandalosos como los pies descalzos.
Hasta unos diez minutos antes, Luke habría jurado que él sentía lo mismo.
Después miró a __________, que se acabó el daiquiri y le hizo un gesto al camarero para que se acercase.
Luke le agarró la muñeca con una mano.—¿No te parece que deberías frenar un poco?
—¿Qué eres, mi padre? —le soltó __________ con aspereza.
—No seas aguafiestas, Luke —dijo Jen—. Pídete tú también algo.
Luke optó por hacerle caso y pidió una cerveza y cuando _________ pidió otro daiquiri, Luke la interrumpió.