T2 - Capítulo 10: "Oasis"

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X: "Oasis."

La mañana siguiente fue dura, casi ninguno de los chicos había dormido y en las noticias no paraban de repetir la noticia de aquella tragedia. Las tazas de café salían como helados en verano, las ojeras ya eran algo natural en todos los rostros al igual que el maquillaje corrido o la hinchazón. Mariel, la única adulta allí, se encontraba comunicándose con quien pudiera para tratar de identificar el varadero de Bautista, pero hablase con quien hablase no obtenía respuestas.

El joyero se había convertido en una especie de cementerio, había flores y notas por doquier. Lo daban por muerto, era lo más conveniente ya que la lista de sobrevivientes fue escasa. ¿Qué pasaría ahora? ¿En qué mundo cabe semejante atrocidad?

-Jamás creí que pudiera pasar algo así… tan rápido.- Dijo Pilar, mientras dejaba un ramo de tulipanes en la mesa.

-Así es la vida creo… te sorprende.- Le contesto Joaquín mientras admiraba una foto.

-No puede ser.- Agrega Alai mientras llora con desesperación.

En momentos como este ciertas personas tenían que aparecer, como por ejemplo una de ellas era Juan Manuel, el hermano de Luca. Después de tanta ausencia decidió acercase a los adolescentes en este momento tan fuerte.

-Chicos…- Dijo el hombre, con mucha confianza. –Tengo una noticia importante para ustedes, y tenía que ser yo quien les dijera.-

Si él estaba ahí significaba que no andaban bien las cosas, ¿Qué más podría pasar ahora? Estaban pasando por un duelo muy fuerte como para que más “noticias importantes” lleguen a sus vidas.

-Vamos a vender el colegio.- Prosiguió el hombre.

La desilusión y el pánico fue claramente reflejada en los rostros de los chicos, la angustia también fue un factor que influyó. Todo de repente era arrebatado de sus tristes vidas, y como si fuera poco ya no se verían más.

Natacha fue la única que hablo por el grupo, la vena de su cuello podía notarse mientras le gritaba al hermano de Luca cosas como “viajas por todos lados, cagado de guita, y ahora queres vender esto” o “no paras de arruinarle la vida a la gente”. Fue fuerte, pero quizás era necesario hacer eso… De todas formas seis de los ocho, bueno… siete, ya se habían graduado, tarde o temprano iban a irse y solo quedaría Jazmín ahí. El colegio significaba mucho para todos ellos, esa casa, el Joyero, era parte de su historia.

Minutos más tarde, Natacha salió del lugar y se fue para afuera. En su camino encontró alguien que estaba por entrar, alguien que hace tiempo no veía: Su padre.

-¿Papa?- Dijo al verlo, porque estaba algo cambiado, sonreía. –Estas… estas acá. Y sin policías cerca. ¿Qué paso?-

-Libertad… digamos que el caso avanzo mucho y descubrieron que no fui yo el que mato al señor Napoli. Fue un tal… Francesco.-

El nombre le sonaba familiar, y no resistió sonreír, ya que ahora tenía dobles cargos aquel hijo de su madre… Entre tanto llanto una sonrisa fue como un oasis, fue su salvavidas.

-Me entere lo de tu libro.- Dijo Jeremías. –Me conto la psicóloga… hable con ella para mantenerme al tanto de como estuvo mi hija sin su papito.-

-Sí, bueno…- Se sonroja.

-Está bien hija, me encanta que luches por tus sueños. Ahora me tengo que ir a firmar algunos papeles.-

-Van a cerrar el colegio.-

-Ya lo sé, por eso. Tengo que firmar tu tenencia, para que yo esté a cargo y no tu mama. Aunque, nos estamos llevando bien y lo más probable es que volvamos a vivir los tres juntos. ¿Qué decís?-

Diemonds.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora