𝓡𝓮𝓭𝓮𝓶𝓹𝓽𝓲𝓸𝓷 - 𝓗𝔂𝓾𝓷𝓘𝓷

𝓒𝓲𝓷𝓬𝓾𝓮𝓷𝓽𝓪

El tiempo es relativo o eso es lo que siempre suelen decir, quisiera decir que no había sido como una bofetada todos los meses que habían pasado, meses que le habían servido para fortalecer su relación con el alfa que la luna le había brindado y que él, a veces, seguía pensando no merecer y no porque él no se sintiera lo suficiente sino porque creía que Hyunjin a veces era demasiado bueno para aquella alma rota que consideraba ser.

Sintió el calor del cuerpo ajeno a su lado así que una sonrisa torpe se formó instintivamente en sus labios, aún no vivían juntos pues el mayor no había hecho la pregunta, pero su cepillo de dientes ya se encontraba en el baño junto al del mayor, ciertas prendas de ropa colgaban junto a las contrarias en el armario y eran más las mañanas que despertaban así que las que él despertaba en su cama sintiéndose vacío.

—Buenos días~

La voz fue ronca, gruesa y profunda, cada vello de su piel se erizo por ella y sintió a su lobo rasgar su pecho por el fuerte aroma que el alfa liberaba, pues las noches empezaban a ser calurosas y era una constante el amanecer sudados, más cuando no pueden estar separados del cuerpo ajeno.

—Buen día —murmuró.

El mayor consiguió darle la vuelta haciendo que su cuerpo quede debajo de el de él haciéndolo reír un poco, los mechones azabaches del mayor se encontraban despeinados y su carita ligeramente hinchada por el sueño.

—¿Cómo es posible que te veas tan hermoso apenas levantado?

Jeongin sintió su alma salir de su cuerpo cuando el mayor sonrío, sus ojos achicándose mientras sus mejillas se abultaban y dejaban asomar aquellas perlas que sus labios cubrían.

—Soy yo quien debería decir eso Yang —rio—. Eres una maldita obra de arte...

Rio cuando vio el rostro desnudo del menor encenderse, sus ojitos se perdieron cuando este sonrío, se permitió acomodar los pequeños mechones rebeldes que caían sobre su frente, unos ondulados y otros lacios pero todos de un rubio platino que el juraba le quedaba a la perfección.

—Yah~ —rio—. Harás que mi cara estalle de tanto sonrojarme...

Hyunjin dejó un suave beso sobre los labios del menor haciéndolos suspirar cuando se separaron.

—¿Te duele algo?

—No, durante tu celo fuiste más brusco —murmuró.

—Lo siento, supongo —rio—. Pero tú no parabas de decir...

—¡Hyunjin! —chilló.

Sus mejillas se volvieron a encender haciendo al alfa reír por su cometido, definitivamente tener al menor entre sus brazos era lo que jamás pensó que necesitaría.

—Solo molestaba —musitó—. ¿Tienes alguna sesión para hoy?

Jeongin rio mientras se acomodaba un poco bajo él, acarició los brazos ajenos haciendo que la piel contraria se encrespe ante su tacto.