Dos meses y tres días habían pasado desde que habían comenzado a estar en una relación, y eso había respondido Hyunjin, bastante orgulloso de calcularlo con exactitud sin siquiera detenerse a contar, luego de que Changbin le hubiera preguntado.—Sinceramente, qué miedo.
—¡Tú preguntaste!
—Pero ¿quién mierda dice "dos meses y tres días"? —el castaño imitó a Hyunjin de una manera burlesca y soltó una carcajada —Tres días...
—¿Ustedes cuánto llevan? —preguntó el pelinegro luego de chasquear la lengua y rodar los ojos.
A cada lado de ellos se escuchó una risa, por supuesto, esta vez la divertida discusión la tenían en la mesa de un café, junto a sus respectivas parejas.
Changbin se había girado hacia Seungmin, pidiéndole con la mirada que guardara silencio ante la pregunta del pelinegro, pero era claro y evidente que este no iba a obedecer a aquella petición, pues a él también le gustaba molestarlo.
—Descargó una aplicación en su celular para que le muestre cuántos días han pasado —soltó el castaño más alto, cumpliendo su cometido, a pesar de encontrar aquél gesto como algo adorable, pero que de seguro no admitiría todavía.
—Que tierno eres, Bin —se burló Hyunjin con un tono meloso.
Changbin entrecerró los ojos y se volteó hacia Seungmin. —Eso fue traición.
Hyunjin rio, mirando ahora hacia Felix, mientras el par de castaños se envolvía en una conversación entre ellos, y notó las mejillas rosadas del rubio. Le gustaba mucho que siguiera evidenciando de esa manera su timidez ante las cosas que él decía.
—¿Es raro para ti que lo sepa? —le preguntó en un murmuro, junto a una leve sonrisa.
El pecoso negó y soltó una risita. —Solo un poco, pero me parece normal de tu parte.
—¿Eso debería ofenderme?
Felix solo rio ante eso y Hyunjin sonrió por ello, volviéndose a la pareja de en frente para seguir con la conversación que antes tenían como grupo.
Las cosas habían fluido de una manera agradable para todos en este par de meses, se podía sentir la tranquilidad que cada uno había comenzado a tener en sus vidas y que difícilmente querrían soltar.
En este tiempo, el pelinegro había aprendido mucho de Felix, aunque más sobre en lo que podía fijarse que en lo que escuchaba de su parte, pues el rubio seguía siendo bastante cerrado con sus pensamientos, pero con pequeños gestos le hacía entender que estaba cómodo con él y aquello le bastaba para saber que estaban bien.
Podían pasar horas estando juntos sin llegar a cansarse del otro, y aunque ciertamente no llevaban mucho tiempo, a ellos les parecía un ritmo perfecto el cómo se estaba dando todo, acostumbrándose rápidamente a la presencia del otro y dejándose llevar por lo que sintieran, sin limitarse mucho ni pensándolo demasiado.
Hyunjin ahora conocía varias de las escasas cosas que Felix comía con facilidad y le motivaba a comer otras parecidas, cocinándole ciertas noches en las que llegaban al departamento del otro luego de un ensayo, o en las mañanas, cuando despertaban junto al otro.Sabía que iba a terapia una vez por semana, pero no le gustaba ir acompañado porque ya tenía un camino especial en el que podía aclarar su mente hasta llegar allá, necesitando de un tiempo a solas. Sabía que solía pasar mucho tiempo en su departamento, aunque muchas veces sentía la necesidad de salir y caminar por horas, lo cual sucedía mucho si sentía frustrado.
Conocía también sobre sus gustos en música, que parecían siempre sorprenderle por lo variado que eran, y también había llegado a conocer sus ballets favoritos, animándolo muchas veces a que bailara para él, cumpliéndole aquél deseo con las mejillas coloradas.
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Relevé | 𝑯𝒀𝑼𝑵𝑳𝑰𝑿
Подростковая литератураHyunjin era el alma de la fiesta; Felix nunca había ido a una. Hyunjin tenía buenos amigos y una relación sana con su madre; Felix no quería molestar a nadie. Felix necesitaba hacer todo a la perfección; a Hyunjin no le podía importar menos aquello...