XIII

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Cuando Hyunjin despertó a la mañana siguiente, no alcanzó a sentirse perdido acerca del lugar en dónde estaba, pues apenas había abierto los ojos estos encontraron el relajado rostro de Felix frente a él.

No estaban tan cerca como podrían haber estado, pues ambos se habían mantenido en sus lugares y almohadas distintas, además de que el rubio seguía envuelto en aquella manta que le había estado obstaculizando al pelinegro de verlo, pero parecía que sus piernas habían estado más inquietas, porque, al igual que las de Hyunjin, las de Felix habían encontrado salir de la muralla que él había creado y se entrelazaban juguetonamente con las del pelinegro.

Hyunjin se dio cuenta de esto y no se esmeró si quiera un poco en moverse, sonriendo levemente ante la situación y agradeciendo haber estado con ropa cómoda para dormir.

Restregó un poco el rostro contra la almohada y soltó aquel suspiro de recién despierto, mientras fijaba su mirada en el rubio que seguía durmiendo, sin ánimos de sacarlo de la calma en la que aparentaba estar.

Buscó su celular sigilosamente, perdido en algún lugar entre las sábanas luego de que abandonara el bolsillo de su pantalón mientras dormía, y cuando lo encontró, notando que no era tan tarde, se propuso revisar todas sus notificaciones y mensajes mientras esperaba a que el rubio despertara por su cuenta, encontrándose finalmente en uno de los juegos que en algún momento había descargado.

—¿Perdiste? —la voz de Felix le sobresaltó, más por lo grave de su voz que por la sorpresa de que estuviera despierto, luego de que se quejara silenciosamente cuando efectivamente había perdido la partida del juego.

Había estado tapando su campo de visión con la pantalla del celular, pero se había quedado en la misma posición, por lo que solo necesitó bajar el móvil para mirar de frente al rubio.

—¿Cuánto llevas despierto? —preguntó, luego de asentir con una pequeña sonrisa, algo nervioso.

Sintió como el rubio se encogía de hombros, a pesar de no poder distinguirlo totalmente por la manta. —Unos minutos, supongo.

—¿Y por cuánto más planeabas observarme? —sugirió el pelinegro, tomando un poco más de confianza.

Felix negó con la cabeza ligeramente antes de esconder su rostro bajo la manta, haciendo que Hyunjin mordiera su labio interno, conteniendo las ganas de abrazarlo por aquella tierna acción. Le pareció insensato lo rápido que comenzaba a reaccionar de esa manera ante el rubio.

—No pensé que te quedarías —escuchó la apaciguada voz de Felix, moviendo ligeramente uno de sus pies que, al estar todavía enredado con los del contrario, provocó un escalofrío inmediato en Hyunjin.

—¿Está mal que lo hubiera hecho? —cuestionó el pelinegro, imitando el movimiento y acariciando levemente la pierna del rubio con su pie.

—No, pero... —el sonido de una llamada entrante lo interrumpió.

Había sido el celular del rubio, por lo que luego de tomarlo del velador, se levantó y se sentó a la orilla de la cama, dándole la espalda a Hyunjin al momento de contestar.

El pelinegro suspiró y nuevamente restregó su rostro contra la almohada, mirando de reojo hacia Felix.

—...Lo siento... Mm, no, no lo sé —escuchó que decía mientras hablaba, sin darle una pista todavía de quién estaba al otro lado de la línea —¿Sí? Bien, nos vemos mañana.

El pecoso terminó la llamada y miró hacia Hyunjin.

—Yo... Hoy tampoco iré a la clase —murmuró, haciendo una mueca.

Relevé | 𝑯𝒀𝑼𝑵𝑳𝑰𝑿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora