Hyunjin había comenzado a dejar que el rubio ocupara todo espacio en su mente, pero había ciertos comentarios incontrolables que llegaban a él.
Por nada en el mundo quería dejarse pensar que Felix le interesaba más ahora porque sabía que no se encontraba del todo bien, algo que últimamente terminaba entre sus preocupaciones, y menos quería que este llegara a pensar eso.
Era cierto que lo había alertado, cualquiera hubiera querido ayudar según él, pero no por ello es por lo que quería tener mayor cercanía, al contrario, no quería reducir a Felix a los problemas que pudiera tener.
En ello pensaba nuevamente, suspirante, mientras caminaba por la acera y se acercaba cada vez más al edificio donde vivía el rubio, después de haber terminado con sus clases del martes al mediodía.
Luego de que hubieran acordado asistir a la fiesta del viernes, y que Hyunjin le diera algunos detalles todavía algo sorprendido de la respuesta, habían comenzado a hablar sobre los ensayos dado que la fecha de la prueba estaría llegando más rápido de lo que creían.
Decidieron ensayar todo lo posible hasta el día de la evaluación y llegaron a la conclusión de que debían verse el martes, el día que tenían libre de ballet, para aprovechar al máximo el tiempo.
—Mina arrienda el estudio ese día —había respondido Felix, negando con la cabeza, cuando el pelinegro había sugerido ensayar ahí.
—¿En serio?
—A una clase de zumba —el rubio volvió a hablar con su típica serenidad, asintiendo, lo cual hizo que Hyunjin riera y Felix sonriera por ello.
—Bien, entonces...
—Puedes venir a mi casa —murmuró Felix, llamando la atención del pelinegro. El rubio se encogió de hombros, mientras hacía trazos imaginarios con su dedo en el suelo.
—¿No te molesta que vaya? —preguntó Hyunjin, levantando levemente una ceja, intentando conectar su mirada con la del contrario.
Felix frunció un poco el ceño y luego negó con la cabeza. —Ya sabes cómo llegar y hay suficiente espacio.
El pelinegro asintió con una pequeña sonrisa y siguieron con el ensayo de aquel día, con Hyunjin regalándole algunas miradas fugaces a Felix.
Hyunjin, todavía recordando aquella tarde, acortó la última distancia que le quedaba del edificio y entró, encontrándose con el mismo conserje que había estado la última vez, quién lo miró con cierta perspicacia cuando subió la mirada hacia él.
—Hola, vengo al departamento de Lee Felix —dijo el pelinegro, con una sonrisa amable.
—De acuerdo —respondió el señor, tomando el teléfono que tenía a un lado y sin siquiera revisar el número del departamento, comenzó a llamar luego de marcar los botones con sus dedos regordetes. Le contestaron al segundo pitido y comenzó una corta conversación. —Sí, señor Lee. Bien, puedes pasar.
Le indicó a Hyunjin el ascensor con la cabeza y siguió con el papeleo que estaba haciendo. El pelinegro le agradeció y siguió su camino.
Comenzó a tronar tanto sus dedos como su cuello mientras estaba en el ascensor, no lo admitiría, pero se sentía algo nervioso de estar nuevamente en el departamento de Felix.
Dudó un poco por el número del departamento, pero aun así tocó el timbre de la puerta que creía era la indicada. Pasaron un par de minutos en que, al no ser abierta, comenzó a creer que realmente se había equivocado, pero cuando acercó un poco el oído hacia la madera, pensando que quizás podría escuchar algo, esta se abrió finalmente.
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Relevé | 𝑯𝒀𝑼𝑵𝑳𝑰𝑿
Dla nastolatkówHyunjin era el alma de la fiesta; Felix nunca había ido a una. Hyunjin tenía buenos amigos y una relación sana con su madre; Felix no quería molestar a nadie. Felix necesitaba hacer todo a la perfección; a Hyunjin no le podía importar menos aquello...