XVII

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Un deseo puede solo quedar en eso.

Aunque ciertamente se había cumplido que Felix despertara, extrañamente para él, con apetito y hubiera aceptado un poco de lo que el resto comía, aquello no habría alcanzado a llegar a su estómago cuando sintió las ganas de devolverlo y sin vergüenza salir corriendo hacia uno de los baños más cercanos.

Los únicos que quedaban en la casa para ese entonces eran Changbin, Seungmin, y el pelinegro que sobaba su espalda con preocupación, mientras desechaba de su organismo lo poco que pudiera devolver de su estómago hacia la taza del baño.

—Lo siento —murmuró el rubio cuando había terminado de escupir lo último, que realmente no era algo más consistente que su propia saliva.

Tenía la nariz y las mejillas rojas, y sus ojos cristalizados con lágrimas de dolor ante la acción anterior.

Hyunjin tragó forzosamente. —No te preocupes, puede pasar después de beber, más si tu cuerpo no está acostumbrado.

El pecoso lo miró fijamente por unos segundos, con cierto brillo de esperanza ante las palabras dichas. Quería que aquello fuera lo que le había provocado vomitar, se sentía más normal.

Asintió y se levantó del suelo, pasando hacia el lavamanos donde enjuagó su boca y limpió su rostro.

No fue mucho después de aquello, en que ambos se encontraban fuera de la casa de Changbin, luego de asegurarle a este que todo estaba bien y que no se preocupara mucho, también así al otro castaño, pues Seungmin también pareció preocupado.

Terminó en ambos bien convencidos de que el rubio solo había bebido demasiado y se despidieron en la entrada, con Hyunjin y Changbin haciendo su especial saludo, aligerando un poco la situación para todos y sacando sonrisas divertidas del otro par que observaba.

El pelinegro junto al rubio comenzaron a caminar hasta la parada de autobuses más cercana en aquel silencio al que estaban acostumbrándose de una manera cómoda.

—¿Te duele? —preguntó el más alto cuando notó que el rubio se pasaba la mano por el cuello, refiriéndose a su garganta.

—Solo un poco —respondió, evitando hacer una mueca antes de la pequeña sonrisa que enseñó.

—Bien —le devolvió la sonrisa y volvió a mirar al frente por unos segundos, hasta que estuvieron cercanos a la parada —¿Puedo acompañarte a tu casa?

Felix miró al suelo algo tímido, ya había eliminado la gran parte de sustancias que tenía en su interior y aquél que había sido ayer ya solo quedaba como un recuerdo pasado. Algo sonrojado, dejó a la vista un pequeño hoyuelo cerca de la comisura de su boca y asintió.

Esperaron por el autobús correspondiente de una manera paciente, pues todavía era bastante temprano y el ambiente de poca gente en las calles les entregaba cierta calma, más cuando aún se sentían algo cansados por la noche anterior.

Así que, entre bostezos y pequeños suspiros, así mismo se fueron en el viaje luego de que los recogiera e transporte, sin sentirse con la necesidad de romper aquél sereno silencio.

En algún momento, cuando ya habían llegado al edificio y subían al ascensor, Felix habría alcanzado la mano de Hyunjin tímidamente y la sujetó, tomando solo un par de dedos. 

El pelinegro intentando no inmutarse evidentemente ante el gesto, solo miró de reojo al rubio y sonrió para sí mismo antes de tomarle bien la mano, preguntándose cómo es que habían llegado hasta este punto.

Siguió al rubio hasta la puerta de su departamento, luego de que le devolviera el apretón, y esperó pacientemente a que este encontrara las llaves en su pantalón solo con la mano que tenía disponible, pues no parecía querer soltarle.

Relevé | 𝑯𝒀𝑼𝑵𝑳𝑰𝑿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora