Gal y Druig eran amantes eternos a pesar de no decirlo en voz alta, a pesar de que este creía que ella no le correspondía su amor, sin embargo la rubia tenía miedo de herirlo y salir herida ella por lo que jamás intentó algo con él que no fuera más...
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-"Que los dioses los unan en matrimonio” -eso dijo el hombre que casaba a Ikaris y Sersi, o al menos eso había entendido Gal, aún no era tan buena con el Neerlandés.
Sersi e Ikaris se miraron, este último sonrió y se acercó a ella para besarla, todos los miraron atentamente, tiernos, emocionados y alegres, excepto Sprite que no tenía emoción alguna en su rostro, la ojiazul notó eso y al parecer fue la única.
-¿Alguna vez te gustaría casarte? -quiso saber Druig.
-¿Casarme? -lo dudó la chica. -No lo sé, no sé si fui hecha para el matrimonio. Además no tengo a nadie. -Druig se indignó un poco ante eso pues lo tenía a él o es que acaso la rubia no se daba cuenta de cuánto la amaba. -¿Tú quieres casarte?
-Sí. Pero al parecer ella no. -dijo remarcando “ella” Gal lo miró confundida.
-¿Quién es ella? -se acercó a él, los demás eternos se estaban retirando del lugar en dirección al banquete.
-Una chica… -contestó divertido con una mueca graciosa haciendo molestar un poco a la rubia. Estaba seria.
-¿Y cómo es? -cuestionó, ¿quién era la chica que había robado el corazón de su chico? Se preguntó la de ojos azules. No estaba celosa, claro que no, solo que… Druig era su más cercano amigo y no quería perderlo.
-Debemos irnos al banquete ya, los demás esperan. Anda. -tomó la mano de la chica pero de un movimiento brusco se soltó de su agarre, Druig la miró. -¿Qué pasa bonita? ¿Es que acaso estás celosa? -pregunta con una sonrisa boba en sus labios, la chica niega rápidamente.
-Tienes que contarme cómo es ella… -ahora Gal tomó su mano y salen del lugar siguiendo el paso de su familia.
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Gal se encontraba en un aposento junto a Ajak, Phastos y Druig, Makkari y Thena llegaron junto a ellas, la ojiazul miraba como los humanos se mataban entre ellos. Quemaban todo.
-¿Dónde están los otros? -interrogó Ajak mirandolas.
-Había más desviantes de los que dijiste. -le dijo.
-Pero apuesto a que se te hizo muy divertido -se dirige a ella Phastos.
-Lo fue. -afirma la mujer rubia.
Phastos les mostró un pequeño mundo tecnológico de un artefacto que estaba en la palma de su mano. -Cuando los otros maten a los últimos desviantes, los habremos eliminado del planeta.
Los humanos comenzaron a hacer mucho más ruidos, pelea, muerte más tragedia, ganándose la atención de los eternos.
Los ojos de Druig se cambiaron a dorados pues intentaba manipular la mente de las personas.
-No lo hagas. -lo reprendió Ajak. -Nunca interferimos en sus guerras.
-No es una guerra. Es genocidio. Sus armas se han vuelto letales. Tal vez ayudarlos a avanzar no fue tan buena idea, ¿No crees, Phastos? -se dirigió al hombre.
-La tecnología es parte de su proceso evolutivo, Druig. -le contestó Phastos. Gal los miraba atenta pero sin decir nada, no le gustaba interrumpir nunca, a menos que tuviera un buen argumento, en ese momento no lo tenía y tampoco quería dividirse en una sola persona, no quería hacer eso. -No es un elemento que pueda detener. -finalizó el hombre.
-¡No tú no pero yo sí! -se escandalizó, la rubia lo miró.
-Ya es muy tarde. -habló Thena, Gal la miró atenta.
-¿Thena? -la llamó Sersi.
-Todos van a morir al final. -Afirmó.
-¿Estás bien? -pregunta Sersi. Gal da un paso adelante lista para atacar pero Druig la hace retroceder dos pasos poniendo un brazo en su cintura sin embargo la rubia se quita su agarre dando tres pasos.
-¿Thena?
La mujer comienza a atacarlos a todos con sus armas lastimando a Makkari, Sersi y Phastos primero, se enfrenta a Ajak. La luz en sus ojos se apagó y su arma desapareció.
-No escuches a tu mente, Thena. Solo escucha mi voz. -Ajak se acercó a paso lento a esta -Estás a salvo, todos te aman. -susurró. -Eres nuestra Thena.
La luz dorada volvió a los ojos de Thena y su arma cósmica apareció de nuevo volviendo a atacar a Ajak.
-Thena no, calma, calma, calma -llegó Gilgamesh tomándola por los hombros haciendo que pare un poco pero esta lo ataca sin embargo el hombre se defiende.
-Thena basta, vuelve con nosotros. -le habla Gilgamesh.
La mujer vuelve a atacarlo pero Gal se mete en el camino, la chica también podía proyectar armas cósmicas así que se enfrentaron ambas, Druig le hablaba para que se tranquilizara y volviera pero esta seguía peleando.
-Vamos Thena vuelve por favor -Dijo mientras batallaba con ella. Thena la cansó y la de ojos azules decidió usar sus haces cósmicos, posicionó sus puños en dirección a la otra rubia y cuando estaba apunto de tirar sus haces de energía la mujer la golpeó fuerte en la cabeza provocando que la rubia cayera contra el piso.
-¡No! -gritó Druig. Thena atacó a Gilgamesh de nuevo, el pelinegro se acercó al cuerpo de Gal y la cargó. Escuchó un golpe y cuando giró su cabeza vio a Thena tirada en el piso inconsciente y a Gilgasmesh mirándola.
Acostaron a ambas mujeres esperando que despertaran, Druig miró sus manos y notó cierta sangre en ellas.
-Creí que el Mahd Wy'ry era un mito -confesó la mujer morena mirando a Thena.
-Enloqueció. -exclamó molesto Druig. Ajak pasó sus manos por detrás de la cabeza de Gal curando su herida.
-No existe una cura, así que nadie habla del tema -se apresuró a decir Phastos.
Thena abrió los ojos de golpe y todos la miraron atentamente, Druig se enfureció al verla despertar, estaba tan molesto por haber lastimado a su rubia que hubiera preferido no lo hubiera hecho.
-¿Qué me pasó? -preguntó con miedo la mujer aún acostada.
-Thena, atacaste a los demás. Heriste a Sersi, a Phastos, casi mataste Makkari, también a Gal, ahora no sabemos si va a despertar.
-¡Casi la matas! ¿Has enloquecido? -gritó furioso Druig acercándose a ella pero Phastos lo detuvo. La mujer se sentó.
-Todo se me borró -Dijo con cierto miedo.
-Tienes Mahd Wy'ry. Tu mente se fractura con todo el peso de tus recuerdos. La única solución es borrarlos para que puedas empezar de nuevo -La otra mujer negó varias veces casi llorando. -Voy a tener que avisarle a Arishem, y te llevaré a la nave dónde tenemos la tecnología que te ayudará.
-Pero entonces ella ya no será Thena -opinó Makkari en lenguaje de señas.
-¿Y si vuelve a pasar? Casi te mata, pudo avernos matado a todos. ¿Ya viste dónde está la jefa? Casi muerta. -respondió Kingo a Makkari pero su mirada viajó al cuerpo inconsciente de su amiga, Gal.
-Te lo pido. Te pido que no me hagas olvidar mi vida. No quiero olvidar mi vida, por favor -le pidió Thena casi rogándole a Ajak entre lágrimas.
-Thena yo te amo. Pero escúchame. No es importante si no la puedes recordar. Tu espíritu jamás va a cambiar, en lo más profundo de ti siempre serás Thena. Confía en mi.
-¿Por qué confiaría en ti? Le ruegas que te deje borrar su esencia
-Druig, ya sé que estás molesto -le habla con delicadeza la mujer.
-¿¡Molesto!? -se exaltó aún más. -Estos 7000 años hemos confiando en ti ¿y a dónde nos has guiado? Eh visto a los humanos destruirse entre ellos cuando tenía el poder de detener su furia. ¿Entiendes el dolor que provoca después de siglos? ¿Y si la misión fue un terrible error? ¿En serio creen que ayudamos a esta gente a construir un mundo mejor? -Ajak no dijo nada, solo lo miraba. Druig se giró caminado para mirar a todas esas personas pelando. -Somos iguales a esos soldados. Peones de sus líderes. Segados por la lealtad. Pero esto se acabó. -sus ojos se tornaron dorados, estaba controlando a todos esos humanos para que pararan de pelear. Pararon. Soltaron sus armas y alzaron su mirada a él.
Ikaris lo tomó asontandolo fuerte contra la pared.
-Liberalos. -le ordenó.
-Tendrás que obligarme.
-Ahora entiendo porque Gigi no está contigo, eres tan necio, tan insoportable.
Druig se sintió tan ofendido y roto ante eso, quizá era verdad, la chica rubia de sus sueños jamás sería su chica.
-Y yo no entiendo como Sersi aún sigue contigo.
-¡No la metas en esto!
-¡Tampoco metas a Gal!
-¡Ya basta! -ambos pararon de pelear ante el grito de Ajak, Ikaris se apartó de Druig.
-Si quieres detenerme… Tendrás que matarme -Druig bajó de los aposentos lentamente mientras su familia de eternos lo veía, el cuerpo de Gal seguía intacto, no despertaba, ¿La estaba abandonando? Sí, lo estaba haciendo pero en el fondo sabía que era lo mejor para ambos, cuando se volvieran a ver rogaba porque estuvieran en su mejor momento, un mejor lugar y mejor tiempo. Los aldeanos lo siguieron.
-Yo cuidaré de Thena. No le borres la memoria. Puedo cuidar de Gal también. -le pidió Gilgamesh, Thena miró a Ajak con una pisca de esperanza en su rostro.
-Un día cuando ella te ataque, tal vez tengas que matarla. -le advirtió.
-Correré el riesgo. -Thena sonrió mientras lloraba.
-Y no te preocupes por Gal, yo la cuidaré. -hubo unos segundos de silencio. -Todos pueden irse. Los desviantes ya no están. No hay razón para que se queden conmigo.
-¿No consultaras a Arishem, Ajak? Somos un equipo, tenemos que estar juntos. -le dice Ikaris.
-No recuerdo haberte pedido consejo, no olvides tu lugar conmigo. -los miró a todos. -Es momento de despedirnos. Son libres de irse. Quiero que salgan al mundo. Que vayan a forjar sus propias vidas. No como soldados. Y no con el propósito por el que creen estar aquí. Busquen su propósito personal. Y un día cuando nos veamos otra vez… Tendrán que contarme que descubrieron. -finalizó.
Era un nuevo inicio para los Eternos, un nuevo inicio para Gal, que, en ese momento, ellos dudaron si alguna vez despertaría…
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