Capítulo I: Seguridad.

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Hay muchas ocasiones en las que nos vemos perjudicados, por personas o situaciones injustas. Es bueno poner límites y darnos a respetar, eso no significa que nos debamos rebajar a gestos que no estamos acostumbrados, o acciones que no van en nuestro proceder. Debemos defendernos con cortesía y respeto. Una persona segura no pierde la cordura tan fácilmente, pero tampoco se deja manipular.
Trabajar en uno mismo es constante, no es de la noche a la mañana ni para siempre. Uno tiene altos y bajos, pero no debe asegurar nada. Ni que lo bueno sea eterno, ni que lo malo sea un pozo sin fin. Hacerlo cambia significativamente la vida. Lo digo de corazón. Cuando te das tiempo para ti mismo, por algún problema del pasado o cualquier otro motivo, aprendes a conocerte a ti mismo.
No podemos juzgarnos por la “culpabilidad” que sentimos de nuestros errores del pasado, ya que eso no está actualmente. Lamentarnos no lo cambiará nada, lo único que sí lo hace es el arrepentimiento verdadero, es decir; ese hace que no hagamos lo de antes, pero sin estar quejándonos de eso, ya que al fin y al cabo, lo hecho hecho está. De esos errores y cosas no muy buenas, sale la experiencia, y de la experiencia podemos tener mucha seguridad en lo que hacemos actualmente.

Como la luna, pasamos por distintas facetas, y en ellas nos damos cuenta qué posición tomamos.
Es vital conocernos, así sabremos con certeza lo que buscamos/queremos o no, lo que estamos dispuestos a dar, y lo que no permitimos.
Disfruta tiempo contigo mismo, haciendo cosas nuevas. (Y es real, o si no, no estaría escribiendo este libro).

Reencontrar-te, Amar-te y Renovar-te. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora