Capítulo II: Amor.

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El amor propio incluye la seguridad y fortaleza, pero no fortaleza de: “Oh, mírame que no siento nada y todo lo puedo”. No. En lo absoluto.

El amor propio es difícil de sentirlo, al igual que la seguridad.
Esto es porque el ser humano no es un robot, para empezar. Es irreal que una persona pretenda estar bien todos los días. Eso quisiera uno, pero no es así.
Claro que hay temporadas de mucho entusiasmo (en cualquier aspecto) pero luego llegan otros días que sencillamente no tienen eso.
Cada persona vive el proceso del amor propio, pero siempre hay algún detonante que nos incita. Y esa es la importancia de la experiencia y la misma vida. Encuentro lógica en la frase que dice que la vida es tan buena maestra que cuando no aprendemos algo, nos vuelve a repetir la situación, hasta que la aprendamos.
Por eso muchas personas viven repetidas situaciones, pero está en ellas cambiarlo o no.
El amor propio va de poco en poco, aceptando nuestro físico (a pesar de que haya cosas que quizá no nos gusten mucho), nuestra forma de ser y también nos hace mejorar como personas. Por el amor a nosotros y hacia la vida.
Otra cosa que demuestra amor propio, es agradecer por lo que somos y por lo que seremos (aún sin serlo) porque está incluida la autoconfianza, y en cierta parte el ego, cosa que tal vez muchas personas lo consideren mal, pero no. El ego es parte del ser humano. Sin embargo, es nuestra responsabilidad medirlo, no puedes poner al ego encima del amor propio.
Muchas veces nos tocará hacerle ver a alguien su valor, o algunas personas nos harán dudar del nuestro. Pero todo a su medida.

Reencontrar-te, Amar-te y Renovar-te. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora