Capítulo 6: "Seré una tumba"

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Las horas habían pasado, y por ahí de las 12 de la madrugada, dos perros estaban aún despiertos, un dálmata. Este usaba unos shorts cortos y una camisa corta, la cual le llegaba hasta arriba del ombligo. Mientras que suma solo usaba una bata de baño.

Marshall estaba ayudándole a que esté se sintiera cómodo, ordenando todas sus cosas, desde prendas de vestir, perfumes, cremas, maquillaje que sorprendió a Marshall, pero simplemente no dijo nada.

—¿Enserio es necesario que trajeras una olla?. — Preguntó el dálmata.

— Es mi olla especial. Las sopas solo me saben ricas si las cocino aquí.

— ¿Quieres que la guarde en la cocina?.

— Si. Mientras yo quiero ordenar unas cosas.

— Está bien, para mientras pondré algo de té, así pueda ayudar a dormir.

— Supongo. No me gusta el té.

Marshall le hizo gracia su comentario. [no sé por qué] pero algo había llamado su atención, una pequeña maleta que estaba en el suelo. Lo primero que pensó: Seguro es otra maleta con cremas, oh algún perfume. Tenía curiosidad por ver lo que había, pero simplemente no lo hizo. Capas sea algo vergonzoso, o tal vez cocaína. Quien podría saberlo.

— ¡Zuma!. — Grito Marshall.

— ¿Mande?.

— ¡No se dice mandé!. — contesto marshall. — ¡Se dice! ¿Qué sucede?.

— ¡Metete el dedo en el culo mejor!, ¡Solo di que es lo que quieres!.

— ¿Quieres azúcar?.

— ¡Me estas jodiendo!. — contesto Zuma desde su cuarto. — ¡Yo no se, nunca he tomado té!.

— ¿Entonces le pongo un poco?.

— ¡Si!.

—¡Está bien!. — grito de regreso.

Marshall preparaba el té, pero aún así dudaba un poco. Así que simplemente puso un poco en una pequeña taza, así ellos mismos le podrían, mientras cortaba unas naranjas juntos con unas galletas con jamón y queso. El dálmata, caminaba silbando la melodía de Kill Bill, hasta llegar al dormitorio que sería el de Zuma. Y con cuidado colocó la bandeja en la cama, el labrador al ver la comida los ojos se le iluminaron, ya que desde que habían empezado a desempacar, sintió hambre, pero cuando Marshall comenzó a ayudarle no podía decirle que no. Por qué si fuera por su propia cuenta, ni hubiera abierto las maletas.

— ¡WoW!. — sorprendido. — Nunca había comido una merienda tan elegante. — Decía Zuma, tomando un trozo.

— Espero te guste. Si no te gusta el jamón también hay peperoni.

—Ahora entiendo por qué tienes el cuerpo de una modelo infantil de pasarela. — decía mientras comía.

— No estoy tan delgado. — Dijo Marshall, mientras se miraba el cuerpo.

— Es un cumplido cariño. — Decía mientras tomaba un trozo de naranja. — Esa niñas explotadas matarían por tener tu cuerpo.

— Si esos son los cumplidos lindos. ¿Cómo serán los románticos?.

— Solo te diré. Qué hicieron que perdiera tres novios.

— Espera. ¿Eres gay?. — preguntó el dálmata.

— Osea. ¿No te habías dado cuenta?. — dijo mientras tomaba té. — ¡Wakala!. Esto sabe a mierda.

— Es que...

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