Capítulo 8: "No mames"

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El viaje en autobús era una completa tortura, más cuando había muchísimo tráfico. Y en uno de esos asientos, una chica de complexión delgada, vistiendo una camisa color rosa corta y una falda cuadriculada. Estaba agotada, su cuerpo le dolía muchísimo al venir sentada durante un viaje que nada más serían unas 4 horas, se tornó una de ya casi 10 horas. Tanto por problemas con las llantas, falta de gasolina y ahora, con el tráfico por parte de muchos que durante las vacaciones se ponen todos de acuerdo para ir a las playas.

—¡Maldición!.

La chica maldijo al aire, estaba dispuesta a ir con el chófer y poder preguntar al menos la hora, ya que su laptop se le terminó la carga, su tablet tenía un 15% de batería y su celular tenían un 20. Así que tenía que distribuir bien el tiempo, pero un chico había chocado con la cocker dejando su rostro unos segundos sobre sus tetas. El chico era de baja estatura, sus orejas estaban en punta. Así que de forma muy avergonzada este dio tres pasos atrás de la chica.

— ¡Lo lamento muchísimo!. — Dijo el chico.

— ¿Sucede algo?.

Se incorporó una tercera voz atrás de aquel chico, que al igual que el primer accidente, una chica muchísimo más alta que ambos en el primer encuentro, este era una husky de gran estatura, su cuerpo estaba algo fornido. Pero no dejaba de lado que tenía mucho volumen en su zona delantera, ya que está ves no había chocado con ellas. Si no que por su baja estatura, las tetas de la husky quedaron sobre la cabeza de aquel chihuahua de baja estatura.

Las mejillas del chihuahua estaban completamente rojas de la vergüenza, así que evitando mirar a la chica con temor a que le hiciera algo. Simplemente se acercó a la chica de vestimenta rosa y pasando a un lado de ella, fue directo a encerrarse en los baños del autobús. La cocker simplemente suspiró frustrada, mientras que aquella otra chica se había acercado.

— ¿Te está molestando ese cretino?. — Preguntó la husky.

— No. Solo fue un accidente, nos chocamos nada más.

— ¡Oh!. — respondió la husky. — Entonces tendré que hablar con ese niño, seguro está muerto de miedo ahora.

— Tranquilo grandota. Puedo defenderme sola. — colocando sus manos en su cintura.

— Supongo que si. — Contesto con una sonrisa.

—¡Disculpen!.

Interrumpió una voz a las chicas quienes miraron hacia adelante, era uno de los ayudantes en el autobús.

— El tráfico ya está avanzado, pueden volver a sus lugares. Por favor.

— ¡Claro!. — hablo la husky. — Linda ¿estás en un lugar sola?.

— Si.

— Bueno espérame. Traeré mi mochila, al menos tengo a alguien para hablar.

— Supongo que está bien.

Contesto la chica un poco desconfiada. Así que simplemente se volvió a su lugar, así liberar el espacio que estaba ocupando para colocar su laptop y guardándolo en su mochila de viaje. La husky no tardó mucho en llegar, así que simplemente se sentó, colocando una mochila pequeña debajo del asiento, quitándose un gorro revelando su largo cabello de tonos azules, con algunas partes en blanco, también de un costado estaba rapado, lo que le daba una apariencia un poco rebelde, cosa que le interesó mucho a la chica de rosa. Qué acomparación con ella, estaba claro que había mucha diferencia.

— Lamentó haberte pedido tu espacio. — Hablo la husky. — Pero delante había un tipo que había vomitado y no soportaba el olor.

— Eso puedo entenderlo. — contesto, mirando que el brazo de la husky habían marcas y alguna cicatrices. — Se ve que tuviste una vida intensa.

— Todo esto. — Mostrando sus marcas. —  Son solo un miércoles por la tarde.— Decía sin más importancia. — ¿De donde eres cariño?.

— Soy de la ciudad. —contesto amable. — ¿Tú de dónde eres?.

— Soy de las montañas Bigs Moth. — Mirando a la cocker. — Aún que no me queda claro de qué ciudad, al menos puedo saber tu nombre. Mi nombre es Everest.

— Un gusto. — dando su mano. — Mi nombre es Sky.

— Que nombre más delicado. ¿Eres de familia con dinero?.

— No del todo. — dijo Sky. — Mi madre es doctoras y mi padre es pilotó.

— ¿Entonces tu qué eres?. — comiendo papitas. — Eres la hija única de papis.

— No. — dijo mientras se hacía un moño. — También soy piloto.

— ¡Wow!. — dijo sorprendida. — Quien lo diría. Cualquiera que te viera y con esa ropa que andas, cualquiera diría que vives de una familia millonaria con catorce sirvientes mexicanos.

— Claro que no. — mirando sería a la husky. — Ahora te toca a ti. Cuéntame, ¿Qué haces fuera de las montañas?.

— Nada simplemente. Pero me quieren en un lugar para dar nada más mis experiencias y los datos que recopile de la montaña.

— ¿Y todas esas marcas?.

— Reparando la barredora, peleando por mi vida, quedándome atrapada en una cueva. Cosas simples.

— Y yo que pensaba que nada más eras una matona que escapaba.

— Pues no mi ciela.

— ¿Información de que recopilas?. — curiosa. — Si se puede saber claro.

— Nada importante. Solo si hay alguna vibración, oh alerta de sismos que provoquen avalanchas grandes de nieve.

— ¿Solo eso?.

— Si.

— Vaya. Pensé que seria algo más interesante.

— Bueno hablando de interesante, que me dices sobre ti. ¿Por qué una piloto entrenada está en un autobús de camino a un destino desconocido?. — mirando a Sky. — Según yo, las pilotos solo trabajan en campos, oh en algún lugar para entregar suministros.

— Soy solo una piloto amateur, mi padre quería que me quedara con el, pero mi madre se negó rotundamente. Así que ahora voy a un aún cuartel pequeño a ayudar nada más como piloto.

— ¡No mames!.

Se escucho un grito que alarmo no solo a las chicas que hablaban de manera tranquila. Ya que uno de los ayudantes del autobús se acercó y tocando torres veces la puerta este dijo:

— ¿Todo está bien ahí adentro?.

— ¡Si!. — se escucho del otro lado de la puerta.

— ¿Quiere que le traiga algo?.

— ¡No!.

Dijo mientras la puerta se abría, dejando ver al chihuahua, el cual tenía una expresión completamente enojada.

— Solo es que mi celular se me cayó.

— Lamentó escuchar eso. — dijo el ayudante. — Si necesita un teléfono. Tenemos uno de repuesto para que pueda llamar.

— No hay problema. Mi destino es bahía aventura, me las arreglaré para encontrar el cuartel.

Después que el chihuahua dijera su destino. Ambas chicas voltearon a verlo. Cosa que noto el chihuahua también y ver a ambas chicas simplemente les sonreía con vergüenza.  Y agitando su mano se despidió de ambas para volver a su asiento.

Tanto como Sky y Everest se voltearon a ver. Ambas se miraron por unos segundos y una fue la que rompió el hielo.

— ¿también vas al cuartel de bahía aventura?

— Claro que sí. Ryder es mi jefe.

— Mi padre hablo con Ryder para que yo fuera su piloto.

Así que ambas chicas juntaron sus manos y en armonía dieron un gritito un tanto agudo, mientras reían.

Prejudice©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora