Capítulo 7: " Huevos con tocino"

389 59 2
                                    

—¡Vete al carajo!.

Fue lo que se escucho por todo el lugar. Era un grito que había alertado a tres perros, Zuma y Marshall estaban completamente desarreglados, aún con la ropa de dormir, mientras que rubble por su lado, no estaba contento. Su mirada estaba sería, al rededor de sus ojos estaban más oscuros, seguro se había dormido muy tarde. Y ahora con los gritos que venían de una habitación en partícular solo rodaron los ojos, Rubble estaba muy molesto, así que de manera tranquila este tocó tres veces a la puerta. Pero lo único que se escuchaban eran solo los gritos de peleaba de la pareja de adentro.

— ¡Maldición!. — se quejó el terrier.

— Mejor no hay que meternos. — Hablo Marshall. — Se escuchan que enserio están peleando.

— Tienes razón. — se incorporó Zuma. — Tú ve a hacer algo de comer, yo veré qué pasa adentro.

— ¡Oye!. — hablo Marshall. — ¿Por que tengo que ser yo el que cocinara?.

— Es pelea, y viendo el cuerpo que tienes. No eres alguien que le guste pelearse.

— Concuerdo con el. — Hablo rubble. — Tienes cuerpo de bailarina.

— ¡Si!, ¡Exacto!. — dijo Zuma. — Si vas a una audición, harás que se maten por qué no son lo suficientemente delgadas.

— Para de hacer ese tipo de chistes.

— Perdón si te hago vomitar. — decía mientras se burlaba.

— ¡Ya está!.

Se escucho decir por parte de Rubble. Luego aquella puerta se abrió de par en par, dejando ver la sala en donde dormían cómodamente dos perros, uno en el sofá y el otro en el suelo. Los tres perros se dieron cuenta que el ruido que escuchaban era el del televisor con mucho volumen, para Zuma fue algo decepcionante, mientras que Marshall se acercó a Rocky que estaba en el suelo.

Con total delicadeza comenzó a sacudirlo, este simplemente al ser interrumpido en su sueño se sorprendió por tener la mirada del bulldog y el dálmata sobre el.

— ¿Qué están haciendo aquí?. — preguntó confundido.

— Bueno. Escuchábamos que se estaban peleando. — Hablo Marshall. — Nos asustamos un poco, pensábamos que se iban a matar.

— ¿Cómo pueden dormir con este ruido?.

— Es la costumbre nada más. — Hablo Rocky mientras se ponía de pie. — Trabajamos mucho tiempo aquí. Creo que nos acostumbramos a dejar el televisor a mucho volumen.

— ¿Tiene sentido para ti?. — Decía Marshall mientras miraba a Rubble.

— Tú si que si, capaz y saque una navaja.

— Grandote. ¡Es hora de despertar!. — Sacudiendo a Chase.

Chas por su parte, comenzó a abrir sus ojos. Estaba dispuesto nuevamente a dormir por qué la voz de Rocky le molestaba muchísimo, pero al ver que en la habitación no solo estaba el, como líder decidió despertarse de golpe al mismo estilo de un militar. Pero lo que logró es que simplemente este por la rapidez en que se levantó, solo le dieran náuseas.

Rocky camino con hasta el labrador que de hace ya un rato estaba en la cocina, intentando preparar algo de comer, mientras que Marshall se había sentado al lado del pastor alemán, y Rubble miraba la película que aún estaba en la pantalla.

— ¿Como puede gustarle está película?.

— La verdad es que no recuerdo haberla puesto. — restregándose los ojos. — Seguro se puso automáticamente, pero una cosa. ¿Cómo entraron?.

— La puerta estaba abierta. — contesto Marshall.

— Enserio que estoy distraído.

Decía nuevamente dando un fuerte suspiro, mientras que el dálmata solo guiñó su ojo izquierdo, mientras que rubble solo sonrió. Chase por su lado estaba agotado, su cuerpo le dolía muchísimo y unas fuertes punzadas en su cabeza nada más lo ponía más tensó.

— Parece que te fue mal anoche. — mirando a Chase.

— Tranquilo manchitas. — contesto Chase. — Es solo el dolor de cabeza.

— ¿Qué edad tienes?. — preguntó el dálmata.

— No estoy viejo. — Hablo Chase. — Tengo 23 para tu información.

— Pues te quejas como uno de 40. —hablo el dálmata. — Puedo traerte una pastilla si quieres.

— Tranquilo. Ya me pasará el dolor, luego dormiré en mi cama, veré si ya no me duele después.

— ¡Chicos vengan!. — grito Zuma. — Hora de desayunar.

— ¡Gracias a Dios!. — hablo Rubble. — Menos mal alguien hizo de comer.

Rubble fue el primero en sentarse en la pequeña mesa, mientras era servido por el labrador, Rocky estaba comiendo de pié, al lado de la cocina. Mientras que Chase aún el sofá solo podía oler aquel aroma tan provocativo, Marshall miraba su celular, su mirada era un tanto molesta. Así que simplemente no lo molesto, solo se levantó de aquel sofá y tomo un puesto enfrente del bulldog.

— Zuma. Ni te hubieras molestado en hacer de comer.

— No me agradezcas guapo. — Poniendo un plato con comida enfrente de Chase. — Es lo menos que puedo hacer. — De todas formas. Muchas gracias.

— Igualmente . — siguió rocky, quien estaba terminando su comida. — Luego me dices cómo lo hiciste.

— Me encantaría, pero no lo haré. — sacando un poco de jugo del refrigerador.

— Vamos. Está buena, podrías compartila al menos conmigo. — decía Rocky.

— No puedo. — contesto Zuma. — Mi madre me enseñó que si quieres conquistar a alguien. Nunca le digas cómo cocinas sus platillos favoritos. Por qué después te dejarán por alguien que los hace mejor.

— Yo no lo haría. — Hablo Rocky.

— Todos dicen eso. — bebido de su vaso . — Además, solo son huevos con tocino.

— Si como no. Te vi usando papás, queso y pimientos.

— Bueno si, pero eso nada más le dan el sabor. — Decía Zuma. — lo que use en su mayoría son huevos y tocino.

— Nada igual. —contesto. — De todas formas está delicioso, podrías abrir un restaurante con eso.

— Gracias. — Contesto alagado.

Prejudice©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora