Capítulo 12: "Una disculpa"

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La noche había terminado, dando paso a la madrugada. El reloj marca las doce, un nuevo día va a iniciar, y en lo alto de aquella torre, un perro. Lobo en su totalidad, pero sangre de perro corre dentro, y así como a la luna, ladra sin remordimiento.

Rocky era su nombre, pelaje oscuro como el humo, y con ganar de llorar, su cabeza dolía, por la marihuana que había consumido, aún cuando su amigo que le había jurado, que eran de tabaco. Pero fue su sorpresa, que en el horizonte de la noche, una luz apareció. Y un rayo de esperanza se alzó, cuando notó que de aquel auto que se había estacionado, dos figuras lo habían alegrado

De un lado, un regordete salió, y del otro la bulimia en persona apareció, y con alegría a todos adentro llamo, para así recibir con agrado la bienvenida de su amigo al cual había maltratado, recordando todo este tiempo, que una mierda cualquiera es, y que con una disculpa, espero se arregle. Oh de las pelotas se colgará en el balcón, con ayuda de su ninfomanía de amigo, quien vestía de azul, de la cabeza hasta los tobillos.

—¡Volvieron!. — grito Rocky.

El primero en aparecer al lado fue el dálmata, quien miraba como Rocky tambaleaba, no hizo falta acercarse, por qué el golpe de marihuana se hizo presente, pero ninguno de los otros perros decía nada. Por qué lo último que querían es que su amigo se volviera a intoxicar.

— ¡Zuma!.

Grito el dálmata, acercándose a su amigo labrador, quien con vergüenza por el numerito que había hecho, no se atrevía a hablar, así que solo se dejó abrazar por el dálmata.

— Es un alivio. — acercándose a Rubble. — Ambos se encuentren bien.

— ¡Chicos!.

Le siguió Chase, quien se acercó a abrazarlos pero rápidamente, el bulldog y el labrador se alejaron de el, dejando a la mayoría de los demás confundidos.

— ¿Ya te bañaste?. — preguntó Zuma.

— ¿Por qué lo preguntas?. — confundido.

— Es solo... Curiosidad. — corroboro Rubble.

— Bueno. Déjenme decirles que ya tomé una ducha. .

— ¿Te lavaste bien cada parte de tu cuerpo?.

— Ahora no los entiendo.

Chase se quedó confundido, llevando sus manos a su cintura. Los demás solo observaron como Rubble se había acercado, y había susurrado algo al oído del pastor alemán, y al momento de alejarse, Chase se había quedado sin hablar, y lo único que hizo fue alejarse de ambos, quedando atrás del dálmata, como un completo niño descubierto por robar unos dulces. Aún que aquí la verdad era otra.

— Yo quiero decir algo.

Habló ahora Rocky, quien con tambaleó y tambaleó, se acercó al labrador, cayéndole encima, Zuma entendió por qué estaba así, y lo único que hizo fue ayudarlo a quedar de pie.

— Soy una mierda. — dijo Rocky. — Las aves lo saben, las flores también, y lo único que quiero, es que me mires y me perdones también, fume un poco de hierva lo sé, pero tranquilo, por qué mi cuerpo es resistente como vez. Pero lo único que quiero de ti, labrador, es que mires a este trozo de mierda arrepentido, y si quieres puedes quedarte con mi hierva, pero no le digas a Chase, por qué el maldito, nos despide. ¿Como vez?.

— Tranquilo. — Soportando el peso de Rocky. — Guardaré tu secreto.

— ¡Así no!. — se quejó Rocky. — Dilo como poesía, es más lindo, y romántico también.

— Está bien compañero, pero recuerda. — Decía Zuma. — Qué si me vuelves a insultar, en una bolsa terminarás.

— No te tengo miedo. — se acercó Rocky hasta quedar de frente de Zuma. — Solo temo, por qué si la cago nuevamente, perderé a un amigo sincero.

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