Capítulo 11: "Verdad ante el silenció"

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El camino por la carreta era silenciosa, y la música de ambiente de la radio no ayudaba.

—Amigo ¿Donde estas?.

Decía Rubble conduciendo el auto de policía de Chase. Aún que sabía perfectamente que se metería en problemas ahora con el líder. Pero esa no era la cuestión ahora.

— Supongo que estará en la estación del lado Este. — buscando por la estación central de la ciudad.

Rubble estaba devastado, sabía que era su culpa de que todos se hayan peleado con el labrador. Así que solo se mantuvo calmado, intentando no chocar el auto lujoso que estaba conduciendo, pero una luz roja hizo que este bajará la velocidad, mientras miraba su reloj, intentando pensar que el último tren no haya salido de la estación.

Y mientras esperaba a la luz verde del semáforo, una llamada estaba entrando, Rubble intento contestar, pensando que era su celular, pero sin entender que era lo que estaba sonando, fue una luz parpadeante en el tablero del auto, así que por curioso lo toco. Pensando de que Chase se había dado cuenta que había tomado su auto, y solo esperaba el regaño. Así que solo lo precioso.

Hola precioso. — voz femenina. — Veo que andas por las calles. ¿Quisieras pasar unas horas de diversión en nuestro lugar especial?.

Rubble simplemente no podía creerse lo que acababa de escuchar, así que simplemente no dijo nada, mientras escuchaba nada más sonidos extraños, y por nerviosismo, ya con las mejillas coloradas volvió a tocar el botón, esperando que se apagará. Pero simplemente apareció alguien más.

Hola jefe. — Voz masculina. — Espero que esta vez traigas las esposas. Por qué este ladrón anda travieso.

— No me jodas. — se dijo así mismo, para que el otro no escuchará.

¿Quieres que nos veamos en los baños del parque?— hablo la misma voz masculina. — ¿Hola? ¿Estás ahí?.

Rubble. Sin pensarlo volvió a tocar aquel botón, y durante 12 minutos que duró todo el viaje a la estación de trenes, estuvo escuchando todas las personas calientes que querían a su jefe, ahora sabiendo que tendría que ocultarle a todos que su líder era un maldito gigoló.

Así que sin importarle mucho y tratando de olvidar todas las cosas calientes que escucho. La imagen de Zuma apareció en su cabeza, recordando cual era su objetivo. Así que intento buscar al labrador por todo el lugar, revisando la terminal, esperando que esté se encontrará en los puestos de espera, pero fue un alivio cuando vio unas maletas sobre una banca, así que se acercó con confianza mirando la etiqueta del destinó y justo era el mismo que tenía anotado en la palma de su mano.

— Disculpa.

Una voz estuvo detrás de él, y al voltearse miro al labrador, que al notar que era Rubble solo rodó los ojos.

— ¿Qué haces aquí?. — preguntó un poco molesto.

— Zuma. — juntando sus palmas. — ¡Perdóname!.

— Está bien. — Apartando a Rubble. — Pero de todas formas, no eres tú quién debería pedirme perdón.

— Zuma escucha. Se que hemos peleado, oh más bien fue Rocky, quien se metió y también Chase.

— Si como sea.

— Solo quería saber si podrías regresar, intentaré arreglar las cosas. Por favor.

— Como sea. Solo déjame en paz. — Alejando al bulldog.

— Zuma. — llamando al labrador.

— Espera estoy buscando mi celular. — decía mientras buscaba algo en su maleta.

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