XI

17 1 0
                                    

Este capítulo va para un amigo con quien puedo contarle mis mas íntimos secretos y no se va. Quien me enseñó a dedicar capítulos pero ahorita no tengo tiempo para prender la computadora y etc.
Este capítulo va para CULPABLE
-A

La maestra nos dio un mes para hacer el trabajo, y dijo que mientras habíamos el trabajo no habría clases porque no podría venir. Ese era uno de los motivos por el cual dejaría el trabajo.
Todos salían con una sonrisa junto con sus compañeros de equipo en el trabajo, pero yo salía con un chico que antes había sido traído esposado y por la policía.
Seguí caminando sin darme cuenta de que Nathan se había detenido enfrente de un BMW.

-Nathan, no deberías de estar...-le dije, pero me interrumpió.

-Nate, dime Nate-

-Bueno, Nate, no deberías de estar estorbando en los coches de los demás, aparte tenemos que llegar a mi casa antes de que llueva.-

-Este es mi coche- me dijo mientras ajustaba las llaves del BMW con su mano.

Mi impresión me impidió articular palabra alguna, lo único que pude hacer es caminar hacia el coche plateado.

El transcurso del camino fue algo incómodo. En la radio no paraba de sonar la canción de Love me Like You Do y eso me ponía algo incómodo. Nos ponía algo incómodos.
Lo único que decíamos, bueno, decía eran las indicaciones para llegar a mi casa. Que suerte que ese día me había ido caminando.

Al llegar a mi casa, dejó su abrigo en una de las sillas y se puso a merodear por mi pequeño pero cómodo departamento.

-Es chico... Me gusta- decía Nate mientras paseaba de la cocina al comedor, y del comedor a mi cuarto. -Veo que eres algo desordenado- me dijo cuando vio que mi cama estaba deshecha

-Bueno, el trabajo no se llama "criticar la casa de compañero", sino "maneras de defender al acusado".- le conteste -¿Acaso te gustaría que yo criticar tu casa?- complemente

- Ja. Ja. Ja. No creo que mi casa pueda ser criticada.- me decia con cierto tono arrogante.

Decidí no seguir con esa pequeña lucha y sentarme en una silla a que terminara de 'inspeccionar' mi departamento.
No pasaron ni cinco minutos cuando se fue a sentar enfrente de mi y me dijo.

-¿Donde están los modales, Adam? Tengo sed- me dijo

-Ah, perdón.- le conteste mientras me paraba por un vaso para rellenar con agua. -¿Terminaste de inspeccionar mi apartamento?-

-Tengo seeed- repetía

-Ya voy. No seas arrogante, Nathan.-

-Seed-

-¿Te han dicho que eres desesperante?- le dije mientras le entregaba su vaso con agua.

-No, porque antes de que me lo digan, los hago callar- me dijo cuando terminó de beber su vaso de agua

Sin duda alguna, me quedé sin respiración y se me dificultó el habla y mi respiración se detuvo. Tenía miedo de preguntar.
-¿Hacerlos... callar?- pregunte con incredulidad y duda.

-Anda, preguntame. Se que mueres por preguntareme.- Me dijo mientras se paraba. -Tienes mucha curiosidad y se te nota.-

Todavía con miedo me atreví a decirle -Pues... Pues.. Tengo que decirte que...-

-Anda, dilo. Dilo.- me presionaba

-Eres..- tartamudeaba

-Dilo- me presionaba aún más mientras se acercaba cada vez más cerca. Mi pulso se alterada cada vez que daba un paso. Ahora estaba a menos de 30 centímetros de mi cuando originalmente estaba a más o menos un metro. Sus pupilas estaban extremadamente dilatadas y sus ojos eran de un azul tan profundo que nadie podría resistirse a eso.

-Eres... Desesperan...- y antes de que acabará la frase sus labios se pegaron a los míos. Eran delgados y carnosos. Envían un toque de sabor a hierbabuena, lo que hacía que el beso fuera más refrescante. Y mejor aún porque el beso era dulce, de esa besos que nadie se puede resistir. Nadie. Ni siquiera yo. Mi cerebro daba vueltas pero la dopaina era la suficiente para darme cuenta de que él me gustaba. Nathan me gustaba.

SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora