XVII

12 1 0
                                    

Manejo a una playa que era de propiedad privada. Pronto descubrí que ese pedazos de playa le pertenecía a él. Bueno, a su familia.
Era una belleza. Tenía la arena blanca y pura, algunas palmeras, un mar claro y poco profundo y claro, sin ninguna visita incómoda. También cerca del mar, había una pequeña casa con paredes blancas y ventanas por todas partes.

-¿Te gusta?- me pregunta algo incomodo

-Me encanta-

Llegamos y nos instalamos adentro de la casa, deje mis cosas en una pequeña habitación y me meti al sanitario a ponerme mi traje de baño. Era azul con flores blancas. Típico traje hawaiano.
Al salir, lo primero que vi fue la alta y hermosa estructura de Nate, con su pelo peinado deuda manera rebelde hacia atrás, con una sonrisa y unas gafas oscuras. También traía una camiseta blanca atirantada y unos shorts rojos.

-Vamos- me dijo sin quitar esa sonrisa

El tiempo pasaba y hablábamos de cosas que a ambos nos gustaban. La música, la comida, el clima, etc. Pero no podía quejarme de algo. Estaba con él. Solos. En una playa. Cualquier cosa podría pasar. Cualquier cosa.

Nadamas un rato en el mar y jugamos con el agua, observamos varios peces y nos reiamos cuando haciamos ángeles de arena, o muñecos de arena. Era muy divertido.

-¿Me... Puedes poner bloqueador?- pregunto algo nervioso, después de hacer todo eso juntos.

-Si, claro.- le dije mientras me daba el bloqueador.

Acto seguido se quitó la camiseta y dejó al descubierto su cuerpo marcado. Mis manos tomaron un poco de bloqueador y lo esparció por toda su espalda, recorriendo los músculos, dando u pequeño masaje y disfrutando cada momento de él.
Se dio la vuelta y me dijo que si le podía poner ahora enfrente. No lo dude ni un momento.
Recorrí sus abdominales, sus músculos y él sonreía cuando me veía hacerlo. Subí mis manos por su cuello y lo agarre de la nuca. No me habia dado cuenta ta de que ahora estaba sentado en su regazo. Algo se ponía duro por debajo de su bóxer y acto seguido, me sonroje.

-Perdona- me decia un poco sonrojado.

-No te...- decía cuando un sonido interrumpió la palabra.

Ese sonido lo conocía muy bien.

Le traía viejos recuerdos.

Y sabía que esto no terminaría bien.

SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora