XIII

9 1 0
                                    

Y dicho y hecho. Apenas subimos a mi departamento y del cielo gris cayó una lluvia tremenda.
Lo sente en el sofá y cuando me iba a ir a mi cuarto por una cobija con que taparlo, me agarro la mano y me dijo:

-No te vallas, porfavor- decía entre sollozos.

Valla, de verdad se sentía muy mal. -No me iré, solo voy por algo y ahorita regreso contigo- le conteste

Parecia que me iba a responder, pero no tenía las energías necesarias para contestarme.
Fui directo a mi cuarto y dique una cobija que nos cubriera del frío, ya que mi casa era algo fría. Saliendo fui corriendo a la cocina y puse a hervir agua.
Cuando puse la tetera, camine al sofá y vi que temblaba de frío. Cuando me acerque me miró a los ojos y supe que también tenía miedo.

-Ven aqui- le dije mientras extendía una cobija sobre su cuerpo. No dudo en hacerme caso y se acurrucado con las sábanas en mis piernas.
Prendí la televisión y la vimos durante un rato.

-¿Porque me detuviste?- me pregunto porfin, rompiendo el silencio.

-Porque no te podía dejar ir en esas condiciones.- le dije. Me volteo a ver y vi que tenía una sonrisa tonta en la cara. -Aparte me importas.- termine rematando.

No contestó nada y se pegó más a mi. Empezó a jugar con su pelo negro, le masajista la cabeza, le hacía diferentes peinados y al poco rato, cayó dormido.
Dormido se veía mejor. Más lindo y más joven. Más adorable. Aproveche el tiempo para dejarlo descansar un poco y preparar dos tazas de té de manzana. Creo que necesitábamos hablar. Y yo necesitaba pensar. Que es lo que seguía.

SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora