XII

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No. Si. No. Si. No. Si. Si. No. ¿Qué?
Mi mente se resolvía una y otra vez. Por una parte quería que esto acabará porque sabía que las relaciones así no funcionaban bien y aparte no eran muy bien aceptados por la sociedad. Veía las noticias y:

"En Italia se crea un juego que consiste en disparar a los gays en la calle"

"Rusia está prohibido decirle a los menores que existe la homosexualidad"

Pero primero otra parte tenía al amor justo tocando mi puerta, se podría decir porque nadie besa a nadie de la nada. Pero no lo conocía tan bien, aunque eso tomaba tiempo.

Nathan pareció percatarse de que ya no le estaba siguiendo la corriente por pensarían querés lo que estaba haciendo en ese momento besándose y se separó.

-¿Pasa algo?- me pregunto Mirándome a los ojos. Esos ojos nunca me iba a cansar de verlos. Pero ahora había algo diferente en ellos. Podría jurar y perdurar las veces que sea pero algo había cambiado en ellos. ¿O tal vez en mi?
Lo veía diferente, más profundo probablemente. Esos ojos no sólo revelaban un color precioso, sino que revelaban una realidad que nadie iba a comprender. Tristeza y soledad.
Y en ese momento me di cuenta de lo cierto que era la frase de "los ojos son la ventana al alma". Tenía miedo. Miedo al amor. Miedo a no ser correspondido. Y sentí algo de pena. Mucha pena.

Y lo volvi a mirar y ahora tenia una sonrisa nerviosa pasmado en la cara. Estaba nervioso. Pero no sabía que contestarle. No quería lastimarse pero no sabía que hacer.

-Lo siento. Es mi culpa. Pensé que tu... Pensé que nosotros... Pensé... Me tengo que ir. - Me dijo con una tristeza que podría apagar a toda una serie de fotos iluminados con solo esa mirada.

Cerro la puerta con delicadeza y bajo las escaleras a toda prisa. No necesitaba escucharlo para saber que estaba llorando. Porque lo estaba.
No perdí ni un segundo y baje a toda prisa las escaleras para poder alcanzarlo.
Se subió a su BMW y antes de que se echara a andar, lo detuve.

Al darse cuenta de eso, me miró y se seco las lágrimas que tenía en los ojos. Aunque fue inutil.

-No... Te vallas. Porfavor- logre articular después de un gran esfuerzo.

-Pero...- decía mientras salia de su coche y cerraba la puerta.

-Ven aqui- le dije mientras abría.mis brazos para que me abrazaba.

Y sin dudarlo, corrió a mis brazos y posó su cabeza en mi hombro.
En ese momento el cielo se puso gris. Ni tardaría en caer una tormenta.

-Subamos. Que pronto llovera.- le dije

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