Capítulo 6 (Editado)

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Lia: 

Ha pasado ya un poco más del mes desde que estoy aquí con mis hermanos, ellos notaron que la mayoría del tiempo estaba aburrida en la mansión, además de no poseer la libertad de salir libremente por aspectos de seguridad. Así que ellos me preguntaron si yo deseaba aprender algo o estudiar algo, a lo cual respondí que siempre fui una persona fanática de los idiomas y que incluso eso iba a ser lo que aprendería en la universidad.

Por ello, ellos me financian estudios de italiano, ya que, teniendo el idioma natal del país, se me puede facilitar cualquiera otra carrera que quisiese en un futuro.

Siento un poco innecesario que ellos paguen mis estudios, cuando yo tengo el dinero suficiente para pagarme los estudios u obtener un trabajo, pero insistieron en hacerlo de esa forma. Pero como sentí que era simplemente obtener su dinero, me ofrecí a hacer alguna labor domestica en la mansión, la cual no salió nada bien, puesto que se empezó una pelea con un Dante decepcionado y un Franco gritándome.

Dejando todo eso atrás, este día es mi primera clase, es un poco estresante estar rodeada de guardaespaldas, mis hermanos no accedieron a dejarme ir sola, por lo tanto, iré con la condición de que solo un guardaespaldas estara a mi cuidado en el lugar. Tomo unas cuantas cosas y me encamino a la puerta principal, cuando la voz de Franco me detiene.

-Sabes las reglas, ¿verdad? – me mira mientras guarda su teléfono.

-Si – hago rodar mis ojos - No hablar con extraños, ir solo clase, no quedarme más tiempo del debido, no entablar muchas relaciones de amistad, regresar derechito a casa y no alejarme del guardaespaldas. – recito cada regla que me dejaron en claro el día de ayer, no en sus mismas palabras, pero si lo que ellos desean. El me da un simple asentimiento. A veces es dulce y a veces es muy frio, pero esta bien.

- ¿Lia? – me llama.

- ¿Sí? – volteo a su dirección.

- Por favor, ten mucho cuidado.

-No te preocupes. – le doy una sonrisa que inspira confianza y salgo de casa.

(...)

Camino calladamente entre los pasillos de la academia, algunas personas se me quedan viendo ya que hay un chico que me sigue a todos lados, además que viste totalmente de negro y cuida que ni si quiera me golpee. Es un poco tenso que sea muy callado.

Volteo para verlo y me sorprende ver que es joven, quizá de unos veintiuno o veintitres años, es alto, casi igual que Dante, su cabello es castaño con pequeñas mechas rubias, además de tener una ligera capa de bello facial sobre su mandíbula y también puedo notar que sus ojos son azules.

- ¿Sucede algo señorita Risso? – me sobresalto al notar que me le he quedado viendo por un largo tiempo y él lo ha captado. – Lo siento, no era mi intención asustarla.

- No, no te preocupes, discúlpame a mí – miro al suelo incomoda de la situación, pero prefiero bajar la tensión. - ¿Cómo te llamas? – inquiero mientras caminamos a paso tranquilo y calmado, es aquí donde detengo mi paso para colocarme a su lado y no sentir que le estoy dando la espalda, siempre pensé que dar la espalda es un acto grotesco.

- Mi nombre es Artur Meldi, su guardaespaldas personal señorita Risso – responde con una sonrisa de lado, creo que es agradable.

- ¿Podemos dejar las formalidades? Llámame Lia, por favor – respondo con una sonrisa.

- Seria grotesco de mi parte, sus hermanos dieron ordenes específicas de llamarla con respeto.

- Bueno, yo no veo a mis hermanos por aquí. – miro a los lados y rio un poco – No te preocupes, en frente de ellos sigue las formalidades, pero conmigo no, por favor, apenas tengo veinte años, no soy una mujer tan adulta. – el ríe ante mi respuesta.

Los Hermanos RissoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora