Capítulo 9:

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Franco:

Estoy ansioso y odio aceptarlo, estoy ansioso por que llegue Lia con Artur y poder encarar a mi hermana, estoy que me hierve la sangre, jamás, en mi vida, había conocido a alguien que le gustase retar a otras personas. Y como si los estuviese aclamando, los dos entran por la puerta principal.

-Artur, lárgate de aquí si no quieres que me deshaga de tus huevos. - espeto, el mencionado responde con un "Si, señor" y sale del salón. – Lia, debemos hablar. – dirijo mi palabra hacia Lia, pero me ignora mientras camina hacia las escaleras. Quiere irse a su habitación.

-Lia, acabo de llamarte, ven aquí. – sigue ignorándome. – ¡Por una mierda Lia, para! – entonces no me detengo, no se que estoy haciendo, en un rápido movimiento la tomo de sus brazos, la detengo y la estampo con la pared haciendo golpear su espalda con la misma, puedo escuchar como suelta un quejido de asombro y dolor.

- ¡Franco detente, la estas lastimando! – es el turno de Dante para hablar mientras camina hacia nosotros.

Tomo el rostro de Lia con una de mis manos, haciendo que me mire directamente a los ojos. Hasta este punto, no sé que nivel de fuerza estoy ejerciendo en ella,

-Escúchame bien Lia – mi voz suena más fuerte que de costumbre. – Quiero que sea la última vez, óyeme bien, la ultima vez que sales así del auto. – sus ojos irradian enojo y tristeza pura, se que esto no está bien.

-No confiaste en mi... -se limita a responder por que los sollozos salen de su sistema. -Me sentía feliz y lo arruinaste, por un momento me sentí libre, ¿no puedes confiar en mí? Al menos una vez, una vez, Franco. Confía en mi... - entonces la suelto, Dante se apresura y la sostiene para que no caiga al suelo.

Las lagrimas salen sin parar de sus ojos y extrañamente me siento afectado. Dante en un intento de calmarla, la pega a su cuerpo y se perfectamente que él puede darle la protección y confianza que yo no puedo darle. Los miro molesto, triste, avergonzado.

-Sabes por que lo hago y no pienso discutirlo.

-Por una mierda, ¡cállate, Franco! – responde Dante – Tú y yo vamos a hablar de esto, pero antes llevare a Lia a su cuarto.

- No – responde con voz rasposa por el llanto – Quiero estar sola.

Ella sube corriendo el tramo de escaleras restantes hacia su habitación, entonces Dante me toma de la camisa apuñándola.

- ¡Estas demente Franco! Te quejas conmigo que ella no te quiere, pero ¿en serio quieres que te quiera cuando tu te comportas así? ¡No seas una mierda! – me suelta.

-Tú también sabes por que lo hago. No pude proteger a mis padres de Alessandro, lo mínimo que puedo hacer es protegerla a ella ahora que la tengo aquí conmigo. – doy la espalda a mi hermano y paso mi mano en mi cabello en señal de frustración. – Quiero que me ayudes, no que me reproches, si no, no podre...

Un grito de Lia me detiene, Dante y yo nos miramos y corremos escaleras arriba hacia donde ella esta, pero una explosión detiene nuestro camino.

No puedo ver nada, mis oídos zumban, en la lejanía, veo el desastre. Dante esta mal herido en su rostro, Artur corre hacia la habitación de Lia cargando su arma, Dante y yo copiamos su acción, mi corazón palpita, no quiero imaginar que pueda estar sucediendo.

Entramos a la habitación de Lia y la vemos tirada en el piso, de su cabeza brota sangre, Artur la toma entre sus brazos y sale de la habitación llamando al médico, levanto mi mirada y veo un gran hueco en el ventanal de Lia, y toda su habitación destruida. Los guardaespaldas corren entre los jardines buscando algo o alguien que pueda darnos una pista de que mierda acaba de suceder.

Los Hermanos RissoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora