Dante:
Me he quedado un momento apoyado sobre la puerta de la biblioteca. He visto todo lo que ha sucedido entre mi hermana y Artur, sabía que, en algún momento, la relación señorita – guardaespaldas iba a cambiar, pero no medí las consecuencias de que el cambio haya sido demasiado rápido e inoportuno.
Tengo diferentes opciones rondando por mi cabeza, de lo que puedo hacer en este momento sabiendo que ellos de alguna u otra forma han formalizado todo aquello que han estado sintiendo a lo largo de estas semanas. Puedo entrar a la habitación y encararlos, puedo tomar mi arma que siempre esta escondida detrás de mi y tirar una bala en la cabeza de Artur, puedo ir y contarle todo a mi hermano y que él tome la decisión de cuáles serán las consecuencias que ellos tendrán por sus acciones. O simplemente puedo fingir que no he visto o escuchado nada y dejarlos ser felices.
No se cuanto tiempo paso apoyado en la puerta, pero lo que si se, es que fue el tiempo suficiente para tomar una decisión, y decido por la felicidad de mi hermana, por que se por todo lo que ha pasado estos días, y tener un amor adolescente, no estaría mal para ella. Lo que si estoy completamente seguro es que debo de ser absolutamente minucioso con el tema respecto a Franco, sé que, si él se entera de lo que ellos están construyendo con sus vidas, sería una causa suficiente para que Artur se despida de este mundo y Lia del mundo exterior. Espero estar tomando las decisiones adecuadas referente a la situación.
Tomo una respiración profunda y silenciosa para luego salir de ese lugar e ir a mi despacho. Alrededor de hace media hora que Franco y yo regresamos de cerrar un trato que consiste en que nos encargaremos de traer un cargamento de droga para Europa, las cosas salieron bien y espero así sea durante toda la operación.
Al abrir la puerta de mi despacho, las paredes color blanco hueso me reciben y asimismo los pequeños detalles dorados que adornan la habitación, al lado derecho el gran ventanal y mi silla giratoria que es lo contrario a la silla de Franco, la de el es totalmente negra con nuestro distintivo logo de H y R en bordados dorados, la mía es blanca con el mismo logo y color de material.
Muchas personas dentro de la industria nos llaman "el Ying y el Yang", puesto que somos opuestos, Franco representa la maldad y furia y yo represento la calma y pureza. Sin embargo, considero que los dos podemos ser igual de despiadados en nuestro trabajo, creo que el trabajo nos ha convertido en esto.
Al sentarme frente a mi escritorio, comienzo a estudiar las diferentes carpetas que tengo frente a mí, pero me detengo mas en una, es la única que puede brindarme más información sobre la persona que esta realizando los ataques hacia nosotros, específicamente hacia nuestra hermana.
Desde el ultimo ataque, las cosas han cambiado, Franco y yo ofrecimos el anillo del amor y la debilidad a nuestra hermana como símbolo de nuestra lealtad hacia ella. Si bien las cosas se han calmado, debemos de estar un paso adelante para saber y conocer el siguiente ataque, pero la única pista que tenemos es que la persona detrás de todo esto, es una mujer con el lema de que la "venganza es dulce como una cereza", reviso cada documento en la carpeta, personas con las que nos hemos relacionado, personas con las que hemos tenido enfrentamientos, trato de encajar las piezas dentro del rompecabezas.
Es tanta mi desesperación que deshago el nudo de mi corbata, me libero de mi saco y me quedo únicamente con mi camisa y mis tirantes que portan dos armas mas por si las necesito en un enfrentamiento. Comienzo por pensar en cada mujer que he visto en mi vida, aquellas chicas que me querían por mi apellido y fortuna, comencé a pensar si alguna de ellas tenia motivos para vengarse de mí, pero ninguna entra dentro del rango de la venganza. Entonces voy a los archivos de las novias que Franco ha tenido a lo largo de su vida, ninguna de ellas ha tenido algún problema con mi hermano, pero... si hubo una la cual, sentencio a mi hermano por que la dejo fuera de entrar en el mundo de la mafia. El mundo de las fortunas en manos llenas de sangre.
Necesito confirmar esto con Franco. Rápidamente tomo todos los documentos de información sobre ella y me encamino al despacho de Franco, entro y me reciben las típicas paredes negras y un Franco sentado en la orilla de su escritorio leyendo algunos documentos. En seguida voltea a verme.
- Si sabes que la puerta sirve para comunicar tu llegada con unos simples golpes, ¿verdad? – me cuestiona mientras vuelve su vista a los papeles.
- Franco, eso no importa ahora, necesito que hablemos de ella – digo y Franco deja de hacer lo que realizaba. Se que no le gusta hablar de ella. Deja los papeles en su escritorio y voltea a verme.
- ¿Qué sucede? – se para erguido.
- Los inflitrados en el ultimo ataque dijeron que una mujer los contrato para secuestrar a nuestra hermana, ¿no es así? – el asiente – Entonces, estuve pensando y revisando archivos sobre nuestras "vidas amorosas" – hago comillas con mis dedos – Y sé que quizá sea muy apresurado de mi parte, pero creo saber quién tendría motivos para vengarse, específicamente de ti. – lo miro directo a los ojos. – Franco, Mykeyla puede estar detrás de todo esto. Recuerda como terminaron las cosas entre ustedes.
El rostro de Franco se desfigura, podría jurar que las acusaciones lo están afectando. Pero es la única persona a la cual puedo poner en la lista de personas que quieren hacer algo contra nosotros. La única mujer que entro de lleno en la mafia italiana.
-No puede ser ella. – responde y se encamina hacia su silla para luego tomar asiento.
- Franco, no puedes seguir pensando en ella o defendiéndola después de todo lo que paso. – lo encaro acercándome al escritorio. – A menos que tengas a otra persona en mente. Es la única en la que encuentro motivos para hacer daño a Lia. Ella fue la única que supo que teníamos una hermana menor.
- Pero ella nunca deseo mal a ella.
- En aquel entonces, no puedes estar jurando por un corazón que no es el tuyo. Por Dios, Franco, usa un poco la lógica, ¿quieres?.
- ¿Puedes cerrar tu maldita boca por un momento? – las aletas de la nariz de Franco se abren y cierran con exasperación, se que esta tratando de tomar calma.
- Solo escúchame, es una suposición, debemos encontrar la forma de saber en qué momento puede atacar de nuevo, si es que es ella la que esta tramando todo.
Franco toma una respiración profunda. Toma el puente de su nariz cerrando los ojos.
-Debemos tener mas pistas, prometo que, si es ella la que está detrás de nuestra hermana, hare algo al respecto, pero por el momento, no puedo atacarla sin si quiera estar seguro de que es ella.
- ¿Y que harás si es ella? – me siento frente a su escritorio en uno de los sillones individuales.
- Pondremos en sobre aviso a Lia, le contare todo sobre ella y se la mostrare por si en un futuro ellas llegan a tener algún acercamiento. – responde ahora con mas tranquilidad.
- Bien, solo espero no estemos retrasando nuestro actuar en la protección de Lia. – me levanto de mi asiento y me encamino hacia la puerta. Pero me detengo al recordar nuestra reunión pendiente de esta noche. – Por cierto, ¿llevaremos a Lia a nuestro club? – lo miro nuevamente.
- Si, estoy más tranquilo si esta cerca, búscala y dile que debe estar preparada dentro de tres horas, que ira con nosotros sin reproches, no es una petición, es una orden.
- Esta bien, se lo hare saber. – salgo del despacho de mi hermano.
Al cerrar la puerta soy capaz de escuchar un golpe fuerte contra la madera, rápidamente se, de donde proviene el golpe, seguramente Franco golpeo su escritorio como suele hacer cuando se siente frustrado. Sigo mi camino en busca de Lia, solo espero que Artur y ella ya no estén en la biblioteca.
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Los Hermanos Risso
ActionLa familia lo es todo, pero, ¿que sucede cuando la familia no se conoce? ... - Lia, déjanos cuidarte por favor, somos tus hermanos, nuestra vida ahora eres tú, por favor - Franco ruega frente a mi, sus heridas en su rostro hacen que me duela el cor...