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Tosía y tosía con levedad, ya con la garganta hecha mierda de tanto toser; finalmente fue a la enfermería a que se la revisen o recibir algún medicamento para la tos.

Pues el día anterior solo tomaba cosas frías y estaba con una polera y shorts súper delgados. Es muy delicada así que puede enfermarse con el mismo desgraciado viento.

Se la pasaba tosiendo si venía una pequeña ventisca de viento.

—¿Qué es lo que tengo, araña-sensei?—Le preguntó a su profesor, quién era el que le revisaba la garganta en ese momento.

El algo disgustado habló:

—No es nada, solo tienes que hacer gárgaras con ¿bicarbonato? Creo que así se llamaba.—Dijo, fumando de su pipa para luego retirarse de la habitación.

Ella asintió y se llevó su mochila de ida hacia el baño, donde se encontraba su espectro favorito.

De lo que ella no se dió cuenta, es que todo el día Hanako la estaba siguiendo.

Por lo que escuchó lo que le dijo Tsuchigomori.

—¿Mi asistente está enferma?—Preguntó en la oreja de la contraria. Lo cual hizo que lo golpeara en la cara.

Imagínate que te soplan en la oreja, bueno, para mí, se siente incómodo. Algo parecido le pasó ahora a la fémina.

Hanako cayó al suelo, con dolor se hizo bolita en el mismo suelo.

—¿¡Era necesario pegarme!?—Exclamó con un dolor insoportable en la nariz.

—Si, y si estoy enferma.

—¡No sabía que te enfermabas tan fácilmente!—Se retorcía de dolor en el suelo, mientras la otra hizo una reverencia en señal de disculpa.

—Hanako-kun—Llamó al contrario, y este al toque se levantó en frente de ella.

—¿Tú te enfermas?—Le preguntó al pelinegro, lo cual comenzó a reír con nervios.

Y luego de unos meses, podemos apreciar a un Hanako enfermo, ahora la fémina lo está cuidando con un barbijo puesto y un uniforme de enfermera barato que le prestó Tsuchigomori.

Claro, tomó lo que se necesita, aunque él decía que no estaba enfermo.

Típico.

Al final terminó abrazando a su asistente todo el día mientras Tsuchigomori lo regañaba con levedad.

Al final terminó abrazando a su asistente todo el día mientras Tsuchigomori lo regañaba con levedad

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𝑫𝒆𝒔𝒂𝒔𝒕𝒓𝒆𝒔 𝒔𝒐𝒃𝒓𝒆𝒏𝒂𝒕𝒖𝒓𝒂𝒍𝒆𝒔;; 𝑯𝒂𝒏𝒂𝒌𝒐-𝒌𝒖𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora