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Meses después...
Belgrado, Serbia.
"En el susurro de las montañas aún escucho tu voz.
Cuando el sol se esconde y el atardecer aparece, su calidez, me recuerda a la tuya.
Las noches con insomnio, cuando no puedo dormir, solo abrazo esa sudadera mía que tanto te encantaba usar. Misma que quedó impregnada con tu aroma y me tranquilizo.
Han sido los meses más duros, indiscutiblemente doloroso saber que quizás si te has ido para siempre.
Pero recuerdo eso que me dejaste y el llanto se me atasca en la garganta.
Merecías el final feliz que tanto pediste.
El duelo se vive de diferentes formas, para cada persona no es igual.
Mientras yo me encuentro aquí, sintiendo la brisa fría de la montaña esperando por un momento sentir que estás conmigo, tu padre no sale de esa oficina a no ser que sea de madrugada, ahogado en alcohol, tu madre te llora cada noche, pudimos rescatarla. Tus hermanos se han vuelto unos completos témpanos de hielo.
No los culpo.
Estoy peor.
Amira ya no sonríe como antes, Efraín se reencontró con Marie y juntos, se apoyan mutuamente.
Todos te echamos de menos.
Lena se quedó en la organización, no debes preocuparte, cuidaremos de ella.
Zeus... Zeus también te extraña.
Todos los días se echa frente a tu puerta, persiguiendo el aroma del amor y cariño que una vez le brindaste.
Aulla durante las noches y con Alaska, suenan como si de un castillo solitario y tenebroso se tratase.
Nadie habla.
Nadie ríe.
Solo esperamos.
Esperamos a que esto pase.
Intentamos sobrellevarlo día con día.
Ahora, puedo imaginar que estamos solos tu y yo.
Así como solíamos estarlo.
Acostados entre las sábanas, con tu cálido cuerpo adherido al mío. Tus pequeñas manos trazando figuras imaginarias sobre mi piel. Las escandalosas carcajadas que hacían brincar mi corazón.
Jamás se me va a olvidar nuestra cita en el muelle.
