5> Vuelo

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Los días se fueron rápido, Dianne y yo pedimos permiso en nuestro trabajo para poder ir a San Francisco. El lunes hicimos maletas, primero en mi casa y luego en la suya, me quedé con ella para poder salir a tiempo.

Dormimos a las 7 para poder tener las fuerzas suficientes y salir a las dos de la madrugada. El vuelo salía a las 4 y no llevamos maletas tan grandes, así que no tendremos que esperar dos largas horas para la ficha.

Dianne: ¿Viste mi cepillo? —preguntó algo preocupada en la habitación—

Payton: Está en tu mochila, ya lo guardaste —avisé desde la cocina mientras seguía cocinando—

Tomé dos platos y serví los dos huevos y tres piezas de tocino, los dejé en la mesa y abrí el refrigerador para sacar el jugo de naranja, lo dejé igual en la mesa y tomé dos vasos, dos tenedores y me senté.

Payton: ¡Ya está!

Corrió hasta mi y se sentó con prisa para comenzar a comer.

Payton: Tranquila, tenemos tiempo —burlé—

Me miró y trago el bocado que tenía en la boca, se sentó bien y tomó la caja de jugo.

Dianne: Lo siento, estoy nerviosa —sirviendo el líquido en el vaso— nunca había viajado...

Sonreí con tristeza y estiré mi mano, ella la tomó y me miró más calmada.

Payton: Todo estará bien —acaricié el dorso de esta— te lo prometo

[...]

Subimos al taxi y al cerrar la puerta, comenzó a andar. El aeropuerto está a siete minutos y en cuanto llegamos pagué al taxi, tomé su mano y entramos al aeropuerto, caminamos hasta la sala de entrada y entregué los boletos, la señorita con vestimenta roja nos sonrió con amabilidad para después dejarnos pasar.

Tomamos el asiento que nos tocó y esperamos unos minutos. No mucha gente entró y cuando las puertas se cerraron la misma señorita que nos permitió la entrada, nos explicó que hay que mantener nuestros cinturones puestos todo el tiempo, no hay que fumar, el chaleco salvavidas, etc.

Después de la explicación, nos pusimos el cinturón y unos minutos después los motores se encendieron y el avión comenzó a andar poco a poco, tomé la mano de Dianne al ver que estaba nerviosa, me sonrió y volteó a la ventanilla.

Son 16 horas de vuelo, así que me recargué en su hombro y cerré los ojos para dormir de nuevo. Cuando el avión ya estaba en el cielo, ella se recostó sobre mi cabeza y se durmió.

𝙞𝙛 𝙮𝙤𝙪 𝙨𝙩𝙖𝙮® | 𝐏.𝐌 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora