<16 Agosto ocho

160 7 0
                                    

Prue se volvió la encargada de la planeación de cada tiempo, arreglos, etc. Eso no nos molestó, ya que nosotros decidiremos que si y que no, ella lo acomodará de la manera indicada y ya está.

Elegimos que la temática serían colores específicos, beige, cafe, blanco, entre otros colores neutros.

Será en Tifton, donde antes vivíamos. En agosto, agosto ocho.

Piper nos ayudó con algunas cosas, eligió las flores y los manteles, también escogió su propio vestido. Dianne sólo tiene a su tía Mónica, vive en Roma desde hace años, no sabemos nada de ella, pero cuando respondió a la invitación nos sentimos agradecidos. Invitamos a los de la heladería, los de la cafetería e incluso a Jackson y el doctor Johnson.

Llegamos a julio y Piper entró a vacaciones, nos fuimos cuatro días antes de la boda para que conociera el pueblo. El día que llegamos, Dianne se encerró en el baño y lloró, no de tristeza o felicidad, si no melancolía, así que la dejamos un rato y fuimos con la abuela.

Un día antes del 8, los camiones con la decoración y todo eso llegaron, junto a Prue y Daniel.

Al siguiente día, a las 6 de la mañana, Dianne no estaba a mi lado, pero si una nota que decía que estaba en la habitación de al lado y que no podíamos hablar hasta que estemos en el altar. Salí al patio y las personas que Prue contrató estaban a la obra poniendo las sillas, la decoración, las flores, absolutamente todo.

Dieron las 12 y la gente comenzó a llegar, me di un baño y regresé a la habitación, me terminé de cambiar y Daniel entró junto a otros amigos de la oficina y amigos que tenía aquí antes de que me mudara.

Dieron la una de la tarde y nos llamaron a todos a la ceremonia. No voy a mentir, las manos me sudaban y el corazón me latía a mil por minuto, Havana estaba acostada en el pasto mientras dormía, no quiero que se vaya.

Saludé a algunos amigos y familiares, agradecí al personal que pasaba cerca de mi y llegué al pequeño altar con cortinas de tela beige naranja pr el sol y flores blancas y lilas.

Platiqué un poco con mis damos de honor y reímos un poco para tratar de calmar mis nervios demoniales.

Decidimos que no iba a ser la típica canción de entrada cuando la novia llegara, así que cuando comenzó a sonar, mis nervios subieron al siguiente nivel.

Mi pequeña Piper salió con una canasta de pétalos de rosa blanca y los tiró por toda la alfombra, hasta llegar a mi me abrazó las piernas y se fue a sentar donde mi mamá.

✨🎼✨es importante/obligatorio

Madre mía, apareció entre las cortinas que revoloteaban tan suavemente que parecía cámara lenta, esa bella sonrisa de oreja a oreja y sus ojos brillantes que me miraban a mi, me rompió y comencé a llorar en silencio.

Se burló de mi, pero ella también soltó una que otra lágrima y no me lo puede negar. Nunca jamás la había visto así, era diferente pero única a la vez.

Sus pies descalzos caminaban a mi con cautela, el vestido blanco brillaba a su alrededor y la bella corona de flores sobre su cabeza adornando su hermoso cabello.

Llegó hasta mi y estiré mi mano, la tomó y al tacto me estremecí, limpió las gotas rebeldes de mis mejillas y tomó mis manos de nuevo.

La ceremonia empezó, la madre nos dió unas palabras que probablemente nunca olvidaré ya que fueron pocas. Prue y Daniel con ayuda de Piper nos dieron los anillos, prometí nunca dejarla sola ni ella a mi, tomé sus manos con firmeza y respiré hondo para no comenzar a llorar.

Confesé una y mil veces lo mucho que la amaba con todo lo que soy. Ella confesó que por mucho tiempo que pase, seguiría enamorada de mi como la primera vez en la que la besé.

Al final, la madre nos unió espiritualmente a la vista de todos y besé sus labios uniéndonos sentimental y físicamente solo entre nosotros dos.

𝙞𝙛 𝙮𝙤𝙪 𝙨𝙩𝙖𝙮® | 𝐏.𝐌 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora