Frank notó que Irving se volvía más cercano a Gee, lo que era bueno por supuesto. El canino empezó a venir a casa a visitar a Gee, tenían tarde de juegos cuando Frank podía cuidar de ambos, lucían como buenos amigos. Pero estos niños crecen muy rápido y uno no puede hacer nada para detenerlo.
Al parecer Gee no lo notaba pero Frank lo miraba claro como el agua y lo veía cada vez más, Irving estaba cortejándolo, se acercaba a el minino cada vez más, Frank lo tenía muy observado.
Todo era inocente y tierno al principio, pero al poco tiempo Irving dejó de ser un cachorro para convertirse en un can, era solo uno o dos meses mayor que Gee, no se notaba al principio, antes los dos median lo mismo, pero una tarde Frank abrió la puerta para recibir al pequeño Irving, pero se topó a un pre adolescente casi de su estatura, eso lo mató del miedo.
Gee era totalmente ciego de las intenciones de Irving, claro el aún era un minino, Frank temía que algo malo podría salir con la diferencia de edad muy notable entre los dos.
— Gee– Frank gritó en la sala.
Dio unos pasos para poder buscar al gatito, en eso pisa un juguete que estaba por su paso, cansado lo rejunta, siempre a sido un esfuerzo para el convencer a Gee que los tiene que recoger.
— Gee– grita una vez más dirigiéndose a la habitación del minino —Gee
Al no contestarle entra a la habitación, sin avisar antes, lo cual fue un error, pues encontró a Gee semi desnudo arreglándose en el espejo de cuerpo completo que tenía en la esquina de su habitación. Cuando el minino nota la presencia de Frank, le grita que salga y le lanza una almohada.
Frank salió alterado por la reacción de Gee, no entendió porque fue así, el nunca había sido así de agresivo.
A los minutos el timbre sonó, el sabía quien era, así que se levantó del sofá para abrir la puerta, pero Gee se le adelantó, ya estaba vestido, muy bien vestido, pudo notar que tomó algo de su ropa, se notaba su esfuerzo para lucir mayor, tenía el cabello peinado y brillante, al parecer también tomó sus productos de cabello.
Gee abrió la puerta para recibir a Irving, el cual sonrió en grande al ver a Gee tan guapo.
— ¡Irving!– lo saluda emocionado
— Hola minino- dice con un tono coqueto
¿Cuándo fue que su voz se volvió tan gruesa? Pensó Frank.
Gee abrazó a Irving, como si no lo hubiera visto en años, le tomó del brazo para guiarlo dentro de la casa, lo llevo hasta el pasillo.
— ¿Oigan a donde van?– pregunta Frank
— Pues a mi habitación– le contesta Gee en un tono muy obvio
— Pero si tus juguetes están aquí en la sala– dijo señalando el cofre de juguetes que se encontraba en una esquina.
— Pero no vamos a jugar con juguetes– dice Gee sacándole una risa risueña a Irving.
— ¿Qué planean hacer en tu habitación entonces?– Frank pregunta cruzando los brazos
— Solo vamos a platicar ¿si?
Gee rueda los ojos, jala una vez más a Irving y ambos desaparecen en el pasillo.
Frank se sentía muy herido, Gee jamás había usado ese tono con el, si, se empezó a preocupar cundo llegó a los 12 años de edad en apariencia humana, pero los primeros días habían sido fáciles, ahora solo aparece Irving y el cambió totalmente.