6. Lugar Seguro.

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—Vamos —dije pasando el brazo derecho del chico por mis hombros —ayúdame, por favor —me quejé al sentir todo su peso encima mío.

—No —dijo él casi sin aliento —no aguanto más —casi nos caemos al suelo.

—Venga ya, Eros, no tenemos tiempo, no tardaran en llegar los de seguridad —levantó la cabeza y pude ver como comenzaba a sangrar por la nariz y por los ojos.

—No me encuentro bien, Selena —susurró aún más bajo —me voy a morir.

—No llevas atormentándome todo este tiempo para que ahora te rindas y te mueras —farfullé intentando llegar hasta la puerta.

—No tengo fuerzas —se quejó de nuevo.

—Antes parecía que eran interminables —mascullé agarrándolo mejor —venga, Eros un poco más, bajaremos por el ascensor.

—¿Y luego qué? Nos pillaran antes de poner un pie fuera.

Cierto, todavía nos quedaba recorrer toda la institución hasta poner un pie fuera y, aun así, aunque consigamos salir habría muchos guardias rodeándonos, sería imposible salir con vida de esta.

Me quedé quieta midiendo las pocas —casi nulas— posibilidades de salir de allí con vida. 

—¿No puedes recargar fuerzas de alguna manera? —Pregunté esperanzada.

—Selena, no soy un robot al que le lo pones a la luz y ya carga —se quejó.

—Bueno, pero tienes poderes, para algo han de servir ¿no?

Él giró un poco la cabeza para mirar el desastre que había hecho. Carraspeé y asentí cogiéndolo mejor de nuevo. 

Vale, estábamos jodidos. 

—Vete, déjame aquí, total, peor no puedo estar —murmuró dejándose caer al suelo.

—Eros, has estado durante años persiguiéndome, y no ha sido hasta esta semana en la que te has comunicado conmigo para ayudarte, no puedes rendirte ahora y simplemente decirme que te deje aquí, no puedes ¿lo entiendes? No puedes. Así que levanta tu culo asesino y ayúdame a salir de aquí de una puta vez antes de que nos pillen los guardias y nos maten a los dos —respiré hondo y nuestros ojos hicieron contacto.

Sus ojos brillaron, no supe identificar qué significado tenía ese brillo, lo que si supe en el mismo instante en el que levantó la comisura derecha de sus labios en modo de sonrisa que mi corazón se aceleró de tal manera que me dejó de piedra. Él quien hasta ese momento no se había movido hizo el amago de levantarse, pero terminó cayéndose de nuevo. Emitió un gruñido que me erizo cada vello del cuerpo. Volvió a intentarlo, esta vez le echó más ganas, lo consiguió, se tambaleo un poco y estiró su mano izquierda hacia mí.

—No sé si lo aguantaré, pero agarra mi mano y salgamos cagando hostias.

Sonreí y cogí su mano. Me miró a los ojos, esta vez de cerca. Nunca imaginé que unos ojos como los de él me hicieran sentir tan fuerte y vulnerable al mismo tiempo. En cuanto nuestras manos hicieron contacto una corriente eléctrica viajó por todo mi cuerpo haciendo que con mi mano libre cogiera su hombro para sostenerme.

—Así de cerca eres mucho hermosa, Sel —susurró.

Tragué saliva y negué con la cabeza.

—Eros, no es momento para que intentes ligar conmigo —me quejé en un susurro sin despegar mis ojos de los suyos.

—¿Al menos estaba funcionando? —Preguntó con una pequeña sonrisa.

—Si salimos vivos de aquí te acepto una cita —bromeé. Necesitaba quitarle hierro a todo esto.

Danger #2 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora