— No puedo creer que hayas olvidado comprar los regalos.
Kisaki caminaba unos pasos por delante de Hanma, con los brazos cruzados y el ceño fruncido. El centro comercial parecía abarrotado de personas. Se podía ver a cientos de hombres y mujeres yendo de aquí para allá, cargando miles de bolsas. Al parecer Hanma no era al único al que se le habían olvidado comprar los regalos de Navidad.
El rubio de lentes había querido evitar esto, no quería el tener que estar en un sitio con tantas personas. Realmente odia que Hanma fuera tan irresponsable, pero él había tenido la culpa por confiar en el del mechon rubio en primer lugar.
Hanma iba tras Kisaki, caminando a paso relajado tras él, después de escuchar hasta de lo que se iba a morir por parte del de lentes— Bichito de mi corazón-...
— Pero la culpa la tengo yo, por andar confiando en ti—. Siguió hablando Kisaki, sin prestarle atención a lo que Hanma le decía—. En mi vida te vuelvo a pedir algo Hanma.
El más alto tomo el brazo de Kisaki, haciendo que este se detuviera en seco, quedando los dos frente a frente (aunque Kisaki tuvo que alzar su mirada), a través de los anteojos Kisaki le mandaba su repertorio de miradas mortíferas.— No te enojes, cielito precioso.
— Ya Hanma, hay que apurarnos—. Kisaki le comentó al más alto, tratando de hacer que su estancia en ese lugar abarrotado de gente sea lo más corta posible.— Nos vamos a separar.
Hanma sintió su corazón detenerse y la sonrisa relajada en su rostro esfumarse, la mirada sería y la forma en la que lo dijo lo hizo temer.— Amor mío, pero estás diciendo, podemos solucionarlo. Te juro que-...
— No de eso, idiota... Aunque ganas no me faltan. Hablo de las compras—. Aclaró Kisaki para el alivio de Hanma, quien sintió como su alma volvía a su cuerpo—. Tu solo te encargaras de comprar los regalos de Chifuyu y Takemichi, yo me encargaré de comprar los de los demás.
— A la orden mi capitán—. Hanma hizo un saludo militar, preparado para cumplir las órdenes de su pareja. Queriendo de alguna forma enmendar su error por haber olvidado comprar los regalos en primer lugar.
Viendo las intenciones de Hanma de irse casi corriendo para conseguir los regalos, Kisaki sabiendo los desastres que ponía ocasionar su novio, le dió una última advertencia.— Una última cosa Hanma Shuji, no te atrevas a meterte en problemas.
Hanma se hizo el ofendido mirando a Kisaki fijamente—. Yo nunca me meto en problemas, los problemas vienen a mí.
— Si, si, lo que tú digas. Ahora vete, nos vemos aquí en dos horas.
— ¡No me extrañes, Cielito!—. Se despidió Hanma de Kisaki regalandole un suave beso en los labios. Después se encaminó hasta su primer destino, el regalo de Takemichi.
Kisaki por otro lado se dirigió hacia una de las varias tiendas que había en el primer piso del centro comercial. Realmente tenía muchos regalos que escoger, pero quién los mandaba a tener tantos amigos.
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Después de recorrer casi todas las tiendas del centro comercial, por fin había podido conseguir los regalos de todos sus amigos. Cargado con un montón de bolsas de regalo en sus brazos, se encaminó hacia el sitio donde había quedado con Hanma de reunirse.
Dió un sorbo al capuchino que se había comprado en el Starbucks del centro comercial, mientras se sentaba en una de las bancas que había cerca del lugar. Espero por aproximadamente 15 minutos a Hanma, pero este no llegaba. Estuvo tentado a irse y dejarlo solo en el centro comercial, pero recordó que para su desgracia, Hanma era el que tenía las llaves del auto.
Presagiando una catástrofe, soltó un suspiro rendido. Su celular pronto comenzó a sonar en su bolsillo. Su mal presentimiento se hizo cada vez más fuerte al notar de quién era la llamada. Observó con fastidio su teléfono, viendo cómo la llamada terminaba y otra volvía a comenzar.
Sabiendo que Hanma no pararía de llamarlo, no tuvo otra opción más que contestar.
— Cielito precioso, hermoso, divino... ¿Podrías venir por mí?
— ¿Ahora en que mierda te metiste, Hanma?—. Tomo entre sus dedos su ceño, tratando de relajarlo. Ese hombre le iba a sacar canas verdes si seguía así.
Sabiendo el regaño que le esperaba cuando Kisaki viniera por el, no le quedó de otra más que decir:— Me pelee con unas señoras por una figura de anime para Chifuyu. Unos policías nos separaron y ahora estamos en la cárcel del centro comercial.
— Hanma que demonios-...
— Esas señoras se lo merecían, cielito. ¿Podrías venir por mí?
Ya queriendo irse a su hogar, Kisaki no tuvo de otra más que aceptar ir por Hanma— Estoy ahí en 5 minutos, Hanma. Más vale que hayas conseguido esa figura.
— Obvio que si, ¿con quién crees que estás hablando?
— Con un idiota.
Bueno, esas compras de último minuto no salieron tan mal. Al menos nadie acabo muerto.
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¿De cuáles de estas parejas les gustaría que fuera el siguiente capítulo?
