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Wakasa miraba con una sonrisa mal escondida el como Shinichiro se seguía acomodando el enorme traje de Santa Claus que había alquilado. Tapaba su boca con su mano, evitando ser visto por su novio, para que no lo viera reírse del mal trabajo que hacía tratando de acomodarse por décima vez la enorme barriga falsa que venía con el traje.
Al mayor de los Sano le había parecido una grandiosa idea el disfrazarse de Santa Claus para sorprender a sus hermanos menores, más a Mikey y a Emma, ya que Izana era como un pequeño Grinch en esas épocas de navidad.
Mikey y Emma le habían insistido toda la semana para ir a ver al Santa Claus del centro comercial, pero Shinichiro había estado demasiado ocupado en el taller de motocicletas. Justo el día que tuvo libre, el Santa del centro comercial ya se había retirado, y Shinichiro viendo los ojitos tristes de sus hermanos menores, decidió que sería buena idea rentar un traje de Santa Claus.
Los trajes tenían costos realmente elevados y al parecer los mejores se encontraban alquilados. Shinichiro se había horrorizado al ver que tan mal hechos estaban algunos trajes, sin más opciones se decidió por el "mejor" que había entre todos esos trajes feos.
— Podrías simplemente no llevar la barriga—. Comentó Wakasa una vez pudo contener su risa. Viendo a Shinichiro acomodándose nuevamente la barriga falsa.
Frustrado el Sano mayor, aventó la barriga al piso. Llevaba por lo menos 20 minutos tratando de ponerse la estúpida barriga y no podía.
— ¿Y que le diré a Manjiro si pregunta? Se supone que Santa Claus tiene barriga.
Wakasa se encogió de hombros, abriendo la envoltura de una de las paletas que siempre llevaba en los bolsillos de su chaqueta. — Dile que te diagnosticaron Diabetes tipo 2 por comer tantos dulces, y te pusieron a dieta. Y listo, tenemos un Santa Claus delgado—. Hizo un gesto con sus manos alzando sus palmas en el aire y sacudiendolas perezosamente.
Shinichiro recogió la barriga del piso mientras miraba seriamente a su novio. — ¿En serio, Waka?
— Así también dejara de comer dulces, Shin-chan. Es premio doble.
— Tu también deberías dejar de comer dulces entonces, Waka.
— Yo, soy yo—. El peliblanco se sacó la paleta de su boca, dándole una sonrisa traviesa a Shinichiro—. Mikey es Mikey.
El pelinegro miró con ojos entrecerrados al de ojos violetas— Eres realmente malo con los niños.
— No es verdad, Senju y Mikey me adoran.
— Solo porque les enseñas a pelear.
— Dan patadas fabulosas gracias a mi Shin-chan, deberías estar agradecido.
Shinichiro ignoró lo dicho por Wakasa, rebuscando en la enorme bolsa negra que le habían dado junto al traje, la barba blanca que se supone debería llevar Santa Claus.
