Maratón 3/4

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Goku llevaba mucho tiempo andando por el camino de la serpiente cuando divisó el final. Sobre su cabeza había un planeta pequeño, voló hasta él. Era tan pequeño que sólo tenía una casa, un árbol y un coche. Un hombre azul con gafas negras, traje asiático y antenas le saludó.

—Hola, tú debes de ser Goku, ¿me equivoco? —preguntó aquel hombre con hospitalidad—.

—Así es, yo soy Goku. ¿Quién es usted?

—Yo soy Kaito, el Kaiosama del norte. Soy un experto de las artes marciales.

—Bueno Kaito, ¿cuándo comenzaremos con el entrenamiento? —preguntó impaciente—.

—Tranquilo impaciente, primero deberás pasar una pequeña prueba se trata...

—¿Qué hay que hacer?

—¡Déjame terminar la frase! —gritó muy alterado—.

—Vale, tranquilo.

—Como te estaba diciendo antes de que me interrumpieses de muy mala forma, tu prueba es tan simple como atrapar a Gregory.

—Eso es fácil, pero ¿quién es Gregory?

—Ven, Gregory.

Gregory era una cigarra grande y gordita, y además hablaba.

—Éste es Gregory, cuando le atrapes te entrenaré —anunció Kaito—.

—Está bien.

Gregory comenzó a volar, era muy rápido pero Goku estaba seguro de que podía atraparle. Intentó correr pero sus pies eran muy pesados, como si fueran de cemento.

—¿Por qué no me puedo mover, Kaito? —preguntó Goku algo pesaroso—.

—La gravedad en mi planeta es mucho mayor que la gravedad que hay en la Tierra. Deberás adaptarte para poderte mover con la misma soltura con la que se mueve Gregory.

Goku se quitó sus pesadas botas, sus muñequeras y la camiseta interior para estar más ligero. Después se estiró para comenzar a moverse. Sus pasos eran algo más ligeros, pero así nunca atraparía a Gregory.


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Tras varios días de intensa preparación Goku logró moverse con la misma soltura con la que se movía en la Tierra. Corrió hacia Gregory y le logró atrapar, ante los ojos atónitos de Kaito.

—Muy bien Goku, estoy dispuesto a entrenarte.

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Después de varios meses Bulma, Krillin y Yamcha habían logrado reunir casi todas las bolas del dragón, solo faltaba una.

—Según el radar la última bola se encuentra en esa montaña —Bulma señaló una alta montaña—.

—Volaremos por encima de la montaña y de donde venga la señal más fuerte comenzaremos a buscar —propuso Krillin—.

—Perfecto —contestó Bulma—.

Sobrevolaron la alta e imponente montaña. La señal del radar se hacía más fuerte según se iban aproximando a la cima. Cuando llegaron a lo más alto Bulma bajó del helicóptero, radar en mano para buscar la última bola.

La cima estaba cubierta por una espesa capa de nieve. La señal del radar era muy fuerte bajo sus pies. Apartó la nieve y logró encontrar la bola de dos estrellas, la última que faltaba.

—Por fin las logramos reunir, ahora podremos resucitar a Goku —Krillin estaba muy emocionado con la idea de poder resucitar a su amigo—.

—Vayamos a la Kame House en cuanto antes —propuso esta vez Yamcha—.

Yamcha, Krillin y Puar subieron al helicóptero y volvieron a la casa del maestro Roshi.

—¿Qué tal os ha ido? —preguntó el maestro—.

—Ya tenemos todas las esferas del dragón —respondió Krillin—.

—Entonces ya podemos resucitar a Goku.

—Hermano, tengo un mensaje para vosotros —anunció Baba la Vidente, la hermana del maestro Roshi. La mujer llegó volando sobre su bola de cristal—.

—Hola amigos, estoy en el planeta de Kaiosama del Norte entrenando. Todavía quedan dos meses para que vengan los Saiyajins. Quiero que me resucitéis en cuanto vengan, quiero aprovechar al máximo mi estancia en el otro mundo. Adiós amigos, pronto nos veremos —concluyó Goku—.

—Espero que Goku venga aún más fuerte, esos Saiyajins son muy fuertes —el maestro suspiró—.

—Espero que Seitai esté bien —comentó Bulma algo preocupada—.

—Lo mejor será que guardemos las bolas de dragón en el templo de Kamisama —sugirió Krillin—.

—Vayamos allá entonces —respondió Yamcha—.

Fueron hasta el templo de Kamisama. Él estaba junto a Popo, su ayudante.

—Buenos días señor, venimos a guardar aquí las bolas del dragón Shenlong, para protegerlas hasta su uso —comentó Krillin cortés—.

—Popo, guárdalas dentro. Veo que estáis entrenando muy duro, espero que logréis vencer al mal.

—Gracias señor —respondió Yamcha—.

Tras un rato hablando con Kamisama todos fueron de vuelta a la casa del maestro Roshi. Bulma se fue directa a la cama, habían sido unos largos días buscando las bolas de dragón por todo el mundo y había descansado muy mal. Pronto se volvería a reunir con su familia de nuevo.

Más que amigos |DBZ Fanfic| GokuxBulmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora