𝐎𝟏

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—Mi error-yoi

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—Mi error-yoi.


El hombre de gran túpete corría apresurado hacia el Moby, su misión, no encontrarse con Marco, pues este sin duda iba a cuestionarle por su hermano menor y no desea recibir un golpe por no haber cuidado bien al pecoso.

Su objetivo era encontrar a Deuce, primer oficial de Ace y mejor amigo, tal vez este podría ayudarlo.

Se escondió entre barriles y cajas hasta llegar al pasillo que lo llevaría a la enfermería, de puntillas fue acercándose y con rapidez abrió la puerta, bendijo mentalmente al encontrarse de primera con el joven aprendiz de medicina y no con alguna enfermera, quienes sin duda lo hubieran sacado a patadas o hubieran llamado a Marco.

—Oh Thatch-san, ¿puedo ayudarle en algo? —Cuestiona el joven peli azul dejando de lado su papeleo para mirar confundido al cocinero.

—Bueno, sin duda necesito tu ayuda. —Con lentitud se acerca al escritorio del joven y se agacha levemente para estar a su altura y soltar la bomba. —Perdí a Ace.

Deuce abre la boca incrédulo ante la confesión y antes de que este por cuestionar, la puerta de la enfermería es pateada dejando ver a un molesto Marco.

—¡¿Qué tu qué-yoi?!

—¡Aaaaay!

. . .

—¿Crees que cayo en este hoyo?

El cocinero, con un gran moretón en su mejilla derecha, asiente ante la pregunta de su hermano de cabellera larga.

Marco a un lado y de brazos cruzados, miraba el hoyo con una ceja alzada, analizándolo en total silencio; y a su lado se encontraba un Deuce que se mordía las uñas ante la preocupación por su mejor amigo, la idea de abandonar la tripulación se hacia cada vez más grande y todo por culpa de Ace que ni por un día puede dejar de meterse en problemas.

—¿Qué crees que deberíamos de hacer Marco? —cuestiona Izo mirando a su hermano rubio.

—Creo deberíamos lanzar una piedra para saber cuan profundo es.

Todas las miradas se posan en el más joven, quien desvía la mirada avergonzado por haber respondido él la pregunta que era dirigida a su maestro.

—Hagamos lo que dijo Deuce.

Thatch asiente y con rapidez busca una piedra, al encontrar una mediana y que sin duda podrá causar ruido, se acerca de nuevo a donde yacen los otros rodeando el hoyo, a la señal de Marco, deja caer la piedra y los cuatro esperan pacientemente.

Izo frunce sus labios al no lograr captar ningún sonido, lo cual da entender que el hoyo es profundo.

—No suena. —remarca lo obvio Deuce.

𝐀𝐧𝐨𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐖𝐨𝐫𝐥𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora