Only you - [Seriham] || 𝗖𝗥𝗔𝗩𝗜𝗧𝗬

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟒

Serim estacionó el auto frente a la casa del menor pero ninguno bajó del auto.

—Deberíamos ir por golosinas—dijo el Omega mirándolo.

—Tienes que descansar tú.

—Sólo fue un golpe en el rostro, Serim.

—Sí, golpe que te dejó morado el rostro y te noqueó, que te llevaron al hospital y tuvieron que hacerte un estudio para ver que nada estuviera roto— Wonjin rodó los ojos.

—No es para tanto.

—Es para mucho. Si a ti no te importa a mí sí, así que tú entrarás a tu casa y me esperarás ahí con muchas películas que quieras ver, mientras yo iré al supermercado a comprar todo lo que se atreviese por mi camino.

—Mi mamá preguntará sobre la fiesta y sobre esto—dijo señalando su rostro, Serim suspiró.

—Dile que no iremos y que te pasó eso por defender a un chico.

—Bien—aceptó—, pero asegúrate de comprar muchos paquetes de esas bolitas rojas con gomita adentro.

—Son asquerosas, se te pegan a los dientes.

—Entonces no te atrevas a regresar, Park— Serim rió tomando suavemente el mentón del rizado para acercarlo a él y depositar un beso en sus labios. Wonjin sonrió alejándose sólo un poco para mirarlo a los ojos—. No vas a convencerme con un beso.

—¿Tal vez con dos?—preguntó dejando otro beso sobre sus labios. El Omega rió.

—Compra unas para mí—dijo con un puchero.

—¿Y después así piensas que te voy a besar?

—Pues no me beses, problema resuelto— Serim sonrió alejándose de él.

—Compraré algunas— Wonjin sonrió, se acercó al Alfa dejando un beso en su mejilla y abrió la puerta.

—No tardes.

—No lo haré.

Ham bajó del automóvil y caminó a la puerta de su casa. Cuando estuvo frente a ésta, dio media vuelta para mirar al mayor, le sonrió y agitó su mano cuando lo vió alejarse de la casa.

Entró con una pequeña sonrisa en su rostro encontrándose con su madre bajando las escaleras, la mujer lo miró y soltó un gritó al ver su rostro.

—¡Por Dios, Wonjin, ¿qué te pasó?!—preguntó corriendo a él sin importarle mucho que su vestido se arrastrara un poco. Llegó a su hijo con preocupación notable y tomó su cara entre sus manos.

—Estoy bien.

—No lo estás, mírate, ¿quién te hizo eso? ¡Meteremos una denuncia!— Wonjin rodó los ojos y negó.

—Fue un accidente, habían dos tipos golpeándose y había un chico temblando de miedo, intenté detenerlos y no salió nada bien.

—¿Quiénes eran esos chicos? ¿Por qué te preocupas por desconocidos? ¡Mira cómo te han dejado, Ham Wonjin!

—No sé quiénes eran—mintió por su propio bien y el de sus amigos—, y ese chico estaba temblando, estaba todo pequeñito y tuve que ayudarlo, pero ya está, no pasó nada más.

—¿Y te llevaron al doctor?

—Sí, de ahí vengo.

—¿Viniste en taxi? ¿Ninguno fue cómo para traerte? ¿Por qué no hablaste avisando?

—Serim fue por mí—respondió suave—. De hecho, él me trajo.

—¿Ya se fue?

—Fue a comprar cosas al supermercado.

—No puedes ir así a la fiesta, debes descansar.

—No iba a ir de todos modos, Serim fue por cosas y nos quedaremos a ver películas.

Su madre asintió: —Ni se te ocurra hacer cochinadas en mi sala, Edward, porque si me enteró que hiciste algo te irá muy mal.

—¡Mamá!—exclamó con las mejillas sonrojadas, la mujer rió.

—También fui joven, Wonjin, sé lo alteradas que pueden estar tus hormonas ahora. Además has espantado a Serim llamándolo desde el hospital, cuando la adrenalina baje debe sacar el estrés con algo y tendrán la casa para ustedes dos un buen rato, sólo digo que si piensas hacer algo con él vayan a tu habitación.

—Ay por Dios—jadeó Wonjin sintiéndose incómodo—, subiré a cambiarme—la Omega rió suave.

—Tu padre tiene preservativos en la mesa de su lado de la cama.

—¡Por favor, ya basta!—pidió caminando rápidamente con dirección a su habitación. Escuchó la risa burlona de su madre y cerró la puerta detrás de él.

Se sentó en la cama y soltó un suspiro, había sido un tanto incómodo, pero su madre tenía razón, Serim había tenido mucha adrenalina en su cuerpo y cuando comenzará a irse iba a comenzar a soltar feromonas que muy probablemente alterarían su estabilidad, comenzaría a soltar feromonas también y no está seguro si podría resistirse. Serim olía jodidamente bien todo el tiempo, si su olor se hiciera más fuerte probablemente con un sentimiento fuerte olería mucho mejor y eso sería la mejor parte, la peor sería que por el estrés, alguno de los dos entrara en celo.

•••

Serim estacionó su automóvil frente a la casa de los Ham dándose cuenta que el auto de los padres del Omega ya no estaba estacionado, por lo que obviamente ellos ya no estaban.

Tomó las bolsas con una mano y bajó del coche, caminó a la puerta apretando el botón para ponerle el seguro al auto y tocó el timbre.

Esperó sólo unos segundos antes de que la puerta se abriera frente a él revelando al bonito Omega de ojos esmeralda, sonrió cuando el menor se hizo a un lado para dejarlo pasar con una sonrisa diminuta en sus labios y las mejillas sonrojadas.

—Vi que tus padres ya se fueron.

—Sí, casi acaban de irse.

—¿Te vieron eso?—preguntó.

—Sí, le dije a mamá que habían sido unos chicos cualquiera.

—Mentir es malo, yo les diré la verdad.

—No, de por sí no les agrada Woobin, si se enteran que fue él mucho menos.

—¿Hay alguien a quien sí le agrade ese tipo?—Harry sonrió.

—A mí me agrada.

—Eres el único.

—Si tan sólo lo conocieras...

—Yo no quiero llevarme bien con el idiota que lastimó a mi Omega, gracias.

El rizado lamió sus labios con nerviosismo pues era la segunda vez en el día en que Serim se refería a él como su Omega cuando tenían una conversación casual y repentina, una que no podría planear sus diálogos, así que Serim realmente pensaba que estaba en él como su Omega.

Podría gritar de felicidad.

Pero no lo hizo; en cambio, caminó al Alfa y lo tomó del cuello para darle un beso en sus labios más largo de los que se habían dado en el auto del mayor. Serim se sorprendió, pero lo tomó con una mano de la cintura y lo acercó a él. Wonjin rió sobre sus labios cuando Serim lo jaló a él envolviendo su cintura con una sola mano.

—¿Y si mejor vemos las películas en mi habitación?—preguntó con las mejillas sonrojadas una vez se separaron de los labios del otro.

Serim lo miró fijamente y asintió.

—Me parece perfecto.