Zoe llegó de Nueva York a París solo para ser rechazada cruelmente por su media hermana mayor Cloe. No obstante la mera precencia de Zoe le arrebató todo a Cloe; Sus colegas, su estatus de super heroína y ahora va por más, lo último que le queda.
— Entonces ¿Qué te gustaría? – Preguntaba el peluquero – ¿Un tinte, un nuevo corte?
— ¿Puede dejarme así? – Le consulté dándole una foto del peinado que quería.
Él examinó la fotografía y se la llevó.
— Enseguida.
Buscó encima de la cónsola entre sus múltiples artilujios para la estética y tomó de allí una afeitadora y rasuró mi nuca y otras partes laterales de mi cabeza, dejándome una semi cresta.
Aprecié mi cambio de nueva complexión estética, jugueteando un poco con el, estaba asombrado.
— Gracias, señor.
— No hay de qué.
— ¡Waw, hijo! – exclamó mi papá – Te ves asombroso – me abrazó y me estrujó con los nudillos.
— ¡Papá!
— Ya estás hecho todo un rocker, listo para recorer el mundo con tu padre.
Cloe:
Zoe estaba muy entristecida en su habitación, no quería que estuviese así, entré de manera optimísta.
— Hola, hermanita.
— Cierra la puerta – Me pidió con reposando la cabeza sobre su escritorio.
Creo que fue una mala idea entrar con toda esa energía.
— Oye, sé que estás triste, pero...
Un movimiento sismicó nos estremeció.
— ¡Muevanse! – Nos gritó Chatnoir – Hay un sentimounstruo cerca, tienen que venír conmigo todas.
Chatnoir entró en la habitación y nos sujetó a las dos.
— ¡Espera! – Le grité.
Él saltó por la ventana con nosotras en brazos.
— ¡¿Que hay de mis padres y los huéspedes del hotel?!
— Los otras héroes ya se están ocupando de ellos.
Vi una réplica del hotel no muy lejos mientras que estábamos en el aire.
— Eso fue obra de Renna Rouge ¿Cierto? – Preguntó Zoe.
— Así es.
Chatnoir nos dejó junto a una cáfila de personas.
— Por favor, quedénse conmigo – Dijo Carapace – En caso de emergencia yo activaré un escudo para protegerlos.
Zoe:
Ladybug me sujetó de la mano y me llevó con ella.
— Necesito que te lo pongas.
Me entregó el miraculous de la abeja, yo asentí y me transformé.
— Todo dependará de tí.
Para salvar a París paralicé al sentimounstruo.
De inmediato las personas comenzaron a titurear, gritando mi nombre y esa clase de cosas.
— Eh…
— Es tu momento de brillar – Me dijo Viperion saludando.
— ¡Gracias, Paricinos! – Yo también saludaba.
Nadya Chamag con un micrófono y unos camarógrafos siguiéndole de cerca.
— ¡Vasperia! – Me dijo – Por favor, danos una exclusiva, todo París te está observando.
— Bueno, yo…
Escuché un grito a la distancia que se me aproximaba por la espalda.
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— ¡Oye tú! – Me gritó Cloe.
— ¡¿Señorita Burgois?! – Exclamó Nadya.
— ¡Tú nunca te emocionabas así cuando era Queenbee!
— Por favor, relájate – Sugierió Viperion.
— ¡Y tú! – Me sañaló a mí – ¡¿Qué te hace mejor Queenbee que yo?!
Viperion la sujetó y se la llevó mientras ella continuaba gritando y forcejeando.
(•••)
Luego de una lucha así me tiré en la cama muy agotada.
— ¡Zoe querida! – Me llamó mi mamá.
— ¿Sí mamá?
— ¡Ah! Qué espanto, te ves horrible, vamos a arreglarte ese cabello.
— Mamá, ahora no.
— ¿Entonces no te despedirás de Luka?
— ¿Qué?
— Tu hermana me dio la idea.
Cloe se sentó a mi lado.
— Pero Luka ya tomó si desición.
— ¿Y eso qué? – Preguntó Cloe – No eliminará tus sentimientos por él.
— Pero creí que tú…
— No te preocupes por mí, ya encontraré a alguien más, además, leí por ahí que la sangre no se convierte en agua – Ella me abrazó – Seguirás siendo mi hermana me guste o no – Lo último me los susurró – Ya encontraré a alguien más.
Mi mamá me llevó en el elicóptero mientras me arreglaba el cabello, y aterrizó frente a la casa de Luka, él salió de allí.
Yo bajé rapidamente.
— ¡¿Zoe?! ¿Qué haces aquí? Ya voy a partir.
— No me digas que eres de los que le temen a las relaciones a distancia.
— Pero tú y Cloe…
— Ella quiere que estemos juntos.
Luka volteó a ver a Cloe, ella los saludó y asintió.
— Zoe, yo no sé que.
Lo besé impulsivamente, él me abrazó, luego Zoe se nos acercó y nos separó.
— Bueno, bueno, ya fue suficiente. Si quieren llegar a tiempo al aeropuerto será mejor que nos vallamos ya.
— ¿Cómo dices? – Preguntamos en unísono.
— Mamá accedió a dejar que los llevaramos, despué de todo, yo me iré a Nueva York con ella.
