Oportunidad.

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El fin de semana duró tanto como un fósforo en mantenerse encendido

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El fin de semana duró tanto como un fósforo en mantenerse encendido.
No supe nada de mis compañeros de clases, mi mamá evitó contarme acerca de su cita con el director y mi papá se la pasó todo el rato viendo cualquier partido de fútbol que pasaran por la televisión -incluso aunque no eran de su club favorito-.
Era evidente que algo no andaba bien entre ellos dos, pero no me atreví a preguntar.

Ahora me encontraba en el "taller de literatura" observando como Elías acomodaba las sillas de manera tal que formarán un círculo en el medio del aula mientras esperábamos que lleguen Caterina y Ped.
Tengo que admitir que me encontraba algo nerviosa, recordar la calidez y seguridad que Pedro me transmitió con su abrazo me inquietaba. No creía estar lista para verle.

—Disculpen la tardanza. —dice el chico de mis pensamientos haciéndose presente junto a Caterina.

Elevé mi mirada hacía ellos y noté como Ped me miró para luego desviar su vista hacia cualquier otra parte ¿Es impresión mía o también está nervioso?

—No pasa nada. —respondió Elías sentándose en una de las cinco sillas que colocó formando un círculo. —Tomen asiento, hoy hay que discutir cuestiones importantes. —añadió con una expresión bastante seria.

Todos cedimos ante su indicación, incluso yo que estaba sentada sobre el escritorio esperando a que llegaran.

Caterina se sentó a mi lado, dejando su mochila entre sus piernas y sin que nadie le dijera nada sacó una carpeta del interior de esta.

—Encontré el lugar que describiste el otro día. —informó la morocha entregando a Elías el objeto en sus manos. —Pero no va ser sencillo llegar ahí.

Honestamente no tenía idea de qué estaban hablando.

—¡Lo importante es que existe! —habló Ped con entusiasmo.

Me mantuve en silencio dedicándome a mirar y escuchar a quien hablaba.

—Muy lejos. —se quejó la chica formando una mueca con sus labios. —Además queda casi en medio de un bosque.

Mientras ellos conversaban, Elías se dedicaba a mirar el contenido en la carpeta y no me abstuve de echarle un ojo. Eran varias hojas en dónde se podía ver la fotografía de una enorme casa que parecía bastante moderna, había cierta cantidad de texto que no llegaba a leer, un mapa en dónde se distinguía espacios verdes y otra imagen en dónde se observaba la misma casa, pero se podía ver más sus alrededores el cual parecía un enorme campo.

—Tu moto no va aguantar. —escuché decir a Caterina que aún hablaba con Ped.

—Es cierto, necesitamos un auto si queremos ir allá. —intervino Elías despegando su vista de aquellos archivos.

Me encontraba bastante confundida, ni siquiera sabía porqué querían ir a ese lugar.

—¿Alguien puede ponerme en contexto? —me atreví a preguntar cruzándome de brazos.

SIN DESCUIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora