¿Expectativa o realidad?

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—Entonces ¿Cómo dijiste que se llama la chica que te tiene loquito? —preguntó por tercera vez Matías quien conducía al punto de encuentro que acordamos con Elías y el resto de su grupo

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—Entonces ¿Cómo dijiste que se llama la chica que te tiene loquito? —preguntó por tercera vez Matías quien conducía al punto de encuentro que acordamos con Elías y el resto de su grupo.

—Soff...—respondí algo fastidiado. No me malinterpreten, estoy agradecido con mi amigo por ofrecerme su ayuda, pero me es incómodo  hablar en voz alta acerca de mis sentimientos.

Me encontraba en el asiento copiloto, recargado sobre el cómodo respaldar al cual mi amigo le puso una tela de peluche, no me disgusta, pero se me hace poco usual.
Estoy emocionado por emprender este viaje, aguardar al sábado se me hizo eterno  ¡Esperar hasta el mediodía fue una locura! Aunque ya está, ya estoy aquí de camino a pasar todo un fin de semana junto a mi chica y está vez vine preparado.

Es sorprendente lo mucho que se pueden aprovechar los días para ensayar cómo comportarse ante diferentes situaciones. Me costó pensar los posibles escenarios en que Soff y yo podríamos vernos envueltos, pero al final dejé volar mi imaginación y puse en marcha mis habilidades de escritura para armar unos cuantos guiones.
Los tengo todos memorizados.
El primero es simple: bajar de la 4x4, caminar hasta ella y saludarla. Luego pedirle que se siente a mi lado, me gustaría compartirle una playing que diseñe exclusivamente para nosotros.
¿Qué pasa si dice que no? Bueno, tengo un plan B para ese caso. Tranquilos ¡No voy a exigirle! Sólo usaré el viejo truco de que sentarme adelante demasiado tiempo me marea.

Veníamos escuchando en la radio una canción que no tenía idea de cuál sea su nombre, solo sé que siempre repite el mismo verso.
Matías puede ser atractivo, carismático, divertido e increíblemente popular, pero tiene un pésimo gustó musical.

—Llegamos. —exclamó mi amigo mientras estacionaba.

Observé con emoción por la ventanilla esperando ver a Soff junto a sus compañeros del taller, hasta que me llevé la terrible sorpresa de no hallar su hermosa figura entre los presentes.
Algo iba mal…

Ambos bajamos del vehículo. Centré toda mi atención en encontrarla, definitivamente ella no estaba ahí, lo cual no venía escrito en ninguno de los escenarios que imaginé ¿Cómo se suponía que debía seguir ahora?

Tal vez lo principal era mantener la calma y averiguar el motivo de su ausencia, la situación comenzaba a provocar en mi interior un asqueroso sentimiento. Uno que me cuesta describir con precisión porque nunca antes lo había sentido. Era como si te patearan el estómago y arrancarán una parte de tu pecho, dejando un doloroso vacío.
Mis manos estaban temblorosas, supongo que eso significaba que mi cuerpo nuevamente me estaba jugando la mala pasada de hacerme  sentir nervioso. Jamás entenderé porqué me pasa esto.

—¿Estás bien?— digamos que regrese al mundo real encontrándome con las reconocibles pupilas azules de Caterina, quien me tomó de los hombros para llamar mi atención. —Pareces tembloroso. —añadió.

¿Tanto se notaba?

Casi todo el club de literatura nos miraba. Incluso Matías que al parecer ya se había presentado.

SIN DESCUIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora