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Me escabullí de la sala al pasillo, donde estaba mi habitación, entre y camine a mi armario buscando una caja de zapatos con el contenido que buscaba, al dar con ella pude sonreír tranquilo y sacar un cigarrillo de su contenedor y llevarlo a mis l...

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Me escabullí de la sala al pasillo, donde estaba mi habitación, entre y camine a mi armario buscando una caja de zapatos con el contenido que buscaba, al dar con ella pude sonreír tranquilo y sacar un cigarrillo de su contenedor y llevarlo a mis labios mientras caminaba a la salida de mi cuarto abriendo la puerta para poder ver frente a mí puerta una mata de cabellos cafés y unos pocos mechones revueltos en la parte del frente.
Le mire y el solo sonrió, extendiendo un encendedor a mí dirección yo acepte y avance poco a poco al final del corredor donde había un pequeño balcón, a pesar del frío de la noche esto era mejor que no poder dormir o mi ansiedad. Hanma se sentó junto a mí mientras también sacaba un cigarro y lo encendía, ambos compartíamos este momento en absoluto silencio, una bastante tranquilo, esperando a que la cuota de nicotina fuera suficiente para nosotros.

—Debo admitir que nunca pensé que fumarias— una calada a su cigarro mientras me miraba, yo solo contemplaba la Luna.

—Y yo nunca pensé que desafiarías a Kisaki— un sonido de queja salió de su boca y yo solo solté una pequeña risa. 

—¿En qué estás metido Hanagaki?— Preguntó y está vez le mire curioso, tratando de interpretar su mensaje pero el solo me miro y dejo salir una gran cantidad de humo sobre mi rostro—, hace unos días, un tipo fue a buscarte a mí lugar de reunión— deje el cigarrillo a un lado, apagándolo y yo alcé una ceja tratando de analizar todo lo que el decía— preguntó por ti, dijo que necesitaba hablar contigo sobre unos negocios.— Finalizó, al igual que yo, apagó el cigarro y se levantó para luego entrar a la casa y dejarme solo en el lugar.

—¿Quién mierdas...?

Era la tercera llamada de un número desconocido a mi celular, esto empezaba a ser cada vez más molesto, durante días me habían estado llamando sin parar, la primera vez que conteste dijeron que había sido una puta broma pero desde entonces los lla...

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Era la tercera llamada de un número desconocido a mi celular, esto empezaba a ser cada vez más molesto, durante días me habían estado llamando sin parar, la primera vez que conteste dijeron que había sido una puta broma pero desde entonces los llamados no faltan. Solté un suspiro mientras miraba la pequeña pantalla del celular plegable y el número en esta mientras el aparato hacía en sonido indicando que alguien me llamaba, suspire molesto pero aún así tome el celular y conteste. 

—¿Quién mierdas habla? Juro que si llega a ser otra puta broma te buscaré, te encontraré y te cortare ambas manos jodido hijo de puta— hablé tranquilamente mientras atendía el teléfono. 

Del otro lado de la línea solo se escuchó una pequeña risa y alcé una ceja, ahora dudoso— quisiéramos reunirnos contigo Hanagaki san— la voz fue tranquila y amena, nada comparado a la risa infantil de hace un momento—, veámonos a las cuatro frente a la estación de Shibuya, sabrá quien soy cuando me vea. 

Y tras eso colgó, dejándome con la incertidumbre de quien era, así que si, sí iría a la que es mi posible ejecución pública, solo tenía que faltar a clases hoy.





O eso pensé pero ahora tengo a Hakkai y Chifuyu sobre de mí como garrapatas que no se pueden extinguir, a mí lado estaba Kisaki, junto a el estaban Hanma y Kazutora charlando un poco más amistoso y un tanto más lejos de nosotros se encontraban Kakucho e Izana. Suspire derrotado, tal vez debería de esperar un poco y luego solo ir a Shibuya. 

Aunque de alguna manera estar así era bastante agradable, hasta cierto punto era asfixiante, estar rodeado de tantas personas hacía que quisiera fumar aunque supiera que era malo para mí, nunca bebí alcohol, no era de mi agrado, bastante amargo algunas veces; bueno no tomaba al menos que me sintiese realmente jodido con lo que pasaba a mí alrededor y esas mierdas, nada grave para mí supongo. 
Aunque odiaba el vino tinto, la respuesta era bastante sencilla incluso hoy día si lo pensaba bien, fue la bebida favorita de Mikey y el tomaba ese caro licor después de follarme sin parar, eso era jodidamente asqueroso, o cuando Mucho y los gemelos Haitani me torturaban el gozaba con plenitud de aquello como si nada, con una copa en su mano mientras me veía gritar y llorar de dolor, si me preguntaran a que Manjiro odio más tal vez esa sería la respuesta, odio al líder de Boten, no el que trabajaba con Izana sino el que lloraba a solas e su cuarto por su hermano muerto a causa de una bala, odio al Manjiro que me disparo tres veces en el cuello y luego me hizo pensar que el podía cambiar, pero poco a poco me fui dando cuenta de que tal vez eso no era así y sin embargo aquí estaba, en el pasado tratando de cambiar algo que tal vez no se podía cambiar. 

Me levanté de mí lugar junto a Chifuyu y Hakkai bajo la atenta mirada de Izana y Hanma quienes ahora vigilaban todos mis movimientos, en especial Shuji quien sabía que estaba metido en cosas tardes. 

—Me voy chicos, pedí permiso para faltar a la mitad del último periodo y se me dio, tengo cosas que hacer— camine a la puerta de la azotea y la abrí para poder marcharme del lugar, ninguno contesto y yo solo salí del lugar y bajar las escaleras hasta el piso donde estaba mi salón de clases.

Tome mis cosas y salí del salón para luego ir a la salida de la escuela y presentarle mi reporte al guardia de seguridad de la escuela quien al verlo me abrió la puerta y me dejo salir, cruce la reja y ahora era un alma libre, o bueno algo, pero las ataduras del colegio ya no estaban presentes, solo tenía que ir al lugar del encuentro y todo estaría bien para mí, o eso creo.









Nota final: 

Uy, me tarde, lo sé pero es que, escribir a Takebb traumado es difícil, de verdad y estos tiempos son de sequía imaginaria, so, tiempos duros para nosotros, en fin, espero y estén bien y esas cosas, cuídense, ciao. 

🦋✨


Hasta MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora