Capítulo 16

4 0 0
                                    

La siesta se había ido al diablo producto del percance con mi feminista millonaria y me di mi tercera ducha del día. Evka me la había chupado y aquello lo ameritaba, puesto que uno nunca sabía lo que podía llegar a ocurrir, yendo incluso más allá de mi tercer confrontamiento sexoso del día. No tenía ningunas malditas ganas de salir hacia el bar clandestino sanitario pero ahí estaba, haciendo un esfuerzo y tragandome otra maldita píldora roja para poder sobrevivir y así tener fuerzas y cumplir con mi trabajo que daba la impresión de que no se iba a terminar nunca. Me puse unos jeans negros ajustados y una chaqueta también negra y ajustada y acudí al estacionamiento. Ahí estaba Carok, así como confundido buscando algo.


— ¡Bruck! —Me dijo, en cuanto me vio— ¿Cómo estás? 


— Bien —Respondí, chocándole el codo—. ¿Que haces por acá?


— Te estaba buscando, wey. Necesito hablar urgentemente contigo. 


Me dio algo de nervios aquella cercanía tan inesperada como repentina. Daba la impresión de que todo el mundo sabía dónde vivía. Últimamente me daba con que aquellos ojos de rata almizclera querían algo de mí y que mi lucha consistía precisamente en no darle aquello que él me pedía, puesto que en cualquier momento podía quitármelo todo.


— Básicamente quería pedirte disculpas —Dijo— Sé que la otra noche estuve mal. Por eso mismo quería recompensartelo.


Más o menos ya entendía a qué se refería con eso, puesto que el desmayo no había sido casualidad. Sin embargo ya no me importaba. 


— Ya ni me acordaba —Respondí, pensando en salir rápido de aquello— ¿Vas al bar?


— Por supuesto que sí.


Subimos a mi coche. Carok se apoderó del equipo de música y sintonizó una radio que pasaba música tecno. Pasábamos por las calles más lindas de la ciudad y por primera vez en mucho tiempo estuve consciente de que no tenía verdaderos amigos. La vida iba pasando y ya yéndose y yo estaba ahí más preocupado de otros asuntos mientras aquel vacío de camaradería prácticamente se iba cicatrizando producto de otros varios vacíos de orden más superficial. 


— Como te decía —Dijo Carok, encendiendo un cigarro sin darse ni siquiera el tiempo de preguntarme, puesto que yo mismo evitaba fumar dentro del coche— Quiero recompensarte. ¿Aún esperas una cita con la gobernadora de la ciudad?


— Creo que no —Respondí, optando por conservar la distancia ante aquel escenario, puesto que era evidente que aquellos ojos de rata almizclera querían algo de mí. 


Por suerte el camino hacia el bar clandestino sanitario era bastante corto yendo en coche y por fin llegábamos al recinto que, a diferencia de la vez pasada, estaba atiborrado de gente.


— Espera que ya te consigo mesa —Dijo Carok, alejándose rápidamente en dirección hacia la barra.


Me di unas vueltas por el lugar y encontré casi de inmediato lo que buscaba, en mucho menos tiempo del cual pensé que iba a emplear.


Se veía hermosa sentada ahí con aquel veraniego vestido verde que llevaba.


— ¡Bruck! —Me dijo Doniv, en cuanto me vió.


Se puso de pie y me abrazó largamente. Era la tercera personalidad de ella que conocía en menos de una semana y pensar en eso me perturbó bastante, pese a que ella no era de ese tipo de presencias que solían incomodarme.


— Disculpa —Me dijo, tras sacar sus brazos de mi cuello— Vas a creer que estoy loca por como te he tratado hoy. ¿Me disculpas por favor?


Al servicio del poder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora