Mi Alma Quebrantada

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐 - 𝐓𝐮 𝐍𝐮𝐞𝐯𝐚 𝐕𝐢𝐝𝐚

14 𝑑𝑒 𝑂𝑐𝑡𝑢𝑏𝑟𝑒 𝑑𝑒𝑙 2009

Una vez que Sarah tenía 7 años, en el mes de Octubre, su madre y ella decidieron despejarse un poco después de la terrible ruptura que había acabado con el matrimonio de sus padres hace dos años atrás, por lo tanto, debían seguir con sus vidas para salir adelante juntas.

Lo que no se esperaba, es que ese día habían viajado a Chicago por unas semanas de vacaciones, a lo que la madre de Sarah conoció a un caballero llamado Oliver, quién tenía un hijo llamado Ethan, a la cual Sarah y él no se llevaban para nada bien, pero debido a las diversas juntas que realizaban sus padres entre ellos, tuvieron que ir obligados a acompañarlos hasta que su madre se había enamorado del padre de Ethan, quién estaba soltero de hace mucho tiempo debido a que su antigua esposa había sufrido un terrible accidente, a lo que tuvo que cuidar a su hijo todo este tiempo.

La relación se volvía cada vez más estable hasta que después de un año, formalizaron su relación hasta casarse. La madre de Sarah no tenía la misma economía buena como cuando estaba casada con su antiguo marido; y Oliver, su prometido actual no ganaba mucho, por lo que al momento de casarse, compraron un departamento, no era tan pobre el lugar, pero tampoco estaba lujoso, aunque no interesaba eso en ese momento, sino que lo más importante era tener un hogar en el que podrían vivir el resto de sus vidas.

Con el tiempo, la economía de la familia iba decayendo poco a poco hasta que la madre de Sarah se iba desgastando, por lo que ahora no trabajaba al ser despedida de su empresa, debido a que sus socios habían jugado sucio mientras trabajaban, ganando dinero extra gracias a la corrupción que habían establecido en el lugar, pero Rebecca nunca se percató de los fondos de dinero de la empresa hasta que un día le llegó la notificación de renuncia a su empleo por malos tratos en la compañía, por lo que sus socios fueron más listos y le echaron la culpa a ella, así despidiéndola totalmente de allí, por lo que ahora la mantenía su esposo y se consideraba una ama de casas.

Mientras que Sarah iba a la primaria, siempre se divertía junto a sus amigas: Isabella, Clare y Maddison, quiénes eran inseparables, hacían las tareas juntas, iban al parque, a veces disfrutaban de un delicioso helado en la playa, por lo que nunca tuvieron algún problema entre ellas.

Todas las noches, Sarah veía a su madre bebiendo cada vez más con cada día que pasaba hasta que en ese momento vió como sacaba una bolsa con polvo de tonalidad blanca de su bolsillo, su madre lo colocaba en la mesa y luego los ordenaba para después aspirarlos. Primera vez que veía a su madre así de mal, por lo que intentaba razonar con ella, pero solo lograba que ésta la insultara y le culpara sobre el divorcio que tuvo con su padre biológico hace tres años atrás, por lo que ella sabía que no estaba pensando con claridad, a lo que lo dejaba pasar por alto.

Su hermanastro Ethan siempre salía por las noches para ir a fiestas, aunque no le decían nada al respecto cuando llegaba ebrio o drogado en algunas ocasiones, por lo que podía hacer lo que él quisiera con su vida.

Luego de una noche tan fría, eran las 22:30 hrs. y Sarah se encontraba en su habitación abrigada bajo las sábanas de su cama, de repente escuchó un ruido afuera de su habitación, a lo que decidió ver que sucedía, una vez al abrir la puerta de su cuarto, salió para ver como estaba su madre, pero ella estaba tan drogada, que con ningún ruido o movimiento la podían hacer despertar, por lo que le llevó una manta, debido a que su madre se encontraba en el sofá toda dormida, entonces la abrigó.

Luego escuchaba que la llamaban por su nombre en aquella habitación a su derecha.

-Sarah, ven un rato -Le decía Oliver, su padrastro quién le pedía que se acercara a él -Necesito que me ayudes con algo cariño...

-Esta bien -Sarah se acercó hasta la habitación de él y éste le pidió si podía recoger algo debajo de un mueble, debido a que no lo alcanzaba del todo -No alcanzo a verlo papi -Le decía mientras trataba de colocar su mano para alcanzar aquel objeto.

El padrastro cerró suavemente la puerta de su habitación y procedió a colocarle pestillo para que nadie los molestara, se acercó a la niña en la cual estaba agachada para buscar supuestamente el objeto que le había dicho, pero que lamentablemente solo era un engaño para hacerla venir a su cuarto.

Levantó a su hijastra y ella le preguntó de qué sucedía, a lo que el tipo le respondió:

-No sucederá nada mi amor, te prometo que no te dolerá...

La recostó sobre su cama y empezó a bajarse los pantalones mientras no dejaba que la niña se escapara de allí, a lo que la niña empezó a gritar, pero éste fue más ágil y le tapó inmediatamente la boca para que no sospecharan los vecinos del departamento en el que vivían.

-Quédate quieta nena, será rápido..., papi lo hará sin dolor....

Y una vez al decirle aquello a su hijastra, aprovechó de inmovilizarla y le quitó sus pantaloncitos color rosa y le empezaba a tocar allí abajo para que una vez que se lo metiera, no le duela demasiado, asique le movía despacito y de vez en cuando se ponía un poco de saliva en sus dedos y le comenzaba otra vez a tocar allí, entrando cada vez más sus dedos y una vez que no pudo aguantarse las ansias de hacerlo, sacó su miembro masculino hasta que se vió completamente afuera y empezó a metérselo lentamente disfrutando cada momento en que lo hacía y la niña solo empezaba a llorar de la desesperación mientras que aquel hombre que ya estaba considerando llamarlo su "padre", la estaba abusando sexualmente mientras que ella no podía hacer absolutamente nada más que dejarse, debido a que no tenía la suficiente fuerza como para defenderse ni mucho menos podía gritar, ya que le había tapado la boca y aunque hubiera alguna manera en que pudiése gritar, seguramente los vecinos no llamarían a la policía ni mucho menos se enteraría su madre, quién se drogaba por las noches y tampoco se enteraría su hermanastro, quién también va a sus fiestas por las noches para divertirse, a lo que Sarah solo debía esperar a que aquella pesadilla termináse de alguna vez.