𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟖 - 𝐋𝐚 𝐂𝐚𝐛𝐚𝐧̃𝐚

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17 𝑑𝑒 𝐹𝑒𝑏𝑟𝑒𝑟𝑜 𝑑𝑒𝑙 2014

Faltaba poco para volver a clases, debido a que ya se estaban acabando las vacaciones de verano. Sarah no hizo mucho estas semanas, ya no era lo mismo como cuando tenía con quién disfrutar los días, por lo que en el fondo, extrañaba la amistad de sus amigas y la de Jake, el chico nuevo que fue con quién habló de sus cosas y la hizo sentir libre, pero sus amigas la traicionaron y su amigo la decepcionó, por lo que en parte sentía alivio de sacar a las personas que le hacían mal en su vida. Su padrastro seguía tocándola de vez en cuando, pero ya no tanto como las primeras veces, por lo que trataba de ir algún parque o a la playa para no toparse con él en casa.

Su madre había organizado un viaje a la cabaña de su tío, quién se encontraba en Boston, en una ciudad de Estados Unidos, así que fueron al aeropuerto para no perder el vuelo.

Luego de aterrizar en la ciudad, fueron directamente a la cabaña en la cual los recibió con un gran abrazo el tio Henry, una vez que se saludaron, fueron a dejar sus cosas en cada habitación.

Al abrir su habitación, vió como estaba bien adornado con peluches y las paredes con tonalidad rosada, a lo que a primera vista le encantó el lugar. Sacó su ropa de su maleta y la colocó dentro de los muebles ordenadamente.

Cuando terminaron todos de ordenar sus cosas en sus respectivos cuartos, empezaron a salir juntos. Primero fueron acampar por unas noches en la montaña que se encontraba cerca de la cabaña, luego hicieron una fogata e hicieron actividades allí. Después fueron a un parque de diversiones, en la cual se subieron a todos los juegos que se encontraban ahí, más tarde fueron a comer en una confitería en dónde comieron muchos dulces. Luego fueron a patinar en un patinaje de hielo, después fueron a una fiesta familiar en la cual la temática era disfrazarse de un personaje favorito de alguna caricatura en especial.

La pasaron bien durante esta semana, Sarah por primera vez pensó que las cosas les estaban saliendo bien.

Al día siguiente, tocaba ir a la playa, por lo que la madre de Sarah y su hermanastro no tenían traje de baño, por lo que el tío se ofreció para llevarlos a una tienda para comprarse uno.

Sarah fue rápidamente a su habitación para cambiarse de ropa. Había traído un bikini de tonalidad amarillo con rayas rosadas, lo que le hacía ver bonita.

Mientras se cambiaba, el padrastro entró sigilosamente a la habitación de su hijastra a lo que ella no se percató en ese instante. Cerró con pestillo la puerta y al ver a Sarah en bikini, hizo que se excitara tanto que no aguantó más y se abalanzó sobre ella.

Sarah al ver que estaba sobre la cama y su padrastro sobre ella, empezó a moverse para escapar, pero no pudo, por lo que él no dejaba que se moviera. Ella suplicaba, pero no le hacía caso, entonces empezó a gritar, pero éste le puso una tela en la boca y una cinta en sus labios para que dejara de hablar.

Entonces empezó a bajarle la parte inferior del bikini y le introdujo sus dedos dentro de ella, metía y sacaba rápidamente, luego mojó sus dedos para otra vez meterlos en ella moviéndolos de arriba hacia abajo mientras ella se quejaba del dolor. Luego los sacó y ahí fue cuando colocó las piernas de la pequeña sobre su cintura para poder meter fácilmente su miembro en él, la penetraba cada vez más fuerte hasta entrar totalmente en ella mientras apretaba sus pechos y la besaba constantemente.

Luego la dejó para que terminara de cambiarse y se fue de la habitación. Sarah no podía aguantar llorar por lo horrible que se sentía, por lo que se levantó de la cama y fue al baño para lavarse y sacar el resbaloso líquido blanco que estaba cubierta por toda su entrepierna.

Le dolía tanto, que prefirió no ponerse el bikini, entonces tuvo que cambiarse y se puso un vestido que era más cómodo para ella.

Una vez que su familia llegaron a la cabaña, encontraron a Oliver y a Sarah listos para ir a la playa, por lo que se apuraron en cambiarse los otros.

Todo el día la pasó mal, debido a que en verdad ansiaba con ir a la playa para nadar, pero eso se lo arruinó su padrastro.

Después quedaba un día más antes que se fueran a su casa en Chicago, por lo que ya no sabían que realizar en su último dia aquí. Por lo que se quedaron viendo el atardecer comiendo un helado cada uno. Era muy lindo la vista ahí, pensaba Sarah.

Después de unas horas ya estaban en el aeropuerto, de vuelta a su verdadera realidad.

Mi Alma QuebrantadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora