Entre en la cafetería, miré a mi alrededor, tratando de encontrar a Eric, pero no lo vi, tampoco logré ver a nadie con un delantal de camarero, ocupe mi sitio habitual y abrí el ordenador, esperando ver quién me atendería, un momento después alguien con un delantal se acercó, levanté la mirada para asegurarme que no fuera Erick.
—¿Qué desea? — preguntó un chico, era pelirrojo, lleno de pecas y ojos marrones, tenía un aire inocente que me hizo pensar que él no podía trabajar con Lyam, aunque como aprendí en mi entrenamiento, las apariencias engañaban.
—Café con leche— respondí con una sonrisa, él asintió y se marchó.
Empecé a trabajar en la aplicación, estaba terminada, pero podía mejorarla, me gustaba tener algo que hacer, algo que ocupará mis horas vacías, oí un sonido de tacones que reconocí y cerré lo que estaba haciendo, al levantar la mirada encontré a Liv, estaba muy arreglada, como era costumbre en ella, me fijé en que la marca de su mejilla había desaparecido, seguramente tras una capa de su perfecto maquillaje.
—Hola Liv.
—Hola— contesto sentándose junto a mí— me alegro de que fuera verdad lo de Erick— comento mirando al camarero— siendo sincera... Tenía miedo...
—No lo tengas, si ves algo raro o pasa algo tienes mi número en marcación rápida— le recordé, el día anterior había pasado por mi piso, aún inquieta por lo sucedido, contándome lo poco que había podido dormir, traté de darle tranquilidad.
—¿Tu chico es el dueño de esto? – preguntó, seguramente recordando cuando le dije que Lyam se aseguraría de que Erick no volviera a aparecer por la cafetería.
—Liv, no es mi chico— reí— conoce al dueño— ella me sonrió con las cejas levantadas, ignoré su expresión.
Pasamos la tarde juntas, Liv me obligó a acompañarla a ir de compras, era una chica a la que le gustaba verse bien, su familia era adinerada, y a pesar de que trabajaba como vendedora su familia le daba dinero mensual que solía gastar en ropa, maquillaje o zapatos según me había contado, trato de regalarme algo en agradecimiento, pero me negué, sus gustos eran muy femeninos e incómodos. Pasar tiempo con ella era realmente divertido, no hacía falta que actuara o meditar a que decir, su alegría era contagiosa y tenía un humor dulce e inocente.
Cuando llegamos a nuestro edificio ya había oscurecido, no pude evitar pensar en lo que había dicho Lyam, alguien estaría vigilando, durante el día, no había notado nada, eso me provocó escalofríos, tenía gente muy buena trabajando para él. Liv estaba abriendo la puerta del edificio cuando pude ver por el rabillo del ojo a alguien acercarse a paso rápido, antes de que llegara a nosotros otro hombre se interpuso en su camino.
—¡Zorra! —grito, reconocí la voz, Erick, el hombre que se había interpuesto, lo agarro alejándolo, otros dos aparecieron y ayudaron a llevárselo, ni siquiera la hora de verles el rostro.
—Liv— la llamé al verla en shock mirando a los 4 hombres que se alejaban.
—Estoy bien— respondió abriendo finalmente la puerta, entramos en silencio al ascensor, ella suspiró y me miró con una pequeña sonrisa— ¿Tu novio es millonario?
—No es mi novio— repetí, durante el día había dicho esa frase incontables veces, ella insistía en llamarlo así.
Al llegar a su piso nos despedimos, ella no dejó de insistir en agradecerle a mí "novio", la ignoré, subí al mío y en el momento en el que abría la puerta mi móvil sonó, lo saqué del bolso y leí en la pantalla "Lyam".
—Dime— conteste.
—Pon la alarma.
—¿Para eso me llamas? – pregunté haciendo lo que me acababa de decir.
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Latidos en Conflicto
Teen FictionKaida nació en una familia diferente a lo usual, creció como un soldado, casi no conoce el mundo, hasta ahora... Una misión, un claro objetivo, ¿Será capaz de cumplirlo sin dejarse deslumbrar por el mundo y sus nuevas experiencias? Lyam es un alma l...